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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 143CAPÍTULO VIEL PENSAMIENTO RACIAL ANTE EL RACISMOSi el pensamiento racial es una invención alemana, como se ha afirmado a veces, entonces el«pensamiento alemán» (sea lo que fuere lo que esto pueda significar) resultó victorioso en muchaspartes <strong>del</strong> mundo espiritual largo tiempo antes de que <strong>los</strong> nazis comenzaran su fatídico intento deconquistar el mundo. El hitlerismo ejerció su atracción internacional e intereuropea durante ladécada de <strong>los</strong> años treinta, porque el racismo, aunque sólo en Alemania era doctrina estatal, habíasido una poderosa tendencia en la opinión pública de todas partes. La máquina política y bélica nazise puso en movimiento mucho antes de que en 1939 <strong>los</strong> tanques alemanes comenzaran su marcha dedestrucción, dado que --en la guerra política—el racismo era considerado un aliado más poderosoque cualquier agente pagado o que cualquier organización secreta de quintacolumnistas.Fortalecidos por las experiencias de casi dos décadas en diferentes capitales, <strong>los</strong> nazis estabanseguros de que su mejor «propaganda» sería su misma política racial, de la que, pese a la ruptura demuchos otros compromisos y promesas, jamás se desviaron por oportunismo 1 . El racismo era unarma ni nueva ni secreta, aunque jamás se había utilizado antes con tan cabal consistencia.La verdad histórica de la cuestión es que el pensamiento racial, con sus raíces afirmadas en elsiglo XVIII, emergió simultáneamente en todos <strong>los</strong> países occidentales durante el siglo XIX. Elracismo había sido la poderosa ideología de las políticas imperialistas desde el comienzo de nuestrosiglo. Absorbió y revivió ciertamente todos <strong>los</strong> antiguos moldes de opiniones raciales que, sinembargo, difícilmente hubieran sido capaces por sí mismos de crear o de degenerar en racismocomo una Weltanschauung o una ideología. A mediados <strong>del</strong> pasado siglo las opiniones racialestodavía eran juzgadas por el rasero de la razón política: Tocqueville escribió a Gobineau acerca <strong>del</strong>as doctrinas de este último, «Son probablemente erróneas y ciertamente perniciosas» 2 . Sólo al final<strong>del</strong> siglo se otorgó dignidad e importancia al pensamiento racial como si hubiera sido una de lasprincipales contribuciones espirituales <strong>del</strong> mundo occidental 3 .Hasta <strong>los</strong> fatídicos días de la «rebatiña por África», el pensamiento racial había sido una de lasmuchas opiniones libres que, dentro <strong>del</strong> marco general <strong>del</strong> liberalismo, se enfrentaban entre sí paraganar el asentimiento de la opinión pública 4 . Sólo unas pocas de estas opiniones eran ideologíascompletas, es decir, sistemas basados en una sola opinión que resultaba ser lo suficientemente fuertecomo para atraer y convencer a una mayoría de personas, y lo suficientemente amplia como paraconducirla a través de las diferentes experiencias y situaciones de una vida moderna media. Porqueuna ideología difiere de una simple opinión en que afirma poseer, o bien la clave de la Historia, obien la solución de todos <strong>los</strong> «enigmas <strong>del</strong> Universo» o el íntimo conocimiento de las leyesuniversales ocultas de las que se supone que gobiernan a la Naturaleza y al hombre. Pocasideologías han ganado suficiente importancia como para sobrevivir a la dura lucha competitiva de lapersuasión y sólo dos han llegado a la cima y han derrotado esencialmente a las demás: la ideología1 Durante el pacto germano-soviético, la propaganda nazi interrumpió todos <strong>los</strong> ataques al «bolchevismo», pero jamásrenunció al tema racial.2 «Lettres d'Alexis de Tocqueville et d'Arthur de Gobineau», en Revue des Deux Mondes, 1907, tomo 199, carta <strong>del</strong> 17de noviembre de 1853.3 El mejor relato histórico <strong>del</strong> pensamiento racial en el marco de una «Historia de las ideas» se halla en Rasse und Staat,de ERICH VOEGELIN, Tuebingen, 1933.4 Por lo que se refiere a la multitud de opiniones en conflicto durante el siglo XIX, véase A Generation of Materialism,de CARLTON J. H. HAYES, Nueva York, 1941, pp. 111-122.

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