12.07.2015 Views

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 362arbitraria de las personas inocentes destruye la validez <strong>del</strong> asentimiento libre, como la tortura —adiferencia de la muerte— destruye la posibilidad de la oposición.Cualquier restricción, incluso la más tiránica, a esta arbitraria persecución de ciertas opiniones deuna naturaleza religiosa o política, de ciertos modos de comportamiento intelectual, erótico o social,de ciertos «<strong>del</strong>itos» recientemente inventados, haría superfluos <strong>los</strong> campos, porque, a la larga,ninguna actitud ni ninguna opinión pueden soportar la amenaza de semejante horror; y, sobre todo,daría paso a un nuevo sistema de justicia que, dado cualquier tipo de estabilidad, no podría dejar deproducir en el hombre una nueva persona jurídica, que eludiría la dominación totalitaria. La llamadaVolksnutzen de <strong>los</strong> nazis, constantemente fluctuante (porque es útil hoy lo que puede ser perjudicialmañana), y la eternamente cambiante línea <strong>del</strong> partido en la Unión Soviética, que, siendoretroactiva, casi diariamente convierte a nuevos grupos de población en candidatos a <strong>los</strong> campos deconcentración, son la única garantía de la existencia continuada de <strong>los</strong> campos y, por eso, <strong>del</strong>expolio total y continuado <strong>del</strong> hombre.El siguiente paso decisivo en la preparación de <strong>los</strong> cadáveres vivos es el asesinato de la personamoral en el hombre. Ello se realiza, en general, haciendo imposible el martirio por primera vez en laHistoria: «¿Cuántas personas creen aquí todavía que una protesta ha tenido nunca una importanciahistórica?» Este escepticismo es la auténtica obra maestra de las SS, su gran realización. Hancorrompido toda solidaridad humana. Aquí la noche ha caído sobre el futuro. Cuando ya no quedantestigos, no puede haber testimonio. Manifestarse cuando ya no puede ser pospuesta la muerte es unintento de dar a la muerte un significado, de actuar más allá de la propia muerte de uno. Para teneréxito, un gesto debe poseer un significado social. Aquí somos centenares de miles, todos viviendoen una absoluta soledad. Por eso es por lo que estamos sometidos a todo lo que pueda suceder» 152 .Los campos y el asesinato de <strong>los</strong> adversarios políticos son sólo parte de un olvido organizadoque no sólo alcanza a <strong>los</strong> portadores de la opinión pública, escrita u oral, sino que se extiendeincluso a la familia y a <strong>los</strong> amigos de la víctima. Están prohibidos el dolor y el recuerdo. En laUnión Soviética una mujer presentará una demanda de divorcio inmediatamente después de ladetención de su marido para salvar las vidas de sus hijos; y si su marido regresa, le arrojaráindignada de la casa 153 . Hasta ahora el mundo occidental, incluso en sus más negros períodos,siempre otorgó al enemigo muerto el derecho a ser recordado como un reconocimiento evidente porsí mismo <strong>del</strong> hecho de que todos somos hombres (y solamente hombres). Sólo porque Aquilesaccedió a la celebración de <strong>los</strong> funerales de Héctor, sólo porque <strong>los</strong> más despóticos Gobiernoshonraron al enemigo muerto, sólo porque <strong>los</strong> romanos permitieron a <strong>los</strong> cristianos escribir sumartirologio, sólo porque la Iglesia mantuvo a sus herejes vivos en el recuerdo de <strong>los</strong> hombres, espor lo que nunca se perdió ni jamás se podrá perder su memoria. Los campos de concentración,tornando en sí misma anónima la muerte (haciendo imposible determinar si un prisionero estámuerto o vivo), privaron a la muerte de su significado como final de una vida realizada. En uncierto sentido arrebataron al individuo su propia muerte, demostrando por ello que nada lepertenecía y que él no pertenecía a nadie. Su muerte simplemente pone un sello sobre el hecho queen realidad nunca haya existido.Este ataque contra la persona moral podía todavía haber quedado neutralizado por la conciencia<strong>del</strong> hombre que le dice que es mejor morir como víctima que vivir como burócrata de la muerte. Elterror totalitario obtuvo su más terrible triunfo cuando logró apartar a la persona moral <strong>del</strong> escapeindividualista y hacer que las decisiones de la conciencia fueran absolutamente discutibles yequívocas. Cuando un hombre se enfrenta con la alternativa de traicionar y de matar así a susamigos o de enviar a la muerte a su mujer y a sus hijos, de <strong>los</strong> que es responsable en cualquiersentido; cuando incluso el suicidio significaría la muerte inmediata de su propia familia, ¿cómopuede decidir? La alternativa ya no se plantea entre el bien y el mal, sino entre el homicidio y elhomicidio. ¿Quién podría resolver el problema moral de la madre griega a quien <strong>los</strong> nazislas SS y de la Policía, en National-Politischer Lehrgang der Wehrmacht, 1937. Cita de Nazi Conspiracy, IV, pp. 616 yss.152 ROUSSET, op. cit., p. 464.153 Véase el informe de Sergei Malajov, en DALLIN, op. cit., pp. 20 y ss.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!