12.07.2015 Views

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 356campo de concentración alemán Les Jours de notre mort, y, desde luego, sucede como si existierauna posibilidad de dar permanencia al mismo proceso de morir y de imponer una condición en laque tanto la muerte como la vida son efectivamente obstruidas por igual.Es la aparición de algún mal radical, anteriormente desconocido por nosotros, la que pone fin ala noción de desarrollo y transformación de cualidades. Aquí, no existen normas políticas nihistóricas ni simplemente morales, sino, todo lo más, la comprensión de que en la política modernahay implicado algo que realmente nunca debiera haberlo estado, tal como nosotros comprendemos ala política, es decir, o todo o nada —todo ello significa una indeterminada infinidad de formas devida en común o nada, porque una victoria de <strong>los</strong> campos de concentración significaría para <strong>los</strong>seres humanos el mismo destino inexorable que el empleo de la bomba de hidrógeno sería para eldestino de la raza humana.No existen parale<strong>los</strong> para la vida en <strong>los</strong> campos de concentración. Su horror nunca puede serabarcado completamente por la imaginación por la simple razón de que permanecen al margen de lavida y de la muerte. Nunca puede ser totalmente descrito por la razón de que el supervivienteretorna al mundo de <strong>los</strong> vivos, lo que le hace imposible creer por completo en sus propiasexperiencias pasadas. Es como si hubiera tenido que relatar lo sucedido en otro planeta, porque elstatus de <strong>los</strong> internados para el mundo de <strong>los</strong> vivos, donde se supone que nadie sabe si talesinternados viven o han muerto, es tal como si jamás hubieran nacido. Por ello, todos <strong>los</strong> parale<strong>los</strong>crean confusión y distraen la atención de lo que es esencial. El trabajo forzado en las prisiones y enlas colonias penitenciarias, la deportación y la esclavitud parecen, por un momento, ofrecercomparaciones válidas, pero en un examen más atento se advierte que no llevan a ninguna parte.El trabajo forzado como castigo se halla limitado en el tiempo y en la intensidad. El condenadoconserva sus derechos sobre su cuerpo; no es absolutamente torturado ni es absolutamentedominado. La deportación expulsa al deportado sólo de una parte <strong>del</strong> mundo a otra parte <strong>del</strong> mundotambién habitada por seres humanos; no le excluye por completo <strong>del</strong> mundo humano. A través de laHistoria, la esclavitud ha sido una institución dentro de un orden social; <strong>los</strong> esclavos no eran, comoson <strong>los</strong> internados en <strong>los</strong> campos de concentración, apartados de la vista y, por ello, de la protecciónde sus semejantes. Como instrumentos de trabajo, tenían un precio definido, y como propiedad, unvalor definido. El internado en el campo de concentración no tiene precio, porque siempre puede sersustituido; nadie sabe a quién pertenece, porque nunca ha sido visto. Desde el punto de vista de unasociedad normal es absolutamente superfluo, aunque en tiempos de aguda escasez de mano de obra,como en Rusia y en Alemania durante la guerra, es empleado para el trabajo.El campo de concentración como institución no fue establecido en beneficio de cualquier posiblerendimiento laboral; la única función económica permanente en el campo ha sido la financiación desu propio aparato supervisor; así, desde el punto de vista económico, <strong>los</strong> campos de concentraciónexisten principalmente en su propio beneficio. Cualquier trabajo que haya sido realizado hubierapodido ser acometido mejor y a menor precio bajo condiciones diferentes 135 . Especialmente Rusia,a <strong>los</strong> campos, 70.000 habían muerto ya al llegar a <strong>los</strong> campos o perecieron inmediatamente después (véase NaziConspiracy, IV, anexo II). Ulteriores informes de <strong>los</strong> campos de la Rusia soviética confirman que después de 1949 —esdecir, cuando todavía vivía Stalin, el índice de mortalidad en <strong>los</strong> campos de concentración, que anteriormente habíallegado a ser <strong>del</strong> 60 por 100 de <strong>los</strong> internados, fue sistemáticamente reducido, presumiblemente en razón de una escasezgeneral y aguda de mano de obra en la Unión Soviética. No debe confundirse a este mejoramiento en las condiciones devida con la crisis <strong>del</strong> régimen tras la muerte de Stalin, que, característicamente, fue primeramente advertida en <strong>los</strong>campos de concentración (véase Grenzen der Sowjetmacht, de WILHELM STARLINGER, Würzburg, 1955).135 Véase KOGON, op. cit., p. 58: «Una gran parte de trabajo realizado en <strong>los</strong> campos de concentración carecía deutilidad, o bien era superfluo, o había sido tan mal proyectado que tenía que ser realizado dos o tres veces.» TambiénBETTELHEIM, op. cit., pp. 831 y 832: «Especialmente <strong>los</strong> nuevos internados eran obligados a realizar tareas carentesde sentido... Se sentían envilecidos... y preferían trabajar aún más duramente para producir algo útil...» InclusoDALLIN, que basó todo su libro en la tesis de que el propósito de <strong>los</strong> campos rusos era lograr trabajo barato, se veforzado a reconocer la deficiencia <strong>del</strong> trabajo de <strong>los</strong> campos (op. cit., p. 105) .Las teorías corrientes sobre el sistema ruso de campos como medida económica para proporcionar una aportación detrabajo barato quedarían claramente refutadas si resultaran ser ciertas las recientes noticias acerca de amnistías en masay la abo lición de <strong>los</strong> campos de concentración. Porque, si <strong>los</strong> campos han servido para una importante finalidad

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!