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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 2692. LA ALIANZA ENTRE EL POPULACHO Y LA ÉLITEMás amenazadora para nuestra paz mental que la lealtad incondicional de <strong>los</strong> miembros de <strong>los</strong>movimientos totalitarios y el apoyo popular a <strong>los</strong> regímenes totalitarios es la indiscutible atracciónque estos movimièntos ejercen sobre la élite y no sólo sobre <strong>los</strong> elementos <strong>del</strong> populacho en lasociedad. Sería temerario tratar de disminuir la importancia de la terrible lista de hombres preclarosa <strong>los</strong> que el <strong>totalitarismo</strong> puede contar entre sus simpatizantes, compañeros de viaje y miembrosinscritos <strong>del</strong> partido, atribuyéndolo a extravagancias artísticas o a una ingenuidad profesoral.Esta atracción experimentada por la élite es una clave tan importante para la comprensión de <strong>los</strong>movimientos totalitarios (aunque difícilmente de la de <strong>los</strong> regímenes totalitarios) como lo es su másobvia conexión con el populacho. Revela la atmósfera específica, el clima general en donde tienelugar el auge <strong>del</strong> <strong>totalitarismo</strong>. Tendría que recordarse que <strong>los</strong> jefes de <strong>los</strong> movimientos totalitariosy sus simpatizantes son, por así decirlo, más viejos que las masas que organizan, de forma tal que,cronológicamente hablando, las masas no tienen que aguardar desamparadas la aparición de suspropios líderes en medio de una decadente sociedad de clases de la que son el más sobresalienteproducto. Aquel<strong>los</strong> que voluntariamente abandonaron la sociedad antes de que se produjera laruptura de las clases, junto con el populacho, que era un primitivo subproducto de la dominación <strong>del</strong>a burguesía, estaban dispuestos a recibirles. Los dirigentes totalitarios contemporáneos y <strong>los</strong> líderesde <strong>los</strong> movimientos totalitarios todavía presentan <strong>los</strong> rasgos característicos <strong>del</strong> populacho, cuyapsicología y cuya fi<strong>los</strong>ofía política son bastante bien conocidas; no sabemos todavía lo que sucederácuando logre imponerse el auténtico hombre-masa, aunque puede suponerse fundadamente quetendrá más en común con la meticu<strong>los</strong>a y calculada precisión de Himmler que con el fanatismohistérico de Hitler, que se parecerá más a la testaruda frialdad de Molotov que a la crueldad sensualy vengativa de Stalin.A este respecto, la situación en Europa después de la segunda guerra mundial no difiereesencialmente de la situación en la primera postguerra.En la década de <strong>los</strong> 20, las ideologías <strong>del</strong> fascismo, el nazismo y el bolchevismo fueronformuladas y dirigidos sus movimientos por la llamada generación <strong>del</strong> frente, por aquel<strong>los</strong> quehabían sido educados en la época anterior a la guerra y la recordaban claramente, de forma tal quela pa lítica general y el clima general <strong>del</strong> <strong>totalitarismo</strong> de la postguerra estaban siendo determinadospor una generación que conocía íntimamente el tiempo y la vida que habían precedido a esteperíodo. Esto es específicamente cierto en el caso de Francia, donde la ruptura <strong>del</strong> sistema de clasesse pro dujo después de la segunda guerra mundial y no en la primera postguerra. Como <strong>los</strong> hombres<strong>del</strong> populacho y <strong>los</strong> aventureros de la era imperialista, <strong>los</strong> jefes de <strong>los</strong> movimientos totalitariostienen en común con sus simpatizantes intelectuales el hecho de haberse hallado al margen <strong>del</strong>sistema de clases y <strong>del</strong> sistema nacional de la sociedad respetable europea incluso antes de que estesistema se quebrara.Este quebrantamiento, cuando la presunción de una espúrea respetabilidad dio paso a unadesesperación anárquica, pareció ser la primera gran oportunidad tanto para la élite como para elpopulacho. Esto resulta obvio en <strong>los</strong> nuevos líderes de masas, cuyas carreras reproducen lascaracterísticas de <strong>los</strong> primeros jefes <strong>del</strong> populacho: fracaso en la vida profesional y social,perversión y desastre en la vida privada. El hecho de que antes de que se iniciaran sus carreraspolíticas fueran sus vidas un fracaso, por lo que resultaron ingenuamente censurados por <strong>los</strong> jefesmás respetables de <strong>los</strong> viejos partidos, constituyó el factor más fuerte de su atractivo para las masas.Parecía demostrar que individualmente encarnaban el destino de la masa de su tiempo y que sudeseo de sacrificarlo todo al movimiento, la seguridad de su devoción a aquel<strong>los</strong> que habían sidoalcanzados por la catástrofe, su determinación de no retroceder nunca a la seguridad de la vidanormal y su desprecio por la respetabilidad eran completamente sinceros y no inspirados porambiciones pasajeras.

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