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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 301fueron rebasadas por las SS.El valor militar de las formaciones totalitarias de élite, especialmente el de las SA y el de las SS,ha sido frecuentemente sobreestimado, mientras que se ha pasado por alto su significaciónpuramente interna 72 . Ninguna de las organizaciones de <strong>los</strong> camisas negras fascistas fue fundada conespecíficos propósitos defensivos o agresivos, aunque la defensa de <strong>los</strong> líderes o de <strong>los</strong> miembrosordinarios <strong>del</strong> partido se citaba normalmente como un pretexto para la existencia de semejantesorganizaciones 73 . La forma paramilitar de <strong>los</strong> grupos de élite nazis y fascistas fue el resultado dehaber sido constituidos como «instrumentos de la lucha ideológica <strong>del</strong> movimiento» 74 contra eldifundido pacifismo de Europa después de la primera guerra mundial. Para <strong>los</strong> propósitostotalitarios era mucho más importante establecer, como «expresión de una actitud agresiva» 75 , unfalso Ejército que se pareciera tan estrechamente como fuera posible al falso Ejército de <strong>los</strong>pacifistas (incapaces de comprender el lugar constitucional de un Ejército dentro <strong>del</strong> cuerpopolítico, <strong>los</strong> pacifistas habían denunciado a todas las instituciones militares como bandas deasesinos voluntarios) que contar con una tropa de bien entrenados soldados. Las SA y las SS eranciertamente organizaciones modélicas de violencia arbitraria y <strong>del</strong> crimen; no estaban tan bienpreparadas como las unidades de la Reichswehr ni estaban equipadas para la lucha contra tropasregulares. La propaganda militarista era más popular que la preparación militar en la Alemania de laposguerra, y <strong>los</strong> uniformes no elevaban el valor militar de las formaciones paramilitares, aunqueresultaron útiles como una clara indicación de la abolición de las normas y de la moral cívicas; dealguna manera, estos uniformes aliviaron considerablemente las conciencias de <strong>los</strong> asesinos ytambién les hicieron aún más receptivos a una obediencia indiscutida y a una autoridad indiscutible.A pesar de estos arreos militaristas, la facción interna de <strong>los</strong> nazis, que era primariamentenacionalista y militarista y que por eso consideraba a las unidades paramilitares no simplementecomo formaciones <strong>del</strong> partido, sino como el ensanchamiento ilegal de la Reichswehr (que habíasido restringida por las cláusulas <strong>del</strong> Tratado de Paz de Versalles), fue la primera en ser liquidada.Röhm, el jefe de las tropas de asalto SA, había desde luego soñado, y había negociado después deque <strong>los</strong> nazis conquistaran el poder, la incorporación de sus SA a la Reichswehr. Fue asesinado porHitler porque trataba de transformar el nuevo régimen nazi en una dictadura militar 76 . Hitler habíarecalcado varios años antes que semejante evolución no era deseada por el movimiento nazi cuandodescartó a Röhm (un auténtico soldado cuya experiencia en la guerra y en la organización de laReichswehr le habrían hecho indispensable en un programa serio de preparación militar) de su72 Esto no fue, sin embargo, culpa de Hitler, quien siempre afirmó que el mismo nombre de las SA (Sturmabteilung)indicaba que eran sólo «una sección <strong>del</strong> movimiento», justamente como cualesquiera otras formaciones <strong>del</strong> partido,tales como el departamento de propaganda, el periódico, <strong>los</strong> institutos científicos, etc. También trató de despejar lasilusiones acerca <strong>del</strong> posible valor militar de una formación paramilitar y quiso que el entrenamiento fuera realizadoconforme a las necesidades <strong>del</strong> partido y no según <strong>los</strong> principios de un Ejército (op. cit., loc. cit.).73 La razón oficial para la creación de las SA fue la protección de las concentraciones nazis, mientras que la misiónoriginal de las SS fue la protección de <strong>los</strong> dirigentes nazis.74 HITLER, Op. Cit., loc. Cit.75 ERNST BAYER, Die SA, Berlín, 1938. Cita tomada de Nazi Conspiracy, IV.76 La autobiografía de Röhm muestra claramente cuán poco coincidían sus convicciones políticas con las de <strong>los</strong> nazis.El deseó siempre un Soldatenstaat y siempre insistió en la primat des Soldaten vor dem Politiker (op. cit., p. 349).Especialmente revelador por su actitud no totalitaria, o más bien incluso por su incapacidad para comprender el<strong>totalitarismo</strong> y su reivindicación «total», es el siguiente pasaje: «No veo por qué tienen que ser incompatibles las trescosas siguientes: mi lealtad al príncipe heredero de la Casa de <strong>los</strong> Wittelbach y heredero de la corona de Baviera; miadmiración por el contramaestre-general de la Guerra Mundial [es decir. Ludendorff], que hoy encarna la conciencia <strong>del</strong>pueblo alemán; y mi camaradería con el heraldo y portador de la lucha política, Adolf Hitler» (p. 348). Lo que, endefinitiva, costó a Röhm su cabeza fue que, tras la conquista <strong>del</strong> poder, concibió una dictadura fascista según el mo<strong>del</strong>o<strong>del</strong> régimen italiano, en la que el partido nazi «rompería las cadenas <strong>del</strong> partido» y «se convertiría él mismo en elEstado», que era exactamente lo que Hitler pretendía evitar en cualquier circunstancia. Véase Warum SA?, de ERNSTRÖHM, discurso ante el cuerpo diplomático en diciembre de 1933, Berlín, sin fecha.Dentro <strong>del</strong> partido nazi nunca se olvidó por completo, al parecer, la posibilidad de un complot SA-Reichswehr contrala dominación de las SS y la policía. Hans Frank, gobernador general de Polonia, en 1942, ocho años después <strong>del</strong>asesinato de Röhm, fue considerado sospechoso de desear, «después de la guerra..., inaugurar la gran lucha por lajusticia (contra las SS) con la ayuda de las fuerzas armadas y de las SA» (Nazi Conspiracy. VI, 747).

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