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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 263otorgaban las masas a <strong>los</strong> nuevos dirigentes <strong>del</strong> populacho ni tampoco <strong>los</strong> talentos genuinos de <strong>los</strong>nuevos dirigentes <strong>del</strong> populacho para la creación de nuevas formas de organización. El po pulachocomo líder de estas masas ya no era agente de la burguesía ni de nadie más excepto de las masas.El hecho de que <strong>los</strong> movimientos totalitarios dependieran menos de la carencia de estructuras deuna sociedad de masas que de las condiciones específicas de unas masas atomizadas eindividualizadas puede advertirse mejor en una comparación <strong>del</strong> nazismo y <strong>del</strong> bolchevismo, que seiniciaron en sus respectivos países bajo muy diferentes circunstancias. Para trocar la dictadurarevolucionaria de Lenin en una dominación completamente totalitaria, Stalin tuvo primero que crearartificialmente esa sociedad atomizada que había sido preparada para <strong>los</strong> nazis en Alemania graciasa circunstancias históricas.La victoria sorprendentemente fácil de la Revolución de Octubre tuvo lugar en un país donde unaburocracia despótica y centralizada gobernaba a una población de masas sin estructura a la que nohabían organizado ni <strong>los</strong> vestigios de <strong>los</strong> órdenes feudales rurales ni las débiles e incipientes clasesurbanas capitalistas. Cuando Lenin dijo que en ninguna parte <strong>del</strong> mundo habría sido tan fácilconseguir el poder y tan difícil conservarlo, era consciente no sólo de la debilidad de la clasetrabajadora rusa, sino también de las anárquicas condiciones sociales en general, que favorecían <strong>los</strong>cambios repentinos. Sin <strong>los</strong> instintos de un líder de masas —él no era orador y sentía la pasión porel reconocimiento público y el análisis de sus propios errores, características que contradicen a unademagogia incluso corriente—, Lenin se aferró al instante a todas las posibles diferenciacionessociales, nacionales y profesionales, que podían proporcionar una cierta estructura a la población, ypareció convencido de que en semejante estratificación se basaba la salvación de la revolución.Legalizó la expropiación anárquica de <strong>los</strong> latifundistas y constituyó así en Rusia por vez primera, yprobablemente por la última, esa clase de campesinos emancipados que, desde la Revoluciónfrancesa, ha sido el más firme apoyo de las Naciones-Estados occidentales. Trató de reforzar a laclase trabajadora, favoreciendo a <strong>los</strong> sindicatos independientes. Toleró la tímida aparición de unanueva clase media que fue consecuencia de la política de la NEP tras el final de la guerra civil.Introdujo características aún más diferenciadoras, organizando y a veces inventando tantasnacionalidades como fuera posible, desarrollando la conciencia nacional y el sentimiento de lasdiferencias históricas y culturales incluso de las tribus más primitivas de la Unión Soviética. Parececlaro que en estas cuestiones políticas puramente prácticas Lenin siguió su gran instinto de lapolítica más que sus convicciones marxistas; su política, en cualquier caso, demuestra que se sentíamás aterrado por la ausencia de una estructura de tipo social o de cualquier otra clase que por elposible desarrollo de tendencias centrífugas en las nacionalidades recientemente emancipadas oincluso por el desarrollo de una nueva burguesía surgida de las clases media y campesinarecientemente establecidas. No hay duda de que Lenin sufrió su mayor derrota cuando, con elestallido de la guerra civil, el poder supremo, que originariamente había proyectado él que seconcentrara en <strong>los</strong> Soviets, pasó definitivamente a las manos de la burocracia <strong>del</strong> partido; peroincluso esta evolución, trágica como fue para el curso de la revolución, no hubiera conducido necesariamenteal <strong>totalitarismo</strong>. Una dictadura unipartidista añadió solamente una clase más a laestratificación social <strong>del</strong> país ya en desarrollo, es decir, la burocracia, que, según <strong>los</strong> críticossocialistas de la revolución, «poseíaal Estado como una propiedad privada» (Marx) 27 . En el27 Es bien sabido que <strong>los</strong> grupos antistalinistas escindidos han basado sus críticas acerca <strong>del</strong> desarrollo de la UniónSoviética en esta formulación marxista y jamás la han superado. Las repetidas «purgas» de la burocracia soviética, queequivalieron a una liquidación de la burocracia como clase, jamás impidieron que se viera en ella a la clase dominante ydirigente de la Unión Soviética. Lo que a continuación sigue es una estimación realizada por Rakovsky y fue escrita en1930 durante su exilio en Siberia: «Bajo nuestros ojos se ha formado y está siendo formada una gran clase de directoresque tiene sus subdivisiones internas y que crece a través de una co-elección calculada y de <strong>los</strong> nombramientos directos oindirectos... El elemento que une a esta clase original es una forma, también original, <strong>del</strong> poder estatal» (cita deSOUVARINE, op. cit., p. 564). Este análisis resulta, desde luego, completamente preciso en lo que se refiere a laevolución de la era prestaliniana. Para el desarrollo de la relación entre el partido y <strong>los</strong> soviets, que es de importanciadecisiva en el curso de la Revolución de Octubre, véase I. DEUTSCHER, The Prophet Armed: Trotsky 1879-1921,1954.

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