12.07.2015 Views

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 86sobre la sociedad. Debe añadirse que el mismo Proust fue un verdadero exponente de esta sociedad,porque se hallaba comprometido en dos de <strong>los</strong> «vicios» que más de moda estaban, que él, «el másgrande testigo <strong>del</strong> judaísmo desjudaizado», relacionó en la «más negra comparación que jamás seha hecho en favor <strong>del</strong> judaísmo occidental» 63 : el «vicio» de la judeidad y el «vicio» de lahomosexualidad, y que en su reflexión y en su reconsideración individuales se tornaron por lodemás muy semejantes 64 .Fue Disraeli quien descubrió que el vicio no es más que el correspondiente reflejo <strong>del</strong> <strong>del</strong>ito en lasociedad. La perversidad humana, aunque aceptada por la sociedad, dejó de ser un acto de lavoluntad para convertirse en una cualidad inherente y psicológica que el hombre no podía rechazar,sino que le era impuesta desde afuera y que le gobernaba tan coactivamente como la droga dominaal adicto. Al asimilar el <strong>del</strong>ito y transformarlo en vicio, la sociedad niega toda responsabilidad yestablece un mundo de fatalidades en el que se ven enredados <strong>los</strong> mismos hombres. Pero laconsideración moralista que hacía un <strong>del</strong>ito de cada alejamiento de la norma, a la que <strong>los</strong> círcu<strong>los</strong> demoda acostumbraban a considerar estrecha y filistea, aunque denotaba una escasa comprensiónpsicológica, al menos indicaba un gran respeto por la dignidad humana. Si el <strong>del</strong>ito era consideradocomo un tipo de fatalidad, natural o económica, todo el mundo resultaría finalmente sospechoso dealgún tipo de predestinación especial hacia él. «El castigo es el derecho <strong>del</strong> <strong>del</strong>incuente», <strong>del</strong> queestá privado si (en palabras de Proust) «<strong>los</strong> jueces deciden, y se hallan más dispuestos a, perdonar elhomicidio en <strong>los</strong> invertidos y la traición en <strong>los</strong> judíos por razones derivadas de... la predestinaciónracial». Es una atracción hacia el homicidio y hacia la traición la que se oculta tras esa pervertidatolerancia, porque en un momento puede trocarse en la decisión de liquidar no sólo a todos <strong>los</strong><strong>del</strong>incuentes actuales, sino a todos <strong>los</strong> que se hallen «racialmente» predestinados a cometer ciertos<strong>del</strong>itos. Tales cambios suceden allí donde la máquina legal y política no está separada de lasociedad de forma tal que las normas sociales pueden penetrar en ella y convertirse en normaspolíticas y legales. La aparente amplitud de criterio que iguala al <strong>del</strong>ito y al vicio, si es autorizada aestablecer su propio cóigo legal, resultará invariablemente más cruel e inhumana que las leyes, porseveras que éstas sean, que respetan y reconocen la responsabilidad independiente <strong>del</strong> hombre porsu conducta.El Faubourg Saint-Germain, sin embargo, como Proust lo describe, se hallaba en las primerasfases de esta evolución. Admitía a <strong>los</strong> invertidos porque se sentía atraído por lo que juzgaba ser unvicio. Proust describe cómo monsieur de Charlus, que anteriormente había sido tolerado, «a pesarde su vicio», por su encanto personal y por su antiguo apellido, ascendía entonces a las alturassociales. Ya no necesitaba vivir una doble vida y ocultar sus dudosas amistades, sino que se leanimaba a llevarlas a <strong>los</strong> círcu<strong>los</strong> de moda. Los temas de conversación que anteriormente habríaevitado —el amor, la belleza, <strong>los</strong> ce<strong>los</strong>— para que nadie sospechara de su anomalía, eran ahorarecibidos ávidamente «en razón de la experiencia extraña, secreta, refinada y monstruosa en la quefundaba» sus opiniones 65 .Algo muy similar sucedió con <strong>los</strong> judíos. Las excepciones individuales, <strong>los</strong> judíos ennoblecidos,habían sido tolerados e incluso bien recibidos en la sociedad <strong>del</strong> Segundo Imperio, pero ahora <strong>los</strong>judíos como tales se tornaban crecientemente populares. En ambos casos, la sociedad distaba deverse impulsada a una revisión de <strong>los</strong> prejuicios. No dudaban de que <strong>los</strong> homosexuales fueran«<strong>del</strong>incuentes» ni de que <strong>los</strong> judíos fueran «traidores»; sólo revisaban su actitud hacia el <strong>del</strong>ito y latraición. Lo malo de su nueva tolerancia no era, desde luego, que ya no se sentían horrorizados ante<strong>los</strong> invertidos, sino que ya no experimentaban horror ante el <strong>del</strong>ito. Ni dudaban en absoluto <strong>del</strong>criterio convencional. La enfermedad mejor oculta <strong>del</strong> siglo XIX, su terrible aburrimiento y sulasitud general, había estallado como un absceso. Los proscritos y <strong>los</strong> parias a <strong>los</strong> que recurría la63 J. E. VAN PRAAG, «Marcel Proust, témoin du judaïsme déjudaïsé», en Revue Juive de Genève, 1937, núms. 48, 49 y50. Una curiosa coincidencia (¿O es más que una coincidencia?) se produce en la película Crossfire, que se refiere a lacuestión judía. El argumento procede de The Brick Foxhole, de RICHARD BROOKS, en donde el judío asesinado deCrossfire era un homosexual.64 Para lo que sigue, véase especialmente Sodome et Gomorrhe, parte I, pp. 20-45.65 Sodome et Gomorrhe, parte II, cap. III.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!