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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 378vivir» tenían que ser exterminadas. Cualquiera que aceptase que existían cosas tales como las«clases moribundas» y no extrajera la consecuencia de matar a sus miembros, o que el derecho a lavida tenía algo que ver con la raza, y no extrajera la consecuencia de matar a las «razas incapaces»,era simplemente un estúpido o un cobarde. Esta estricta lógica como guía para una acción penetratoda la estructura de <strong>los</strong> movimientos y de <strong>los</strong> Gobiernos totalitarios. Obra exclusiva de Hitler y deStalin es el hecho de que, aunque no añadieran un solo nuevo pensamiento a las ideas y <strong>los</strong> slogansde la propaganda de sus movimientos, sólo por esta razón deben ser considerados ideólogos de lamayor importancia.Lo que distinguía a estos nuevos ideólogos totalitarios de sus predecesores estribaba en que yano era primariamente la «idea» de la ideología —la lucha de clases y la explotación de <strong>los</strong>trabajadores o la lucha de razas y el cuidado por <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> germánicos— lo que les atraía, sino elproceso lógico que podía desarrollarse a partir de ahí. Según Stalin, no eran la idea ni la oratoria,sino «la irresistible fuerza de la lógica» de Lenin la que se imponía abrumadoramente a susaudiencias. Se descubrió que el poder, que Marx creyó que nacía cuando la idea se apoderaba de lasmasas, no residía en la misma idea, sino en el proceso lógico que «como un poderoso tentáculo seapodera de uno por todos lados como una garra y ante el cual uno carece de fuerza para apartarse;es preciso rendirse o aceptar mentalmente una profunda derrota» 3 . Sólo cuando se hallaba en juegola realización de <strong>los</strong> objetivos ideológicos, la sociedad sin clases o la raza de señores, podíamostrarse esta fuerza por sí misma. En el proceso de realización la sustancia original sobre la que sehallan basadas las ideologías mientras que tienen que atraer a las masas —la explotación de <strong>los</strong>trabajadores o las aspiraciones nacionales de Alemania— se pierde gradualmente como si fuesedevorada por el mismo proceso: de perfecto acuerdo con el «frío razonamiento» y la «irresistiblefuerza de la lógica», <strong>los</strong> trabajadores perdieron bajo la dominación bolchevique incluso aquel<strong>los</strong>derechos que les habían sido otorgados bajo la opresión zarista, y el pueblo alemán padeció ungénero de guerra en la que no se prestó la más ligera atención a <strong>los</strong> requerimientos mínimos para lasupervivencia de la nación alemana. Corresponde a la naturaleza de las políticas ideológicas —y noes simplemente una traición cometida en beneficio <strong>del</strong> interés propio o <strong>del</strong> deseo <strong>del</strong> poder— elhecho de que el verdadero contenido de la ideología (la clase trabajadora o <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> germánicos)que originariamente determinó la «idea» (la lucha de clases como ley de la Historia o la lucha derazas como ley de la Naturaleza) sea devorado por la lógica con la que es realizada la «idea».La preparación de las víctimas y de <strong>los</strong> ejecutores que requiere el <strong>totalitarismo</strong> en lugar <strong>del</strong>principio de la acción de Montesquieu no es la misma ideología —el racismo o el materialismodialéctico—, sino su lógica inherente. El argumento más persuasivo al respecto, un argumento <strong>del</strong>que tanto Hitler como Stalin se sentían muy orgul<strong>los</strong>os, es: «Usted no puede decir A, sin decir B yC y etcétera», hasta llegar al final <strong>del</strong> alfabeto homicida. Aquí parece hallar su fuente la fuerzacoactiva de la lógica; surgen de nuestro propio temor a contradecirnos. Hasta el punto de que lapurga bolchevique logró que sus víctimas confesaran crímenes que jamás habían cometido,descansa en ese temor básico y arguye de la siguiente manera: «Todos estamos de acuerdo en lapremisa de que la Historia es una lucha de clases y en el papel <strong>del</strong> partido en su dirección. Ustedsabe por eso que, históricamente hablando, el partido siempre tiene razón.» (En palabras deTrotsky: «Podemos tener razón con y por el partido, porque la Historia no ha proporcionado otrocamino para tener razón.») En este momento histórico, es decir, de acuerdo con la ley de la Historia,van a ser cometidos ciertos crímenes que el partido, conociendo la ley de la Historia, tiene quecastigar. Para estos crímenes, el partido necesita criminales; puede que el partido, aunque conozca<strong>los</strong> crímenes, no conozca completamente a <strong>los</strong> criminales. Más importante que hallarse seguroacerca de <strong>los</strong> criminales es castigar <strong>los</strong> crímenes, porque sin tal castigo la Historia no progresará,sino que puede verse incluso obstaculizada en su curso. Por eso, usted, o bien ha cometido <strong>los</strong>crímenes, o ha sido designado por el partido para desempeñar el papel de criminal; en cualquier3 Discurso de Stalin <strong>del</strong> 28 de enero de 1924; cita de LENIN, Selected Works, vol. I, p. 33, Moscú, 1947. Es interesanteadvertir que la «lógica» de Stalin figura entre las pocas cualidades que Kruschev le alaba en su devastador discurso anteel XX Congreso <strong>del</strong> Partido.

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