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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 283diferenciada <strong>del</strong> anticuado recurso al pasado. En parte alguna aparece más claramente el origenideológico, <strong>del</strong> socialismo en un caso y <strong>del</strong> racismo en otro, que cuando sus portavoces pretendenhaber descubierto las fuerzas ocultas que aportarán la buena fortuna en la cadena de la fatalidad.Existe, desde luego, un gran atractivo para las masas en <strong>los</strong> «sistemas absolutistas que presentan atodos <strong>los</strong> acontecimientos de la Historia como dependientes de grandes causas primeras enlazadaspor la cadena de la fatalidad y que, en realidad, eliminan a <strong>los</strong> hombres de la historia de la razahumana» (en palabras de Tocqueville). Pero no puede dudarse de que la jefatura nazi creyerarealmente, y no que las utilizó simplemente, como propaganda, en doctrinas como las siguientes:«Cuanto más cuidadosamente reconocemos y observamos las leyes de la naturaleza y de la vida...,tanto más nos conformamos con la voluntad <strong>del</strong> Todopoderoso. Cuanto mejor sea nuestrapercepción de la voluntad <strong>del</strong> Todopoderoso, mayores serán nuestros éxitos» 10 . Es completamenteevidente que bastarían unos pocos cambios para expresar así el credo de Stalin: «Cuanto máscuidadosamente reconocemos y observamos las leyes de la Historia y de la lucha de clases, tantomás nos conformamos con el materialismo dialéctico. Cuanto mejor sea nuestra percepción <strong>del</strong>materialismo dialéctico, mayores serán nuestros éxitos.» En cualquier caso, difícilmente podriaquedar mejor ilustrada la noción de Stalin de la «jefatura correcta» 11 .La propaganda totalitaria elevó al cientifismo ideológico y. a su técnica de formulación deafirmaciones en forma de predicciones a una altura de eficiencia de método y de absurdo decontenido porque, demagógicamente hablando, difícilmente hay mejor manera de evitar unadiscusión que la de liberar a un argumento <strong>del</strong> control <strong>del</strong> presente, asegurando que sólo el futuropuede revelar sus méritos. Sin embargo, las ideologías totalitarias no inventaron este procedimientoni fueron las únicas en utilizarlo. El cientifismo de la propaganda de masas ha sido tanuniversalmente empleado en la política moderna que ha llegado a ser interpretado como un signomás general de la obsesión por la ciencia que caracterizó al mundo occidental desde el desarollo <strong>del</strong>as Matemáticas y de la Física en el siglo XVI; de esta forma, el <strong>totalitarismo</strong> parece serexclusivamente la última fase de un proceso durante el cual la «ciencia (se ha convertido) en unídolo que curará mágicamente todos <strong>los</strong> males de la existencia y que transformará la naturaleza <strong>del</strong>hombre» 12 . Y existía, desde luego, una primera relación entre el cientifismo y el desarrollo de lasmasas. El «colectivismo» de las masas fue bien recibido por aquel<strong>los</strong> que esperaban la aparición de«leyes naturales de desarrollo histórico» que eliminarían la imposibilidad de predecir las acciones ylas conductas individuales 13 . Se ha citado al respecto el ejemplo de Enfantin, que ya podía «veracercarse el tiempo en que el “arte de mover a las masas” estará tan perfectamente desarrollado queel pintor, el músico y el poeta poseerán el poder de agradar y de conmover con la misma certeza queel matemático resuelve un problema geométrico o el químico analiza cualquier sustancia», y hallegado a deducirse que la propaganda moderna nació allí y entonces 14 .Pero, pese a las imperfecciones <strong>del</strong> positivismo, <strong>del</strong> pragmatismo y <strong>del</strong> «behaviorismo» y porgrande que haya sido su influencia en la formación <strong>del</strong> tipo decimonónico de sentido común, no esen absoluto «el crecimiento canceroso <strong>del</strong> segmento utilitario de la existencia» 15 que caracteriza alas masas a las que recurren la propaganda y el cientifismo totalitarios. La convicción de <strong>los</strong>10 Véase el importante memorándum de MARTIN BORMANN sobre las «Relaciones entre el Nacionalsocialismo y elCristianismo», en Nazi Conspiracy, VI, pp. 1036 y siguientes. Formulaciones semejantes pueden hallarse una y otra vezen la literatura panfletaria editada por las SS para el «adoctrinamiento ideológico» de sus aspirantes. «Las leyes de laNaturaleza están sujetas a una inalterable voluntad que no puede ser influida. Por eso es necesario reconocer estasleyes» («SS-Mann und Blutsfrage, Schriftenreihe für die weltanschauliche Schulung der Ordnungspolizei, 1942). Todoesto son sólo variaciones de ciertas frases tomadas <strong>del</strong> Mein Kampf de HITLER, de la que se cita la siguiente comolema <strong>del</strong> panfleto más arriba mencionado: «Cuando el hombre trata de luchar contra la férrea lógica de la Naturalezachoca con <strong>los</strong> principios básicos a <strong>los</strong> que debe exclusivamente su misma existencia como hombre.»11 J. STALIN, Leninism (1933), vol. II, cap. III.12 ERIC VOEGELIN, «The Origins of Scientism», en Social Research, diciembre de 1948.13 Véase «The Counter-Revolution of Science», de F. A. V. HAYEK, en Economica, vol. VIII (febrero, mayo y agostode 1941), p. 13.14 Ibid., p. 137. La cita procede de la revista saint-simoniana Producteur, I, p. 399.15 VOEGELIN, op. Cit.

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