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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 64más poder y prestigio perdían <strong>los</strong> Gobiernos, menos se reparaba en <strong>los</strong> judíos. Mientras que elEstado desempeñaba un papel representativo más reducido y vacío, la representación política tendíaa convertirse en una especie de interpretación teatral de diferente calidad hasta que en Austria seconvirtió en foco de la vida nacional el teatro, una institución cuya significación pública eraciertamente mayor que la <strong>del</strong> Parlamento. La calidad teatral <strong>del</strong> mundo político se había tornado tanpatente, que el teatro podía aparecer como el reinado de la realidad.La creciente influencia de las grandes empresas en el Estado y la necesidad cada vez menor queel Estado experimentaba de <strong>los</strong> servicios judíos amenazaron al banquero judío con su desaparición ydeterminaron ciertos cambios en las ocupaciones judías. El primer signo <strong>del</strong> declive de las casas debanca judías fue su pérdida de prestigio y de poder dentro de las comunidades judías. Ya no eransuficientemente fuertes para centralizar y, hasta cierto grado, monopolizar la riqueza general judía.Cada vez eran más <strong>los</strong> judíos que abandonaban las finanzas estatales por <strong>los</strong> negociosindependientes. De <strong>los</strong> suministros de víveres y vestuario a Ejércitos y Gobiernos surgió elcomercio judío en alimentos y granos y las industrias de la confección, en la que pronto adquirieronuna posición destacada en todos <strong>los</strong> países; las casas de empeño y las tiendas donde se vendía detodo en las pequeñas poblaciones rurales fueron las predecesoras de <strong>los</strong> grandes almacenes de lasciudades. Esto no significó que dejaran de existir las relaciones entre <strong>los</strong> judíos y <strong>los</strong> Gobiernos,pero cada vez intervinieron en tales relaciones menos individuos, de forma tal que al final de esteperíodo tenemos casi la misma imagen que al principio: unos pocos individuos judíos enimportantes posiciones financieras con escasa o nula conexión con <strong>los</strong> más amplios estratos de laclase media judía.Más importante que la expansión de la clase empresarial independiente judía fue otro cambio enla estructura ocupacional. Las juderías de la Europa central y occidental habían alcanzado un puntode saturación en riqueza y fortuna económica. Podía haber sido el momento en que mostraran quebuscaban el dinero por el dinero o por el poder. En el primer caso podían haber extendido susnegocios y haber<strong>los</strong> transmitido a sus descendientes; en el segundo caso podían haberseatrincherado más firmemente en las empresas estatales y luchado contra la influencia de las grandesempresas e industrias sobre <strong>los</strong> Gobiernos. Pero no hicieron ni una cosa ni otra. Al contrario, <strong>los</strong>hijos de prósperos hombres de negocios, y en menor grado de <strong>los</strong> banqueros, abandonaron lascarreras de sus padres para seguir profesiones liberales o empeños puramente intelectuales que nohabrían podido permitirse unas generaciones atrás. Lo que la Nación-Estado había temido tantoantaño, el nacimiento de una intelligentsia judía, se realizaba ahora a un fantástico ritmo. Laafluencia de hijos de prósperos padres judíos hacia profesiones cultas fue especialmente notable enAlemania y en Austria, donde una gran proporción de instituciones culturales, como periódicos,editoriales, la música y el teatro, se convirtieron en empresas judías.Lo que fue posible gracias a la preferencia y el respeto tradicionales de <strong>los</strong> judíos por lasocupaciones intelectuales determinó una verdadera ruptura con la tradición, la asimilaciónintelectual y la nacionalización de importantes estratos de la judería de Europa occidental y central.Políticamente, significó la emancipación de <strong>los</strong> judíos de la protección <strong>del</strong> Estado, una crecienteconciencia de su destino común con sus conciudadanos y un Considerable debilitamiento de <strong>los</strong>lazos que habían hecho de <strong>los</strong> judíos un elemento intereuropeo. Socialmente, <strong>los</strong> intelectuales judíosfueron <strong>los</strong> primeros que, como grupo, necesitaron y buscaron la admisión en la sociedad no judía.La discriminación social, de escasa importancia para sus padres, que no se habían preocupado derelacionarse socialmente con <strong>los</strong> gentiles, se convirtió para el<strong>los</strong> en un problema decisivo.En su búsqueda de un camino hacia la sociedad, este grupo se vio forzado a aceptar normassociales de conducta impuestas por individuos judíos que durante el siglo XIX habían sidoadmitidos en la sociedad como excepciones a la norma discriminatoria. Rápidamente descubrieronla fuerza que abriría todas las puertas, el «radiante poder de la fama» (Stefan Zweig), que habíatornado irresistible un siglo de idolatría al genio. Lo que distinguía la búsqueda judía de la fama <strong>del</strong>a idolatría general por la fama en aquel tiempo era que <strong>los</strong> judíos no estaban primariamenteinteresados el<strong>los</strong> mismos en esa fama. Vivir en el aura de la fama era más importante que llegar aser famosos; así se convirtieron en relevantes inspectores, críticos, coleccionistas y organizadores

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