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arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 55antisemitas precedieron y sobrevivieron a la formación de <strong>los</strong> grupos puramente imperialistas comola «Alideutscher Verband» y otros, todos <strong>los</strong> cuales también afirmaban ser más que grupospartidistas y hallarse por encima de <strong>los</strong> partidos.El hecho de que formaciones similares sin un antisemitismo activo —que evitaban el aspectocharlatán de <strong>los</strong> partidos antisemitas y no por eso parecían al principio tener mejores posibilidadesde lograr la victoria final— fueran en definitiva superadas o liquidadas por el movimientoantisemita es un buen índice de la importancia <strong>del</strong> tema. La creencia de <strong>los</strong> antisemitas de que sureivindicación de un dominio exclusivo no era más que lo que <strong>los</strong> judíos habían logrado en realidad,les dio la ventaja de un programa de política interior y unas condiciones en las que era precisopenetrar en el terreno de la lucha social para ganar el poder político. Podían pretender que estabanluchando contra <strong>los</strong> judíos de la misma manera que <strong>los</strong> trabajadores luchaban contra la burguesía.Su ventaja consistía en que atacando a <strong>los</strong> judíos, de quienes se suponía que formaban un podersecreto tras el Gobierno, podían atacar abiertamente al mismo Estado, mientras que <strong>los</strong> gruposimperialistas, con su ligera y secundaria antipatía respecto de <strong>los</strong> judíos, jamás supieronrelacionarse con las importantes luchas sociales de la época.La segunda característica muy significativa de <strong>los</strong> nuevos partidos antisemitas es quecomenzaron inmediatamente como una organización supranacional de todos <strong>los</strong> grupos antisemitasde Europa, en abierto contraste, y en desafío, con <strong>los</strong> slogans nacionalistas de entonces.Introduciendo el elemento supranacional indicaron claramente que apuntaban no sólo hacia eldominio político de la nación, sino que ya habían proyectado un paso ulterior hacia un Gobiernointereuropeo «por encima de todas las naciones» 42. Este segundo elemento revolucionariosignificaba la ruptura fundamental <strong>del</strong> statu quo; se ha pasado por alto frecuentemente porque <strong>los</strong>mismos antisemitas, en parte por sus hábitos tradicionales y en parte porque mintieronconscientemente, utilizaron en su propaganda el lenguaje de <strong>los</strong> partidos reaccionarios.La íntima relación entre las condiciones peculiares de la existencia judía y la ideología de talesgrupos es aún más evidente en la organización de un grupo por encima de las naciones que en lacreación de un partido por encima de <strong>los</strong> partidos. Los judíos eran claramente el único elementointereuropeo en una Europa nacionalizada. Resultaba lógico que sus enemigos tuvieran queorganizarse sobre el mismo principio si habían de luchar contra aquel<strong>los</strong> a <strong>los</strong> que se suponíasecretos manipuladores <strong>del</strong> destino político de todas las naciones.Aunque este argumento resultaba convincente como propaganda, el éxito <strong>del</strong> antisemitismosupranacional dependió de consideraciones más generales. Incluso a final <strong>del</strong> siglo pasado, yespecialmente desde la guerra franco-prusiana, más y más individuos consideraban que laorganización nacional de Europa estaba anticuada porque ya no podía responder adecuadamente a<strong>los</strong> nuevos retos económicos. Este sentimiento había contribuido como argumento poderoso en laorganización internacional <strong>del</strong> socialismo y se había visto, a su vez, reforzado por ésta. A través <strong>del</strong>as masas se extendía la convicción de que en toda Europa existían intereses idénticos 43 . Peromientras que la organización socialista internacional permaneció pasiva y desinteresada ante todos<strong>los</strong> temas de política exterior (es decir, precisamente ante aquellas cuestiones en las que podríahaberse puesto a prueba su internacionalismo), <strong>los</strong> antisemitas empezaron abordando problemas depolítica exterior e incluso prometieron solución a <strong>los</strong> problemas internos sobre basessupranacionales. Considerar a las ideologías menos por su valor aparente y examinar másdetenidamente <strong>los</strong> programas de <strong>los</strong> partidos respectivos significa descubrir que <strong>los</strong> socialistas, más42 El primer Congreso internacional antijudío se celebró en 1882 en Dresde, con asistencia de unos 3.000 <strong>del</strong>egados deAlemania, Austria-Hungría y Rusia; durante las discusiones, Stoecker fue derrotado por <strong>los</strong> elementos radicales que sereunieron un año más tarde en Chemnitz y fundaron la Aliance Antijuive Universelle. Puede encontrarse un buen relatosobre estas reuniones y congresos en WAWRZINEK, op. cit.43 La solidaridad internacional de <strong>los</strong> movimientos obreros era, hasta el punto en que existió, una cuestión intereuropea.La indiferencia a la política exterior fue también un tipo de autoprotección tanto contra la participación activa como enla lucha contra la política imperialista contemporánea de sus países respectivos. Por lo que se refería a <strong>los</strong> intereseseconómicos, resultaba evidente que todo el mundo, y no sólo <strong>los</strong> capitalistas y <strong>los</strong> banqueros, sentiría en la naciónfrancesa, en la inglesa o en la holandesa el pleno impacto de la caída de sus respectivos imperios.

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