12.07.2015 Views

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 222consiguiera legalmente dos terceras partes de <strong>los</strong> escaños <strong>del</strong> Parlamento 106 .En Francia, la ascensión de Hitler al poder, acompañada por un desarrollo <strong>del</strong> comunismo y <strong>del</strong>fascismo, suprimió rápidamente la relación original de <strong>los</strong> demás partidos entre sí y modificó de undía para otro las antiguas líneas partidistas. La derecha francesa, hasta entonces intensamenteantigermana y belicista, a partir de 1933 se convirtió en vanguardia <strong>del</strong> pacifismo y <strong>del</strong>entendimiento con Alemania. La izquierda pasó con igual velocidad <strong>del</strong> pacifismo a cualquierprecio a una firme posición contra Alemania y fue pronto acusada de ser un partido de belicistas por<strong>los</strong> mismos partidos que sólo unos pocos años antes habían denunciado su pacifismo como unatraición nacional 107 . Los años que siguieron a la subida de Hitler al poder revelaron ser aún másdesastrosos para la integridad <strong>del</strong> sistema francés de partidos. En la crisis de Munich, cada partido,desde la derecha a la izquierda, se escindió interiormente sobre la única cuestión política relevante:<strong>los</strong> que estaban a favor y <strong>los</strong> que estaban en contra de una guerra con Alemania 108 . Cada partidoalbergaba una facción de paz y una facción de guerra; ninguno de el<strong>los</strong> pudo permanecer unido enlas principales decisiones políticas y ninguno soportó la prueba <strong>del</strong> fascismo y <strong>del</strong> nazismo sinescindirse, de un lado, en un grupo antifascista y, de otro, en un grupo de compañeros de viaje <strong>del</strong>nazismo. El hecho de que Hitler pudiera escoger libremente entre todos <strong>los</strong> partidos para elestablecimiento de <strong>los</strong> regímenes títeres fue la consecuencia de esta situación prebélica y no de unamaniobra nazi especialmente astuta. No hubo un solo partido en Europa que no produjeracolaboracionistas.Contra la desintegración de <strong>los</strong> viejos partidos se alzaba en todas partes la estricta unidad de <strong>los</strong>movimientos fascistas y comunistas. Los primeros, fuera de Alemania y de Italia, abogandolealmente por la paz, incluso al precio de la dominación extranjera, y <strong>los</strong> segundos propugnandodurante cierto tiempo la guerra, incluso al precio de la ruina nacional. Lo importante, sin embargo,no era tanto que la extrema derecha hubiese abandonado en todas partes su tradicional nacionalismoen favor de la Europa de Hitler y que la extrema izquierda hubiese olvidado su pacifismo tradicionalen favor de <strong>los</strong> antiguos slogans nacionalistas, sino que ambos movimientos pudieron contar con lalealtad de unos afiliados y de unos jefes que no se sentían preocupados por este repentino cambio depolítica. Este hecho se puso dramáticamente de relieve con el pacto de no agresión germano-ruso,cuando <strong>los</strong> nazis tuvieron que desprenderse de su slogan principal contra el bolchevismo y cuando<strong>los</strong> comunistas hubieron de retornar a un pacifismo al que siempre habían tildado de pequeñoburgués. Tales cambios repentinos no les afectaron en lo más mínimo. Todavía se recuerda muybien cuán fuertes seguían siendo <strong>los</strong> comunistas después de su segunda volte-face, menos de dosaños después, cuando la Unión Soviética fue atacada por la Alemania nazi, y esto a pesar <strong>del</strong> hechode que ambas líneas políticas habían implicado a <strong>los</strong> simples afiliados en actividades serias ypeligrosas que exigían sacrificios reales y una constante acción.Diferente en apariencia, pero mucho más violenta en la realidad, fue la ruptura <strong>del</strong> sistema departidos en la Alemania prehitleriana. Este fenómeno salió a la luz pública con ocasión de lasúltimas elecciones presidenciales, en 1932, cuando todos <strong>los</strong> partidos adoptaron formas depropaganda de masas enteramente nuevas y complicadas.La elección de <strong>los</strong> candidatos resultó en sí misma peculiar. Mientras que era corriente que <strong>los</strong>dos movimientos que permanecían al margen <strong>del</strong> sistema parlamentario y luchaban contra éstepresentaran sus propios candidatos (Hitler por <strong>los</strong> nazis y Thälmann por <strong>los</strong> comunistas), fue másque sorprendente ver que todos <strong>los</strong> demás partidos podían de repente coincidir en un solo candidato.Que este candidato resultara ser el viejo Hindenburg, quien disfrutaba de la inigualable popularidadque, desde la época de Mac-Mahon, aguarda en su país al general derrotado, no era precisamenteuna broma; mostraba hasta qué punto <strong>los</strong> viejos partidos deseaban, sencillamente, identificarse conel antiguo Estado, el Estado por encima de <strong>los</strong> partidos, cuyo símbolo más potente había sido elEjército nacional; hasta qué grado, en otras palabras, habían renunciado ya al sistema mismo de106 VACLAV FIALA, «Les Partis politiques polonais», en Monde Slave, febrero de 1935.107 Véase el preciso análisis de CHARLES A. MICAUD, The French Right and Nazi Germany, 1933-1939, 1943.108 El más famoso ejemplo fue la escisión en el Partido Socialista francés, en 1938, cuando la facción de Blum estuvo enminoría contra el grupo pro-Munich de Déat durante el Congreso <strong>del</strong> Partido <strong>del</strong> Departamento <strong>del</strong> Sena.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!