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arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 349las familiares; sólo para descubrir estas relaciones es por lo que son tan estrechamente interrogados<strong>los</strong> acusados cuyos «<strong>del</strong>itos» han quedado de cualquier manera «objetivamente» establecidos antesde su detención. Finalmente, por lo que se refiere al don de la memoria, tan peligroso para ladominación totalitaria, <strong>los</strong> observadores extranjeros consideran que, «si es cierto que <strong>los</strong> elefantesnunca olvidan, Rusia nos parece ser lo opuesto de <strong>los</strong> elefantes... La psicología soviética rusa parecehacer realmente posible el olvido» 117 .Puede advertirse cuán importante para el aparato de dominación total es esta completadesaparición de sus víctimas en <strong>los</strong> ejemp<strong>los</strong> donde, por una razón u otra, el régimen se ha vistoenfrentado con el recuerdo de <strong>los</strong> supervivientes. Durante la guerra, un comandante de las SScometió el terrible error de informar a una mujer francesa de la muerte de su marido en un campode concentración alemán. Este descuido determinó un pequeño alud de órdenes e instrucciones atodos <strong>los</strong> comandantes de <strong>los</strong> campos, advirtiéndoles que bajo circunstancia alguna se facilitarainformación al mundo exterior 118 . El hecho es que, por lo que a la viuda francesa concernía, sumarido había dejado supuestamente de vivir en el momento de su detención, o, más bien, habíacesado incluso de haber vivido. Similarmente, <strong>los</strong> funcionarios de la Policía soviética,acostumbrados a este sistema desde su nacimiento, sólo podían sentirse sorprendidos ante aquellaspersonas de la Polonia ocupada que trataban desesperadamente de averiguar lo que había sido desus amigos y parientes detenidos 119 .En <strong>los</strong> países totalitarios todos <strong>los</strong> lugares de detención dirigidos por la Policía quedanconvertidos en verdaderos pozos <strong>del</strong> olvido en <strong>los</strong> que las personas caen por accidente y sin dejartras de sí <strong>los</strong> rastros ordinarios de su antigua existencia como un cuerpo y una tumba. Encomparación con esta novísima invención para hacer desaparecer a la gente, el anticuado medio <strong>del</strong>asesinato, político o común, resultaba desde luego ineficaz. El asesino deja tras de él un cuerpo, yaunque trate de borrar <strong>los</strong> rastros de su propia identidad, no tiene poder para borrar la identidad desu víctima <strong>del</strong> recuerdo <strong>del</strong> mundo superviviente. La operación de la Policía secreta, por elcontrario, se encarga milagrosamente de que la víctima nunca haya existido.La relación entre la Policía Secreta y las sociedades secretas es obvia. El establecimiento de laprimera siempre ha necesitado y utilizado el argumento de <strong>los</strong> peligros suscitados por la existenciade las últimas. La Policía Secreta totalitaria es la primera en la Historia que, ni necesita, ni utiliza<strong>los</strong> anticuados pretextos de todos <strong>los</strong> tiranos. El anonimato de sus víctimas, que no pueden serdenominadas enemigas <strong>del</strong> régimen y cuya identidad es desconocida de <strong>los</strong> perseguidores hasta quese produce la decisión arbitraria <strong>del</strong> Gobierno eliminándolas <strong>del</strong> mundo de <strong>los</strong> vivos y exterminandosu recuerdo <strong>del</strong> mundo de <strong>los</strong> muertos, está más allá de todo secreto, más allá <strong>del</strong> más estrictosilencio, más allá <strong>del</strong> gran dominio de la doble vida que la disciplina de las sociedadesconspiradoras acostumbra a imponer a sus miembros.Los movimientos totalitarios que, durante su ascensión al poder, imitan ciertas características <strong>del</strong>a organización de las sociedades secretas y que, sin embargo, se establecen a la luz <strong>del</strong> día creanuna verdadera sociedad secreta sólo después de su llegada al poder. La sociedad secreta de <strong>los</strong>regímenes totalitarios es la Policía Secreta; el único secreto estrictamente guardado que existe en unpaís totalitario concierne a las operaciones de la Policía y a las condiciones de <strong>los</strong> campos deconcentración 120 . Desde luego, la población, en general, y <strong>los</strong> miembros <strong>del</strong> partido,específicamente, conocen todos <strong>los</strong> hechos generales: que existen campos de concentración, quedesaparecen personas, que son detenidas personas inocentes; al mismo tiempo, cada persona en unpaís totalitario sabe también que el mayor <strong>del</strong>ito es hablar siquiera de estos «secretos».Considerando que un hombre depende para su conocimiento de la afirmación y de la comprensiónde sus semejantes, esta información, generalmente compartida, pero individualmente guardada y117 BECK y GODIN, op. cit., pp. 127 y 234.118 Véase Nazi Conspiracy, VII, pp. 84 y ss.119 The Dark Side of the Moon.120 «Había poco en las SS que no fuera secreto. El mayor secreto era el de las prácticas en <strong>los</strong> campos de concentración.Ni siquiera <strong>los</strong> miembros de la Gestapo eran admitidos... en <strong>los</strong> campos sin un permiso especial» (EUGEN KOGON,Der SS-Staat Munich, 1946, p. 297).

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