12.07.2015 Views

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 139con escasas o nulas posesiones de ultramar. En el<strong>los</strong> la alianza entre el populacho y el capital sedesarrolló en el interior y afectó aún más gravemente (y atacó mucho más violentamente) a lasinstituciones nacionales y a todos <strong>los</strong> partidos nacionales 56 .La desdeñosa indiferencia de <strong>los</strong> políticos imperialistas ante las cuestiones internas fue, sinembargo, muy notable en todas partes y especialmente en Inglaterra. Aunque <strong>los</strong> «partidos porencima de <strong>los</strong> partidos», como la Primrose League, poseyeron una influencia secundaria, elimperialismo fue la causa principal de la degeneración <strong>del</strong> sistema de <strong>los</strong> dos partidos en el sistema<strong>del</strong> Primer Banco * , que condujo «a una disminución <strong>del</strong> poder de la oposición» en el Parlamento yal desarrollo <strong>del</strong> «poder <strong>del</strong> Gabinete en perjuicio de la Cámara de <strong>los</strong> Comunes» 57 . Desde luego,esto fue llevado a cabo mediante una política que estaba más allá de las luchas partidistas y porhombres que afirmaban hablar en nombre de toda la nación. Semejante lenguaje estaba destinado aatraer y a engañar precisamente a aquellas personas que todavía retenían un destello de idealismopolítico. El grito de unidad parecía exactamente el grito de batalla que siempre ha conducido a <strong>los</strong>pueb<strong>los</strong> a la guerra; y, sin embargo, nadie advirtió en el universal y permanente instrumento deunidad el germen de una guerra universal y permanente.Los funcionarios gubernamentales se comprometieron más activamente que cualquier otro grupoen el tipo nacionalista de imperialismo y fueron <strong>los</strong> principales responsables de la confusión <strong>del</strong>imperialismo con el nacionalismo. Las Naciones-Estados habían creado y dependían de laAdministración Civil como un cuerpo permanente de funcionarios, que las servían sin atención asus intereses de clase y a <strong>los</strong> cambios gubernamentales. Su honor profesional y su respeto por símismos —especialmente en Inglaterra y en Alemania— se derivaba <strong>del</strong> hecho de ser servidores <strong>del</strong>a nación en general. Eran el único grupo con un interés directo en apoyar la reivindicaciónfundamental <strong>del</strong> Estado a su independencia de clases y facciones. En nuestro tiempo resulta yaobvio que la autoridad de la Nación-Estado dependía ampliamente de la independencia económica yde la neutralidad política de sus funcionarios civiles; el declive de las naciones había comenzadoinvariablemente por la corrupción de su Administración permanente y el convencimiento general deque <strong>los</strong> funcionarios civiles se hallan a sueldo, no <strong>del</strong> Estado, sino de las clases poseedoras. Alconcluir el siglo éstas se habían tornado ya tan dominantes que era casi ridículo que un empleadoestatal mantuviera la pretensión de que se hallaba sirviendo a la nación. La división en clases dejabaa <strong>los</strong> funcionarios civiles fuera <strong>del</strong> cuerpo social y les forzaba a formar una camarilla propia. En lasAdministraciones coloniales escaparon a la desintegración <strong>del</strong> cuerpo nacional. Dominando apueb<strong>los</strong> extranjeros en lejanos países, podían mucho mejor pretender ser heroicos sirvientes de lanación «que por sus servicios han glorificado a la raza británica» 58 de lo que hubieran podidopretender permaneciendo en su patria. Las colonias ya no eran simplemente «un vasto sistema desalida al aire libre de las clases superiores», como todavía podía describirlas James Mill; se habíanconvertido en el verdadero espinazo <strong>del</strong> nacionalismo británico, que descubrió en la dominación depaíses distantes y en el gobierno de pueb<strong>los</strong> extranjeros la única manera de servir a <strong>los</strong> interesesbritánicos y nada más que británicos. Las Administraciones juzgaban que «el genio peculiar de cadanación no se manifiesta más claramente que en su sistema de tratar con razas sometidas» 59 .56 Véase capítulo VIII.* El <strong>del</strong> Gobierno en el Parlamento o, refiriéndose a España, el «banco azul». (N. <strong>del</strong> T.)57 HOBSON, op. cit., pp. 146 y ss. «No hay duda de que el poder <strong>del</strong> Gabinete ante la Cámara de <strong>los</strong> Comunes hacrecido firme y rápidamente y parece seguir creciendo», advirtió BRYCE en 1901 en Studies in History andJurisprudence, 1901, I, 177. Por lo que se refiere al funcionamiento <strong>del</strong> sistema <strong>del</strong> Primer Banco, véase la obra deHILAIRE BELLOC y CECIL CHESTERTON, The Party System, Londres, 1911.58 Lord Curzon, en el descubrimiento de la lápida conmemorativa de Lord Cromer. Véase Lord Cromer, deLAWRENCE J. ZETLAND, 1932, p. 362.59 Sir HESKETH BELL, op cit., parte I, p. 300.En la Administración colonial holandesa prevalecían <strong>los</strong> mismos sentimientos. «La más alta tarea, la tarea sinprecedentes, es la que aguarda al funcionario de la Administración Civil de las Indias Orientales... debería considerarsecomo el más alto honor el servicio en sus filas... el selecto cuerpo que cumple la misión de Holanda en ultramar.» VéaseColonial Policy, de DE KAT ANGELINO, Chicago, 1931, II, 129.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!