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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 383soledad organizada es considerablemente más peligrosa que la impotencia inorganizada de todosaquel<strong>los</strong> que son regidos por la voluntad tiránica y arbitraria de un solo hombre. Su peligro estribaen que amenaza asolar al mundo tal como nosotros lo conocemos —un mundo que en todas partesparece haber llegado a un final— antes de que un nuevo comienzo surja de ese final y tenga tiempopara afirmarse por sí mismo.Al margen de tales consideraciones --que como predicciones son de escasa utilidad y de menorconsuelo— queda el hecho de que la crisis de nuestro tiempo y su experiencia central han producidouna forma enteramente nueva de gobierno que, como potencialidad y como peligro siemprepresente, es muy probable que permanezca con nosotros a partir de ahora, de la misma manera quelas demás formas de gobierno que surgieron en diferentes momentos históricos y basadas enexperiencias fundamentalmente diferentes, han permanecido con la Humanidad al margen de susderrotas temporales —monarquías, repúblicas, tiranías, dictaduras y despotismo.Pero también permanece la verdad de que cada final en la Historia contiene necesariamente unnuevo comienzo: este comienzo es la promesa, el único «mensaje» que le es dado producir al final.El comienzo, antes de convertirse en un acontecimiento histórico, es la suprema capacidad <strong>del</strong>hombre; políticamente, se identifica con la libertad <strong>del</strong> hombre. Initium ut esset homo creatus est(«para que un comienzo se hiciera fue creado el hombre»), dice Agustín 5 . Este comienzo esgarantizado por cada nuevo nacimiento; este comienzo es, desde luego, cada hombre.5 De Civitate Dei, libro 12, cap. 20.

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