12.07.2015 Views

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 297adversarios. La organización y la propaganda (más que el terror y la propaganda) son dos caras <strong>del</strong>a misma moneda 61 .El medio de organización más sorprendentemente nuevo de <strong>los</strong> movimientos en su fase anteriora la conquista <strong>del</strong> poder es la creación de las llamadas organizaciones frontales, la distinción trazadaentre <strong>los</strong> miembros <strong>del</strong> partido y sus simpatizantes. En comparación con esta invención, otrascaracterísticas típicamente totalitarias, tales como la designación de funcionarios desde arriba y elmonopolio eventual de <strong>los</strong> nombramientos en un hombre, son de importancia secundaria. Elllamado «principio <strong>del</strong> jefe» no es en sí mismo totalitario; ha tomado ciertas características <strong>del</strong>autoritarismo y de la dictadura militar, que han contribuido considerablemente a oscurecer y aempequeñecer el fenómeno esencialmente totalitario. Si <strong>los</strong> funcionarios nombrados desde arribaposeyeran autoridad y responsabilidad reales, tendríamos que habérnoslas con una estructurajerarquizada en la que la autoridad y el poder son <strong>del</strong>egados y gobernados por leyes. Cabe decir lomismo de la organización de un ejército y de la dictadura militar establecida según su mo<strong>del</strong>o; aquíel poder absoluto de mando de arriba a abajo y la obediencia absoluta de abajo a arribacorresponden a la situación de peligro extremado en combate, que es precisamente por lo que noson totalitarios. Una cadena de mando jerárquicamente organizada significa que el poder <strong>del</strong> quemanda depende de todo el sistema jerárquico en el qué opera. Cada jerarquía, por totalitaria que seaen su dirección y cada cadena de mando, por arbitrario y dictatorial que sea el contenido de lasórdenes, tienden a estabilizar, y restringirían, el poder total <strong>del</strong> líder de un movimiento totalitario 62 .En el lenguaje de <strong>los</strong> nazis, la inagotable, incansable y dinámica «voluntad <strong>del</strong> Führer» —y no susórdenes, término que puede implicar una autoridad determinada y circunscrita— se convierte en leysuprema en un Estado totalitario 63 . El principio <strong>del</strong> jefe desarrolla su carácter totalitario sólo a partirde la posición en la que el movimiento totalitario, gracias a su posición única, coloca al jefe; sólo apartir, pues, de su importancia funcional para el movimiento. Esto es también corroborado por elhecho de que, tanto en el caso de Hitler como en el de Stalin, el principio mismo <strong>del</strong> jefe sólocristalizó lenta y paralelamente a la progresiva «totalitarización» <strong>del</strong> movimiento 64 .Un anonimato que contribuye considerablemente a la calidad sobrenatural de todo el fenómenooscurece <strong>los</strong> comienzos de esta nueva estructura organizativa. No sabemos quién fue el primero que61 Véase HITLER, «Propaganda y organización», en op. cit., libro II, cap. XI.62 La demanda vehementemente urgente de Himmler de «no promulgar ningún decreto concerniente a la definición <strong>del</strong>término ‘judío’» es un caso que merece subrayarse, porque «con estos alocados compromisos nos ataremos las manos»(Documento de Nuremberg núm. 626, carta a Berger, fechada el 28 de julio de 1942, fotocopia en el «Centre deDocumentation juive»).63 La expresión «La voluntad <strong>del</strong> Führer es la ley suprema» se halla en todas las fórmulas oficiales relativas a ladirección <strong>del</strong> partido y de las SS. La mejor fuente sobre el tema es Rechtseintichtungen und Rechtsaufgaben derBewegung, de OTTO GAUWEILER, 1939.64 HEIDEN, op. cit., p. 292, señala la siguiente diferencia entre la primera edición de Mein Kampf y la siguiente: laprimera edición propone la elección de funcionarios <strong>del</strong> partido que sólo tras esa elección estarán investidos de «unpoder y tina autoridad ilimitados»; en las siguientes ediciones se determina que la designación de <strong>los</strong> funcionarios <strong>del</strong>partido será realizada desde arriba, por el jefe inmediato superior. Naturalmente, para la estabilidad de <strong>los</strong> regímenestotalitarios el nombramiento desde arriba es un principio mucho más importante que el de «la autoridad ilimitada» <strong>del</strong>funcionario designado. En la práctica, la autoridad de <strong>los</strong> subjefes se hallaba decisivamente limitada por la absolutasoberanía <strong>del</strong> jefe. Véase más a<strong>del</strong>ante.Stalin, procedente <strong>del</strong> aparato conspirador <strong>del</strong> partido bolchevique, no pensó probablemente nunca en este problema.Para él, <strong>los</strong> nombramientos dentro de la maquinaria <strong>del</strong> partido eran una cuestión de acumulación de poder personal.(Pero sólo en <strong>los</strong> años 30, tras haber estudiado el ejemplo de Hitler, permitió que le llamaran «jefe».) Debe reconocerse,sin embargo, que podía justificar fácilmente estos métodos, citando la teoría de Lenin según la cual «la historia de todos<strong>los</strong> países muestra que la clase trabajadora, exclusivamente por su propio esfuerzo, sólo es capaz de desarrollarconciencia sindicalista», y que por ello su jefatura ha de provenir necesariamente de fuera (véase What is to be done?,publicado por vez primera en 1902, en Collected Works, vol. IV, libro II). El hecho es que Lenin consideró al partidocomunista como la parte «más progresista» de la clase trabajadora y. al mismo tiempo, «la palanca de organizaciónpolítica» que «dirige a toda la masa <strong>del</strong> proletariado», es decir, una organización fuera de la clase y por encima de ella.(Véase The Russian Revolution, 1917-1921, de W. H. CHAMBERLIN, Nueva York, 1935, II, 361.) Sin embargo, Leninno puso en tela de juicio la validez de la democracia interna <strong>del</strong> partido, aunque estaba inclinado a restringir lademocracia a la misma clase trabajadora.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!