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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 147nueva y revolucionaria, pero no había mostrado todavía, como mostrarla durante la Revoluciónfrancesa, cuán estrechamente ligada se hallaba con una forma democrática de Gobierno.Boulainvilliers preparó a su país para la guerra civil sin saber lo que la guerra civil significaba. Es elrepresentante de muchos de <strong>los</strong> nobles que no se consideraban como representantes de la nación,sino como una casta dominante y separada que podía tener mucho más en común con un puebloextranjero de la «misma sociedad y condición» que con sus compatriotas. Fueron, desde luego,estas tendencias antinacionales las que ejercieron su influencia en el ambiente de <strong>los</strong> émigrés y,finalmente, las que resultaron absorbidas por las nuevas y declaradas doctrinas raciales en unperíodo posterior <strong>del</strong> siglo XIX.Las ideas de Boulainvilliers no mostraron su utilidad como arma política hasta que el estallido <strong>del</strong>a Revolución obligó a gran número de nobles franceses a buscar refugio en Alemania y enInglaterra. En el interregno su influencia sobre la aristocracia francesa se mantuvo viva, comopuede apreciarse en las obras de otro aristócrata, el conde Dubuat-Nançay 10 , que deseaba ligar aúnmás estrechamente a la nobleza francesa con sus hermanos continentales. En vísperas de laRevolución este portavoz <strong>del</strong> feudalismo francés se sentía tan inseguro que esperaba «la creación deun tipo de Internationale de la aristocracia de origen bárbaro» 11 , y como la nobleza germana era laúnica cuya ayuda podía esperarse eventualmente, aquí también se supuso que el verdadero origende la nación francesa era idéntico al de <strong>los</strong> alemanes y que las clases inferiores francesas, aunque noya esclavas, no eran libres por nacimiento, sino por affranchissement, f ranchissement, por la graciade aquel<strong>los</strong> que eran libres por su nacimiento, es decir, de la nobleza. Pocos años más tarde, <strong>los</strong>exiliados franceses trataron de formar una Internacionale de aristócratas para conjurar la rebeliónde aquel<strong>los</strong> a quienes el<strong>los</strong> consideraban que constituían un pueblo esclavizado y extranjero. Yaunque el aspecto más práctico de semejantes intentos sufrió el espectacular desastre de Valmy,émigrés, como Charles François Dominique de Villiers, que hacia 1800 oponían <strong>los</strong> gallo-romains a<strong>los</strong> germanos como William Alter, que una década más tarde soñaba con una federación de todos<strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> germánicos 12 , no admitieron la derrota. Probablemente nunca se les ocurrió que erantraidores, tan firmemente convencidos estaban de que la Revolución francesa era una «guerra entrepueb<strong>los</strong> extranjeros», como François Guizot escribió mucho más tarde.Mientras que Boulainvilliers, con la tranquila imparcialidad de una época más tranquila, basabaexclusivamente <strong>los</strong> derechos de la nobleza en el derecho de conquista, sin despreciar directamentela verdadera naturaleza de la otra nación conquistada, el conde de Mont<strong>los</strong>ier, uno de <strong>los</strong> personajesmás que dudosos entre <strong>los</strong> exiliados franceses, expresó abiertamente su desprecio por este «nuevopueblo surgido de <strong>los</strong> esclavos... (una mezcla) de todas las razas y de todos <strong>los</strong> tiempos» 13 . Eraevidente que <strong>los</strong> tiempos habían cambiado y que <strong>los</strong> nobles que ya no pertenecían a una razainconquistada tenían también que cambiar. Renunciaron a la vieja idea, tan cara a Boulainvilliers eincluso a Montesquieu, según la cual sólo la conquista, la fortune des armes, determinaba el futurode <strong>los</strong> hombres. El Valmy de las ideologías de la nobleza surgió cuando el abate Sièyes, en sufamoso panfleto, dijo al tiers état que «devolviera a <strong>los</strong> bosques de Franconia a todas aquellasfamilias que mantienen la absurda pretensión de descender de la raza conquistadora y de habertriunfado en sus derechos» 14 .Resulta más bien curioso que desde estos primeros tiempos en que <strong>los</strong> nobles franceses en sulucha de clases contra la burguesía descubrieron que pertenecían a otra nación, tenían otro origengenealógico y se hallaban más estrechamente ligados a una casta internacional que al suelo deFrancia, todas las teorías raciales francesas hayan apoyado al germanismo o al menos la10 Les origines de l'ancien gouvernement de la France, de l'Allemagne et de l'Italie, 1879.11 SEILLIÈRE, Op. cit., p. XXXII.12 Véase Sociologie Coloniale, de RENÉ MAUNIER, París, 1932, tomo II, p. 115.13 Mont<strong>los</strong>ier, incluso en el exilio, estuvo estrechamente relacionado con el jefe de la policía francesa, Fouché, quien leayudó a mejorar la triste condición económica de un refugiado. Más tarde sirvió en la sociedad francesa como agentesecreto de Napoleón. Véase Le comte de Montiosier, de JOSEPH BRUGERETTE, 1931, y SIMAR, obra citada, p. 71.14 Qu'est-ce-que le tiers état?, publicado poco antes <strong>del</strong> estallido de la Revolución. Cita de J. H. CLAPHAM, The AbbéSiéyès, Londres, 1912, p. 62.

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