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arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 171<strong>los</strong> límites de la antigua religión nacional israelita hasta llegar a una superstición que ni siquierapodía denominarse herejía 23 . Como <strong>los</strong> judíos, creían firmemente en sí mismos como puebloelegido 24 , con la diferencia esencial de que eran <strong>los</strong> elegidos no para la salvación divina de toda laHumanidad, sino para la perezosa dominación de otras especies que eran condenadas a una tareaigualmente perezosa 25 . Esta era la voluntad de Dios en la Tierra como afirmó la Iglesia ReformadaHolandesa y lo afirma todavía hoy en contraste áspero y hostil con <strong>los</strong> misioneros de todas lasdemás confesiones cristianas 26 .El racismo boer, a diferencia de otros tipos, tenía un toque de autenticidad y, por así decirlo, deinocencia. Una completa falta de literatura y de otros logros intelectuales es la mejor prueba de estaafirmación 27 . Era y sigue siendo una desesperada reacción ante unas desesperadas condiciones devida, indiferenciadas e inconsecuentes mientras se las consideraba aisladamente. Losacontecimientos empezaron a sucederse sólo con la llegada de <strong>los</strong> británicos, tan poco interesadosen su más nueva colonia, que en 1894 todavía era denominada estación militar (en oposición tanto auna colonia como a una plantación). Pero su simple presencia; es decir, el contraste de su actitudhacia <strong>los</strong> nativos a <strong>los</strong> que no consideraban una diferente especie animal, sus posteriores intentos(después de 1834) de abolir la esclavitud y, sobre todo, sus esfuerzos por imponer límites fijos a lapropiedad de la tierra, provocó en la estancada sociedad boer una violenta reacción. Resultacaracterístico de la sociedad boer el hecho de que esta reacción siguiera a través <strong>del</strong> siglo XIX lasmismas y repetidas líneas: <strong>los</strong> granjeros boers escaparon con sus carretas de bueyes a la leybritánica hacia el desolado interior <strong>del</strong> país, abandonando sin lamentarlo sus casas y sus granjas.Antes que establecer límites a sus posesiones prefirieron dejarlas 28 . Esto no significa que <strong>los</strong> boersno se sintieran como en casa allí donde resultaran estar. Se sentían y se sienten mucho más en sucasa en África que cualesquiera emigrantes subsiguientes, pero en África y no en un territorioespecíficamente limitado. Sus fantásticas escapadas, que produjeron consternación en laAdministración británica, mostraron claramente que se habían transformado en una tribu y quehabían perdido el sentimiento <strong>del</strong> europeo por un territorio, una patria propia. Se comportaronexactamente igual que las tribus negras que habían vagado también durante sig<strong>los</strong> por el continentenegro, sintiéndose auténticamente en su casa allí donde se hallaba la horda y huyendo, como de lamuerte, de todo intento de asentamiento definitivo.23 KIEWIET (op. cit., p. 181) menciona «la doctrina de superioridad racial, que fue extraída de la Biblia y reforzada porla interpretación popular que el siglo XIX dio a las teorías de Darwin».24 «El Dios <strong>del</strong> Antiguo Testamento fue para el<strong>los</strong> una figura nacional casi en el mismo grado que lo fue para <strong>los</strong>judíos... Recuerdo una memorable escena en un club de Ciudad de El Cabo en que un atrevido británico, que comía contres o cuatro holandeses, se atrevió a decir que Cristo fue un no europeo y que, legalmente hablando, no habría podidoentrar como inmigrante en la Unión Sudafricana. Los holandeses quedaron tan electrificados por la observación queestuvieron a punto de caerse de sus sillas» (BARNES, op. cit, p. 33).25 Para el granjero boer, la separación y la degradación de <strong>los</strong> nativos han sido «ordenadas por Dios y es un crimen yuna blasfemia argumentar en contrario» (NORMAN BENTWICH, «South África. Dominion of Racial Problems», enPolitical Quarterly, 1939, vol. X, n.° 3).26 «Hasta hoy, el misionero es para el boer el traidor fundamental, el hombre blanco que se alía con el negro contra elblanco» (S. GERTRUDE MILLIN, Rhodes, Londres, 1933, p. 38).27 «Como tenían poco arte, menos arquitectura y nada de literatura se aferraban a sus granjas, sus Biblias y su sangrepara diferenciarse ásperamente de <strong>los</strong> nativos y <strong>del</strong> outlander» (KIEWIET, op. cit., p. 121).28 El verdadero Vortrekker odiaba las fronteras. Cuando el Gobierno británico insistió en el establecimiento de unoslímites fijos para la colonia y para las granjas que había dentro de ésta, le arrebató algo... Fue seguramente lo mejor paralograr que se trasladaran al otro lado de la frontera, donde había agua y tierras libres, donde no existía ningún Gobiernobritánico que prohibiera el nomadismo y donde <strong>los</strong> hombres blancos no podían ser llevados ante <strong>los</strong> tribunales pararesponder de <strong>los</strong> agravios a sus servidores» (ibíd., pp. 54 y 55). «El gran Trek, un movimiento único en la historia de lacolonización» (p. 58) «significó la derrota de la política en pro de un asentamiento más intensivo. A toda Sudáfrica seextendió la práctica que requería la superficie de todo un municipio canadiense para el asentamiento de 10 familias. Asíse hizo para siempre imposible la segregación de las razas blanca y negra en zonas separadas de asentamiento...Llevando a <strong>los</strong> boers más allá <strong>del</strong> alcance de la ley británica el Gran Trek les permitió establecer relaciones ‘adecuadas'con la población nativa» (p. 56). «En años posteriores el Gran Trek se convertiría en algo más que una protesta; habíade convertirse en una rebelión contra la Administración británica y en piedra fundacional <strong>del</strong> racismo anglo-boer <strong>del</strong>siglo XX» (JAMES op. cit., p. 28).

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