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arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 357cuyos campos de concentración son principalmente descritos como campos de trabajo forzadoporque la burocracia soviética ha decidido dignificarles con este nombre, revela más claramente queel trabajo forzado no es la cuestión primaria; el trabajo forzado es la condición normal de todos <strong>los</strong>trabajadores rusos, que carecen de libertad de movimientos y pueden ser arbitrariamente reclutadospara trabajar en cualquier sitio y en cualquier momento. La inverosimilitud de <strong>los</strong> horrores estáestrechamente ligada a su inutilidad económica. Los nazis condujeron esta inutilidad hasta el gradode una franca antiutilidad cuando en plena guerra, a pesar de la escasez de materiales deconstrucción y de material rodante, establecieron enormes y costosas fábricas de exterminio ytransportaron a millones de personas de un lado para otro 136 . A <strong>los</strong> ojos de un mundo estrictamenteutilitario, la contradicción obvia entre estos actos y la conveniencia militar proporcionaban a toda laempresa un aire de enloquecida irrealidad.Esta atmósfera de enloquecimiento e irrealidad, creada por una aparente falta de objetivo, es elverdadero telón de acero que oculta todas las formas de <strong>los</strong> campos de concentración de las miradas<strong>del</strong> mundo. Vistos desde fuera, esos campos y las cosas que suceden en esos campos pueden serdescritas sólo mediante imágenes extraídas de una vida posterior a la muerte, es decir, de una vidadesprovista de cualquier propósito terrenal. Los campos de concentración pueden ser correctamentedivididos en tres tipos, correspondientes a las tres concepciones básicas occidentales de la vidadespués de la muerte, Hades, Purgatorio e Infierno. Al Hades corresponden esas formasrelativamente suaves, antaño populares en <strong>los</strong> países no totalitarios, para apartar <strong>del</strong> camino a <strong>los</strong>elementos indeseables de todo tipo —refugiados, apátridas, asociales y parados-; como <strong>los</strong> camposde personas desplazadas, que no son nada más que campos para personas que se han tornadosuperfluas y molestas, sobrevieron a la guerra. El Purgatorio queda representado por <strong>los</strong> campos detrabajo de la Unión Soviética, donde la desatención queda combinada con un caótico trabajoforzado. El Infierno, en el sentido más literal, fue encarnado por aquel<strong>los</strong> tipos de camposperfeccionados por <strong>los</strong> nazis, en <strong>los</strong> que toda la vida se hallaba profunda y sistemáticamenteorganizada con objeto de proporcionar el mayor tormento posible.Los tres tipos tienen algo en común: las masas humanas apartadas en esos campos son tratadascomo si ya no existieran, como si lo que les sucediera careciera de interés para cualquiera, como siya estuviesen muertas y algún enloquecido espíritu maligno se divirtiera en retenerlas durante ciertotiempo entre la vida y la muerte antes de admitirlas en la paz eterna.No son tanto las alambradas como la irrealidad expertamente manufacturada de aquel<strong>los</strong> aquienes cercan lo que provoca tan enormes crueldades y, en definitiva, hace parecer al exterminiouna medida perfectamente normal. Todo lo que se ha hecho en <strong>los</strong> campos es conocido <strong>del</strong> mundode las fantasías perversas y malignas. Lo difícil de comprender es que, como tales fantasías, estoshorribles crímenes se desarrollen en un mundo fantasmal que, sin embargo, se ha materializado, porasí decirlo, en un mundo que está completo y que posee todos <strong>los</strong> datos sensibles de la realidad,pero que carece de esa estructura de consecuencia y de responsabilidad sin la cual la realidad siguesiendo para nosotros una masa de datos incomprensibles. El resultado es que se ha establecido unlugar donde <strong>los</strong> hombres pueden ser torturados y asesinados y, sin embargo, ni <strong>los</strong> atormentadoresni <strong>los</strong> atormentados, y menos aún <strong>los</strong> que se hallan fuera, pueden ser conscientes de que lo que estásucediendo es algo más que un cruel juego o un sueño absurdo 137 .Las películas que <strong>los</strong> aliados presentaron en Alemania y en todas partes después de la guerrademostraron claramente que esa atmósfera de insania y de irrealidad no quedaba disipada por eleconómica, el régimen no se podría haber permitido, desde luego, su rápida liquidación sin graves consecuencias paratodo el sistema eco nómico.136 Aparte de <strong>los</strong> millones de personas a quienes <strong>los</strong> nazis trasladaron a <strong>los</strong> campos de exterminio, ensayaronconstantemente nuevos planes de colonización: transportaron a alemanes de Alemania o de <strong>los</strong> territorios ocupadoshasta el Este, con propósitos de colonización. Este fue, desde luego, un serio obstáculo a las acciones militares y a laexplotación económica. Por lo que se refiere a las numerosas discusiones sobre estos temas y al constante conflictoentre la jerarquía civil nazi en <strong>los</strong> territorios ocupados en el Este y la jerarquía de las SS, véase especialmente elvolumen XXIX de Trial of the Major War Criminels, Nuremberg, 1947.137 BETTELHEIM, op. cit., señala que <strong>los</strong> guardias de <strong>los</strong> campos observaban una actitud respecto de la atmósfera deirrealidad, similar a la de <strong>los</strong> mismos internados.

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