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arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 213«movimientos», aludiendo con ese mismo nombre a la profunda desconfianza hacia todos <strong>los</strong>partidos, ya difundida por Europa a comienzos de siglo y que, finalmente, se tornó tan decisiva queen <strong>los</strong> días de la República de Weimar, por ejemplo, «cada nuevo grupo creía que no podría hallarmejor legitimación ni mejor atractivo ante las masas que una clara insistencia en no ser un ‘partido’,sino un ‘movimiento’» 78 .Es cierto que la desintegración <strong>del</strong> sistema europeo de partidos fue realizada, no por <strong>los</strong> panmovimientos,sino por <strong>los</strong> movimientos totalitarios. Los pan-movimientos, sin embargo, a mitad decamino entre las pequeñas y comparativamente inofensivas sociedades imperialistas y <strong>los</strong>movimientos totalitarios, fueron precursores de éstos en tanto en cuanto ya habían despreciado elelemento de snobismo tan evidente en todas las ligas imperialistas, lo mismo si se trataba <strong>del</strong>snobismo de la riqueza y <strong>del</strong> nacimiento en Inglaterra como <strong>del</strong> de la educación en Alemania, y poreso podían obtener ventaja <strong>del</strong> profundo odio popular hacia aquellas instituciones quesupuestamente representaban al pueblo 79 . No es sorprendente que el atractivo de <strong>los</strong> movimientosen Europa no se viera muy afectado por la derrota <strong>del</strong> nazismo y el creciente temor al bolchevismo.Tal como están ahora las cosas, el único país de Europa en donde el Parlamento no es despreciadoni el sistema de partidos es odiado es la Gran Bretaña 80 .Frente a la estabilidad de las instituciones políticas de las islas británicas y la simultáneadecadencia de todas las Naciones-Estados <strong>del</strong> continente, difícilmente puede evitarse el deducir quela diferencia entre el sistema ang<strong>los</strong>ajón de partidos y el continental debe ser un factor importante.Porque las diferencias simplemente materiales entre una Inglaterra considerablemente empobreciday una Francia no destruida no eran muy grandes tras el final de esta guerra; el paro, el principalfactor revolucionador de la Europa de la preguerra, había alcanzado a Inglaterra aún más duramenteque a muchos países continentales; y el shock al que se vio expuesta la estabilidad política deInglaterra inmediatamente después de la guerra a través de la liquidación <strong>del</strong> Gobierno imperialistaen la India por parte <strong>del</strong> Gobierno laborista y de sus intentos por reconstruir una política mundialinglesa a lo largo de líneas no imperialistas debe haber sido tremendo. Tampoco cabe tener encuenta para la relativa fuerza de la Gran Bretaña la simple diferencia de su estructura social, porquelas bases económicas de su sistema social habían sido profundamente alteradas por el Gobiernosocialista sin ningún cambio decisivo en las instituciones políticas.Tras la diferencia externa entre el sistema bipartidista ang<strong>los</strong>ajón y el sistema multipartidistacontinental descansa una distinción fundamental entre la función <strong>del</strong> partido dentro <strong>del</strong> cuerpopolítico, que tiene grandes consecuencias en la actitud <strong>del</strong> partido respecto <strong>del</strong> poder y la posición<strong>del</strong> ciudadano en su Estado. En el sistema bipartidista un partido siempre representa al Estado ydirige al país, de forma tal que, temporalmente, el partido en el poder se identifica con el Estado. ElEstado, como garantía permanente de la unidad <strong>del</strong> país, está representado solamente por lapermanencia de la institución <strong>del</strong> rey 81 (porque la Subsecretaría permanente <strong>del</strong> Foreign Office essólo una cuestión de continuidad). Como <strong>los</strong> dos partidos están proyectados y organizados para eldominio alterno 82 , todas las ramas de la Administración están proyectadas y organizadas para ese78 SIGMUND NEUMANN, Die deutschen Parteien, 1932, p. 9979 MOELLER VAN DEN BRUCK, Das dritte Reich, 1923, pp. VII-VIII, describe la situación: «Cuando la guerramundial concluyó con la derrota..., encontrábamos en todas partes a alemanes que decían hallarse al margen de todos<strong>los</strong> partidos, que hablaban de la ‘libertad de <strong>los</strong> partidos’, que trataban de hallar una perspectiva ‘por encima de <strong>los</strong>partidos’... Está muy eXtendida entre la gente una completa falta de respeto por <strong>los</strong> Parlamentos..., que en ningúnmomento tienen la más leve idea de lo que está sucediendo realmente en el país.»80 La insatisfacción británica respecto <strong>del</strong> sistema <strong>del</strong> Primer Banco no tiene nada que ver con este sentimientoantiparlamentario. En este caso <strong>los</strong> británicos se sienten opuestos a algo que impide el adecuado funcionamiento <strong>del</strong>Parlamento.81 El sistema británico de partidos, el más antiguo de todos, «comenzó a cobrar forma... sólo cuando <strong>los</strong> asuntos <strong>del</strong>Estado dejaron de ser prerrogativa exclusiva de la Corona...», es decir, después de 1688. «El papel <strong>del</strong> rey ha consistidohistóricamente en representar a la nación como una unidad frente a la pugna fraccionaria de Ios partidos.» Véase elartículo «Political Parties», 3, «Great Britain», de W. A. RUDLIN, en Encyclopedia of tlhe Social Sciences.82 En la que parece ser la primera historia <strong>del</strong> «partido», GEORGE W. COOKE, The History of Party, Londres, 1836,describe en el prólogo el tema como un sistema mediante el cual «dos clases de políticos... gobiernan alternativamenteun poderoso imperio».

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