12.07.2015 Views

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 88libre, elevándose de familia judía en familia judía» 71 .No fue accidental el que esto sucediera pocodespués de que la judería francesa nativa, durante el escándalo de Panamá, cediera ante la iniciativay la falta de escrúpu<strong>los</strong> de algunos aventureros judíos alemanes; las excepciones individuales, con osin título, que hasta entonces buscaban la sociedad de <strong>los</strong> salones antisemitas y monárquicos, dondepodían soñar con <strong>los</strong> buenos días idos <strong>del</strong> Segundo Imperio, se encontraron en la misma categoríaque judíos a <strong>los</strong> que jamás hubieran invitado a sus casas. Si la judeidad como excepcionalidad era larazón para la admisión de judíos, entonces tenían que ser preferidos aquel<strong>los</strong> que eran claramente«una tropa sólida, homogénea dentro de sí misma y profundamente diferente de las personas a lasque se veía pasar», aquel<strong>los</strong> que aún no habían «alcanzado la misma fase de asimilación» que sushermanos advenedizos 72 .Aunque Benjamín Disraeli seguía siendo uno de aquel<strong>los</strong> judíos que eran admitidos en sociedadpor constituir excepciones, su secularizada autorrepresentación como «un hombre elegido de la razaelegida» prefiguraba y esbozaba las líneas a lo largo de las cuales había de desarrollarse laautointerpretación judía. Si ésta, fantástica y cruda como era, no hubiese resultado tan curiosamentesimilar a lo que la sociedad esperaba de <strong>los</strong> judíos, <strong>los</strong> judíos jamás habrían sido capaces dedesempeñar este dudoso papel. No fue, desde luego, que adoptaran conscientemente lasconvicciones de Disraeli o que elaboraran intencionadamente la primera, tímida y pervertidaautointerpretación de sus predecesores prusianos de comienzos de siglo; la mayoría de el<strong>los</strong>ignoraba felizmente toda la Historia judía. Pero allí donde <strong>los</strong> judíos fueron educados, secularizadosy asimilados bajo las ambiguas condiciones de la sociedad y <strong>del</strong> Estado en la Europa occidental ycentral, perdieron esa medida de responsabilidad política que implicaba su origen y que <strong>los</strong> notablesjudíos siempre habían sentido, aunque fuera en la forma de privilegio y de dominio. El origen judío,sin connotaciones religiosas y políticas, se convirtió en todas partes en una cualidad psicológica, setornó «judeidad» y desde entonces pudo ser considerado solamente dentro de las categorías de lavirtud o <strong>del</strong> vicio. Si es cierto que la «judeidad» no podría haber sido pervertida en vicio interesantesin un prejuicio que la consideraba <strong>del</strong>ito, también es cierto que tal perversión fue posible gracias aaquel<strong>los</strong> judíos que la estimaban una virtud innata.La judería asimilada ha sido censurada por su alienación <strong>del</strong> judaísmo, y la catástrofe final que lesobrevino es frecuentemente considerada un sufrimiento tan insensato como horrible, dado quehabía perdido el viejo valor <strong>del</strong> martirio. Este argumento ignora el hecho de que, por lo que serefiere a <strong>los</strong> antiguos esti<strong>los</strong> de fe y de vida, la «alienación» fue igualmente evidente en <strong>los</strong> paísesde Europa oriental. Pero la noción usual que estima «desjudaizados» a <strong>los</strong> judíos de Europaoccidental es engañosa por otra razón. La descripción de Proust, en contraste con las declaracionesobviamente interesadas <strong>del</strong> judaísmo oficial, muestra que el hecho <strong>del</strong> nacimiento judío jamásdesempeñó un papel tan decisivo en la vida privada y en la existencia cotidiana como entre <strong>los</strong>judíos asimilados. El reformador judío que transformó una religión nacional en una denominaciónreligiosa con la idea de que la religión es un asunto privado; el revolucionario judío, que pretendíaser un ciudadano <strong>del</strong> mundo para desembarazarse de la nacionalidad judía, el judío culto, «unhombre en la calle y un judío en casa», cada uno de éstos lograron convertir una cualidad nacionalen un asunto privado. El resultado fue que sus vidas privadas, sus decisiones y sentimientos seconvirtieron en el verdadero centro de su «judeidad». Y cuanto más perdió su significado religioso,nacional y socio-económico el hecho <strong>del</strong> nacimiento judío, más obsesiva se tornó la judeidad; <strong>los</strong>judíos se hallaban obsesionados por ésta como uno puede estarlo por un defecto o por una ventajafísicos, y entregados a ésta como uno puede estarlo a un vicio.La «innata disposición» de Proust no es nada más que esta obsesión personal y privada, queestaba tan considerablemente justificada por una sociedad donde el éxito y el fracaso dependían <strong>del</strong>hecho <strong>del</strong> nacimiento judío. Proust lo confundió con la «predestinación racial» porque vio ydescribió sólo su aspecto social y sus reconsideraciones individuales. Y es cierto que, para elobservador atento, la conducta de la camarilla judía mostraba las mismas normas de71 A l'ombre des jeunes filles en fleur, II parte, «Noms de Pays: le Pays».72 Ibíd.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!