12.07.2015 Views

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 71incluso a <strong>los</strong> judíos pobres, pero dejó intacta la Ley municipal.Aunque de escasa importancia por lo que se refiere a la mejora <strong>del</strong> status judío, estos decretos deemancipación final, junto con la pérdida de las provincias en las que vivían la mayoría de <strong>los</strong> judíosprusianos, tuvieron tremendas consecuencias. Antes de 1807, <strong>los</strong> judíos protegidos de Prusiarepresentaban únicamente un 20 por 100 de la población judía total. En la época en que se dictó elDecreto de emancipación, <strong>los</strong> judíos protegidos constituían la mayoría en Prusia, y sólo existía un10 por 100 de «judíos extranjeros» como contraste. Ahora ya no estaba allí la negra pobreza y elatraso ante <strong>los</strong> que habían destacado tan ventajosamente <strong>los</strong> «judíos de excepción» por su riqueza ysu cultura. Y este telón de fondo, tan esencial como base de comparación para el éxito social y elautorrespeto psicológico, nunca volvió a ser lo que fue antes de Napoleón. Cuando en 1816 fueronrecobradas las provincias polacas, <strong>los</strong> antiguos «judíos protegidos» (ahora inscritos comociudadanos de confesión judía) siguieron constituyendo más <strong>del</strong> 60 por 100 de la población judíatotal. 14Socialmente hablando, esto significó que <strong>los</strong> judíos que habían permanecido en Prusia habíanperdido el telón de fondo nativo frente al que habían sido considerados como excepciones. Ahorael<strong>los</strong> mismos componían un fondo, aunque contraído, en el que cada individuo tenía que esforzarsedoblemente para destacar. Una vez más, <strong>los</strong> «judíos de excepción» eran simplemente judíos, noexcepciones, sino representantes de un pueblo despreciado. Igualmente mala fue la influencia socialde la intervención <strong>del</strong> Gobierno. No sólo las clases antagónicas al Gobierno, y por eso abiertamentehostiles a <strong>los</strong> judíos, sino todos <strong>los</strong> estratos de la sociedad, se tornaron más o menos conscientes deque <strong>los</strong> judíos que conocían eran no tanto excepciones individuales como miembros de un grupo encuyo favor el Estado se hallaba dispuesto a adoptar medidas excepcionales. Y esto era precisamentelo que <strong>los</strong> «judíos de excepción» siempre habían temido.La sociedad berlinesa abandonó <strong>los</strong> salones judíos con inigualable rapidez, y hacia 1808 taleslugares de reunión habían sido ya sustituidos por las casas de la burocracia aristocrática y de la altaclase media. En cualquiera de las numerosas Relaciones de la época puede advertirse que <strong>los</strong>intelectuales, tanto como <strong>los</strong> aristócratas, comenzaban a orientar su desprecio por <strong>los</strong> judíos deEuropa oriental, a quienes apenas conocían, hacia <strong>los</strong> judíos cultos de Berlín, a quienes conocíanmuy bien. Nunca volverían estos últimos a lograr el autorrespeto que emana de una concienciacolectiva de ser excepcionales; por eso, cada uno de el<strong>los</strong> tenía que probar que, aunque era judío,sin embargo, él no era un judío. Ya no bastaba distinguirse uno mismo de una masa más o menosdesconocida de «hermanos atrasados»; era preciso destacar como individuo, al que podía felicitarsepor ser una excepción entre <strong>los</strong> judíos y, por consiguiente, entre el pueblo en conjunto.Fue la discriminación social, y no el antisemitismo político, la que descubrió el fantasma de «eljudío». El primer autor que formuló una distinción entre el individuo judío y «el judío en general, eljudío en todas partes y en ninguna», fue un oscuro autor que en 1802 había escrito una mordientesátira de la sociedad judía y de su hambre de cultura, varita mágica para la aceptación socialgeneral. Los judíos eran descritos como un «principio» de una sociedad filistea y advenediza 15. Estamás que vulgar pieza literaria no sólo fue leída con <strong>del</strong>icia por algunos destacados miembros <strong>del</strong>salón de Rahel, sino que incluso impulsó indirectamente a un gran poeta romántico, Clemens vonBrentano, a escribir una muy ingeniosa obra en la que identificaba de nuevo al filisteo con eljudío 16 .Con el primitivo idilio de una sociedad mezclada desapareció algo que nunca retornaría en14 Véase Die Bevölkerungs- und Berufsverhältnisse der Juden im Deutschen Reich, de HEINRICH SILBERGLEIT, vol.I, Berlin, 1930.15 El muy leído folleto de C. W. F. GRATTENAUER Wider die luden, de 1802, fue p recedido en fecha tan tempranacomo el año 1791 por otro, Ueber die physiche und moralische Verfassung der heutigen Juden, en el que ya se señala lacreciente influencia de <strong>los</strong> judíos en Berlín. Aunque el primer folleto fue objeto de una crítica en la AllgemeineDeutsche Bibliothek, 1792, vol. CXII, casi nadie lo leyó.16 Der Philister vor, in und nach der Geschichte, de CLEMENS BRENTANO, fue escrita para el Christlich-DeutscheTischgesellschaft (famoso club de escritores y patriotas, fundado en 1808 en pro de la lucha contra Napoleón), y allí seleyó.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!