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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 333Una de las diferencias importantes entre un movimiento totalitario y un Estado totalitario es queel dictador totalitario puede y debe practicar el arte totalitario de mentir más consecuentemente y enescala más amplia que el jefe de un movimiento. Esta es parcialmente la consecuencia automática<strong>del</strong> desarrollo de las filas de compañeros de viaje y es en parte debida al hecho de que lasdeclaraciones desagradables de un político no son tan fácilmente anuladas como las de un jefe de unpartido demagógico. Con este fin, Hitler decidió retornar, sin rodeo alguno, al anticuadonacionalismo que había denunciado muchas veces antes de llegar al pa der; presentándose como unviolento nacionalista, afirmando que el nacionalsocialismo no era «un producto de exportación»,tranquilizó tanto a <strong>los</strong> alemanes como a <strong>los</strong> no alemanes y dio a entender que las ambiciones nazisquedarían satisfechas cuando hubiesen quedado satisfechas las tradicionales reivindicaciones de unapolítica exterior alemana nacionalista: el retorno de <strong>los</strong> territorios cedidos en <strong>los</strong> Tratados deVersalles, el Anschluss con Austria, la anexión de las zonas de habla alemana de Bohemia. De lamisma manera, Stalin tuvo en cuenta tanto a la opinión pública rusa como al mundo no ruso cuandoinventó su teoría <strong>del</strong> «socialismo en un solo país» y arrojó a Trotsky la responsabilidad de larevolución mundial 71 .El sistema de mentir a todo el mundo puede ser empleado con seguridad sólo bajo lascondiciones de la dominación totalitaria, donde la calidad ficticia de la cualidad cotidiana torna a lapropaganda considerablemente superflua. En su fase anterior a la conquista <strong>del</strong> poder, <strong>los</strong>movimientos nunca pueden permitirse en el mismo grado ocultar sus verdaderos objetivos. Despuésde todo, se hallan concebidos para inspirar organizaciones de masas. Pero, dada la posibilidad deexterminar a <strong>los</strong> judíos como si fueran piojos, es decir, mediante gases venenosos, ya no esnecesario propagar que <strong>los</strong> judíos son piojos 72 ; dado el poder de enseñar a toda una nación lahistoria de la revolución rusa sin mencionar el nombre de Trotsky, ya no hay necesidad de realizarpropaganda contra Trotsky. Pero el uso de <strong>los</strong> métodos para la realización de <strong>los</strong> fines ideo lógicossólo puede ser «esperado» de aquel<strong>los</strong> que son «profunda e ideo lógicamente firmes» —si hanadquirido semejante firmeza en las escuelas de la Komintern o en <strong>los</strong> centros especiales deadoctrinamiento nazi—, aunque tales fines sigan siendo difundidos. En tales ocasionesinvariablemente resulta que <strong>los</strong> simples simpatizantes nunca comprenden lo que está sucediendo 73 .Ello conduce a la paradoja de que «la sociedad secreta a la luz <strong>del</strong> día» nunca es tan conspiradora ensu carácter y métodos como después de haber sido reconocida como un miembro pleno de lacomunidad de naciones. Es sólo lógico que Hitler, antes de la conquista <strong>del</strong> poder, se resistiera atodos <strong>los</strong> intentos de organizar el partido e incluso a las formaciones de élite sobre una baseconspiradora; sin embargo, después de 1933, estaba completamente dispuesto a ayudar atransformar las SS en un tipo de sociedad secreta 74 . Similarmente, <strong>los</strong> partidos comunistas dirigidos71 DEUTSCHER, op. cit., describe la notable «sensibilidad (de Stalin) para todas esas corrientes psicológicassubterráneas... de las que él mismo se ha alzado como portavoz» (p. 292). «El mismo nombre de la teoría de Trotsky,‘revolución permanente’, sonaba como una ominosa advertencia a una generación cansada... Stalin recurriódirectamente al horror al riesgo y a la incertidumbre que se había posesionado de muchos bolcheviques» (p. 291).72 Así, Hitler pudo permitirse utilizar el cliché favorito de «judío decente», una vez que hubo comenzado a exterminar a<strong>los</strong> judíos, en diciembre de 1941, en las Tischgespräche, p. 346.73 Por eso, Hitler, hablando ante <strong>los</strong> miembros <strong>del</strong> Estado Mayor (Blomberg, Fritsch, Raeder) y de civiles de altacategoría (Neurath, Goering) en noviembre de 1937, pudo permitirse declarar abiertamente que necesitaba espaciodespoblado y rechazar la idea de conquistar pueb<strong>los</strong> extranjeros. Evidentemente, ninguno de <strong>los</strong> que le oyeroncomprendió que de ello resultaría automáticamente una política de exterminio de tales pueb<strong>los</strong>.74 Esto comenzó con una orden de julio de 1934 por la que las SS eran elevadas al range de una organizaciónindependiente dentro <strong>del</strong> NSDAP y fue completado por un decreto muy secreto de agosto de 1938 que declaraba que lasformaciones especiales de las SS, las unidades de la Calavera y las tropas de choque (Verfügungstruppen) no formabanparte <strong>del</strong> Ejército ni de la Policía; las unidades de la Calavera tenían que realizar «tareas especiales de naturalezapolicial», y las tropas de choque eran «una unidad armada exclusivamente a mi disposición» (Nazi Conspiracy, III, p.459). Dos decretos subsiguientes de octubre de 1939 y abril de 1940 establecieron una jurisdicción especial encuestiones generales para todos <strong>los</strong> hombres de las SS (ibíd., II, p. 184). A partir de entonces, en todos <strong>los</strong> folletoseditados por la oficina de adoctrinamiento de las SS figuran menciones tales como las de «Exclusivamente para uso <strong>del</strong>a Policía», «No para publicarse», «Exclusivamente para jefes y para <strong>los</strong> encargados de la educación ideológica».Valdría la pena compilar una bibliografía de la voluminosa literatura secreta, en la que figuran muchas medidas

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