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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 202Los dos pan-movimientos se desarrollaron sin ayuda alguna de <strong>los</strong> Gobiernos ruso y alemán.Esto no impidió a sus seguidores austríacos incurrir en las <strong>del</strong>icias de la alta traición contra elGobierno austríaco. Fue esta posibilidad de educar a las masas en el espíritu de la alta traición laque facilitó a <strong>los</strong> pan-movimientos austríacos el notable apoyo popular de que siempre carecieronen Alemania y en Rusia. Era mucho más fácil persuadir al trabajador alemán para que atacara a laburguesía alemana que convencerle de que atacara a su propio Gobierno, como resultaba más fácilen Rusia «levantar a <strong>los</strong> campesinos contra <strong>los</strong> propietarios rurales más que contra el zar» 44 . Ladiferencia entre las actitudes de <strong>los</strong> obreros alemanes y de <strong>los</strong> campesinos rusos era seguramentetremenda; <strong>los</strong> primeros consideraban a un monarca no demasiado amado como el símbolo de launidad nacional, y <strong>los</strong> últimos consideraban al jefe de su Gobierno como el verdadero representantede Dios en la Tierra. Estas diferencias, sin embargo, importaban menos que el hecho de que ni enRusia ni en Alemania era el Gobierno tan débil como en Austria, y que ni la autoridad de <strong>los</strong> dosprimeros Gobiernos había caído en descrédito tal como para que <strong>los</strong> pan-movimientos pudierancapitalizar políticamente la agitación revolucionaria. Sólo en Austria halló el ímpetu revolucionariosu escape nacional en <strong>los</strong> pan-movimientos. El recurso (no muy suficientemente explotado) dedivide et impera apenas consiguió disminuir las tendencias centrífugas de <strong>los</strong> sentimientosnacionales, pero logró muy bien inducir complejos de superioridad y un general talante dedeslealtad.La hostilidad hacia el Estado como institución fluía a través de todas las teorías de <strong>los</strong> panmovimientos.La oposición de <strong>los</strong> eslavófi<strong>los</strong> al Estado ha sido certeramente descrita como «porcompleto diferente de todo lo que puede hallarse en el sistema <strong>del</strong> nacionalismo oficial» 45 . ElEstado; por su verdadera naturaleza, era considerado extraño al pueblo. Y resultaba que seconsideraba que la superioridad eslava se basaba en la indiferencia <strong>del</strong> pueblo ruso hacia el Estado,en su posición como un corpus separatum de su propio Gobierno. A esto es a lo que se referían <strong>los</strong>eslavófi<strong>los</strong> cuando denominaban a <strong>los</strong> rusos «un pueblo sin Estado», lo que hizo posible lareconciliación de estos «liberales» con el despotismo; se hallaba de acuerdo con la exigencia <strong>del</strong>despotismo el hecho de que el pueblo no se «inmiscuyera en el poder <strong>del</strong> Estado», es decir, con elabsolutismo de ese poder 46 . Los pangermanistas, que eran políticamente más diferenciados, siempreinsistieron en la prioridad <strong>del</strong> interés nacional sobre el <strong>del</strong> Estado y afirmaban habitualmente 47 quela política mundial trasciende el marco <strong>del</strong> Estado, que el único factor permanente en el curso de laHistoria era el pueblo y no <strong>los</strong> Estados, y que por eso las necesidades nacionales, cambiantes conlas circunstancias, deberían determinar en cualquier momento <strong>los</strong> actos políticos <strong>del</strong> Estado 48 . Perolo que en Alemania y Rusia siguió siendo exclusivamente hasta finales de la primera guerramundial una serie de retumbantes frases, tuvo un aspecto suficientemente real en la MonarquíaDual, cuya decadencia generó un permanente y rencoroso desprecio hacia el Gobierno.Sería un error suponer que <strong>los</strong> dirigentes de <strong>los</strong> pan-movimientos eran reaccionarios o«contrarrevolucionarios». Aunque, por regla general, no estaban demasiado interesados en lascuestiones sociales, jamás cometieron el error de alinearse con la explotación capitalista, y lamayoría de el<strong>los</strong> había pertenecido, y unos pocos siguieron perteneciendo, a <strong>los</strong> partidos liberales yprogresistas. Es completamente cierto, en un sentido, que la liga pangermanista «encarnó un intentoreal de control popular de <strong>los</strong> asuntos exteriores. Creía firmemente en la eficiencia de una opiniónpública fuertemente mentalizada en cuestiones nacionales... y en la iniciación de una política44 «Russia and Freedom», de G. FEDOTOV, en The Review of Politics, vol. VIII, núm. 1, enero de 1946, es unaverdadera obra maestra como texto histórico; proporciona el quid de toda la historia rusa.45 N. BERDIAEV, op. cit., p. 29.46 K. S. AKSAKOW, en Ehrenberg, op. cit., p. 97.47 Véase, por ejemplo, la queja de Schoenerer de que el Verfassungspartei todavía subordinaba <strong>los</strong> intereses nacionalesa <strong>los</strong> intereses <strong>del</strong> Estado (PICHL, op. cit., 1, 151). Véanse también <strong>los</strong> pasajes característicos <strong>del</strong> Judas Kampf undNiederlage in Deutschland, <strong>del</strong> pangermanista conde E. REVENTLOW, 1937, pp. 39 y sigs. Reventlow vio alnacionalsocialismo como la realización <strong>del</strong> pangermanismo en razón de su negativa a «idolizar» al Estado, que sólo esuna de las funciones de la vida <strong>del</strong> pueblo.48 ERNST HASSE. «Deutsche Weltpolitik», 1897, en Alldeutsche Flugschriften, número 5, y Deutsche Politik. fasc. 1:«Das deutsche Reich als Nationalstaat», 1905, página 50.

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