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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 339constantemente la ostensible política exterior <strong>del</strong> Estado totalitario en potencial asunto interno <strong>del</strong>movimiento totalitario.Sin embargo, estas funciones, que realiza la Policía secreta para preparar la utopía totalitaria dedominación mundial, resultan secundarias ante las que requiere la realización actual de la ficcióntotalitaria en un país. El papel dominante de la Policía secreta en <strong>los</strong> asuntos internos de <strong>los</strong> paísestotalitarios ha contribuido natural y considerablemente al equívoco corriente acerca <strong>del</strong><strong>totalitarismo</strong>. Todos <strong>los</strong> despotismos se basan profundamente en <strong>los</strong> servicios secretos y se sientenmás amenazados por su propio pueblo que por cualquier pueblo extranjero. Sin embargo, estaanalogía entre el <strong>totalitarismo</strong> y el despotismo opera sólo durante las primeras fases de ladominación totalitaria, cuando todavía existe una oposición política. En éste como en otrosaspectos, el <strong>totalitarismo</strong> se aprovecha y proporciona un apoyo consciente a <strong>los</strong> errores nototalitarios, por poco elogiosos que puedan serle. Himmler, en su famoso discurso de 1937 al EstadoMayor de la Reichswehr, asumió el papel de un tirano ordinario cuando explicó la constanteexpansión de las fuerzas de Policía suponiendo la existencia de un «cuarto teatro de operaciones, encaso de guerra, la Alemania interior» 89 . Similarmente, Stalin, casi en el mismo momento, logróconvencer a la vieja guardia bolchevique, cuyas «confesiones» necesitaba, de la existencia de unaamenaza de guerra contra la Unión Soviética y, en consecuencia, de una situación de emergenciadurante la cual el país debería permanecer unido aunque fuera tras un déspota. El aspecto mássorprendente de estas declaraciones fue el que ambas fueran formuladas después de que habíaquedado extinguida toda la oposición política y de pe se extendieran <strong>los</strong> servicios secretos cuandoya no quedaban oponentes a <strong>los</strong> que espiar. Cuando llegó la guerra, Himmler ni necesitó ni utilizó asus tropas de las SS en la misma Alemania excepto para dirigir <strong>los</strong> campos de concentración y paravigilar a la población esclava extranjera; la masa de las SS armadas sirvió en el frente oriental,donde fue utilizada para «misiones especiales» —habitualmente, crímenes en masa—y en laaplicación de una política que frecuentemente actuaba tanto contra la jerarquía militar como contrala jerarquía civil nazi. Como la Policía secreta de la Unión Soviética, las formaciones de las SSllegaban habitualmente después de que las fuerzas militares hubieran pacificado el territorioconquistado y de haberse enfrentado con la oposición política abierta.En las primeras fases de un régimen totalitario, empero, la Policía secreta y las formaciones deélite <strong>del</strong> partido todavía desempeñan un papel similar al existente en otras formas de dictadura y en<strong>los</strong> bien conocidos regímenes de terror <strong>del</strong> pasado; y la excesiva crueldad de sus métodos sólo notiene paralelo en la historia de <strong>los</strong> modernos países occidentales. La fase primera de localización deenemigos secretos y de caza de antiguos adversarios es habitualmente combinada con elreclutamiento de toda la población en organizaciones frontales y con la reeducación de <strong>los</strong> antiguosmiembros <strong>del</strong> partido para servicios de espionaje, de forma tal que la más bien dudosa adhesión de<strong>los</strong> simpatizantes reclutados no inquiete a <strong>los</strong> cuadros especialmente bien entrenados de la Policía.Durante esta fase es cuando, para aquel que resulte tener «pensamientos peligrosos», un vecino seconvierte en un enemigo más mortal que <strong>los</strong> agentes policíacos oficialmente designados. El final <strong>del</strong>a primera fase llega con la liquidación de la resistencia abierta y la secreta en cualquier formaorganizada. Puede ser fijado alrededor de 1935 en Alemania y hacia 1930 en la Rusia soviética,Sólo tras haber sido completado el exterminio de <strong>los</strong> enemigos auténticos y comenzada la cazade «enemigos objetivos», se torna el terror en el verdadero contenido de <strong>los</strong> regímenes totalitarios.Bajo pretexto de construcción <strong>del</strong> socialismo en un solo país o de utilizar un territorio dado comolaboratorio para un experimento revolucionario, o de realizar la Volksgemeinschaft, se hace realidadla segunda reivindicación <strong>del</strong> <strong>totalitarismo</strong>, la reivindicación de dominación total. Y aunqueteóricamente sólo es posible la dominación total bajo las condiciones de la dominación mundial, <strong>los</strong>regímenes totalitarios han demostrado que esta parte de la utopía totalitaria puede ser llevada casihasta la perfección porque es totalmente independiente de la derrota o de la victoria. Así, Hitler, enmedio de sus retiradas militares, podía regocijarse con el exterminio de <strong>los</strong> judíos y con elestablecimiento de las fábricas de la muerte; fuera cual fuese el resultado final, sin la guerra nunca89 Véase Nazi Conspiracy, IV, pp. 616 y ss.

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