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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 299organizaciones de compañeros de viaje rodean a <strong>los</strong> movimientos totalitarios de un aura denormalidad y respetabilidad que engaña a <strong>los</strong> afiliados acerca <strong>del</strong> verdadero carácter <strong>del</strong> mundoexterior tanto como al mundo exterior acerca <strong>del</strong> verdadero carácter <strong>del</strong> movimiento. Laorganización frontal funciona de ambas maneras: como fachada <strong>del</strong> movimiento totalitario ante elmundo no totalitario y como fachada de este mundo ante la jerarquía interna <strong>del</strong> movimiento.Aún más sorprendente que esta relación es el hecho de que se repita a diferentes niveles dentro<strong>del</strong> mismo movimiento. Tal como <strong>los</strong> miembros <strong>del</strong> partido se hallan separados y relacionados con<strong>los</strong> compañeros de viaje, así las formaciones selectas <strong>del</strong> movimiento se hallan relacionadas yseparadas de <strong>los</strong> afiliados corrientes. Si el compañero de viaje todavía parece ser un habitantenormal <strong>del</strong> mundo exterior que ha adoptado el credo totalitario como uno puede adoptar elprograma de un partido corriente, el miembro ordinario <strong>del</strong> movimiento nazi o bolchevique todavíapertenece en muchos aspectos al mundo que le rodea: sus relaciones profesionales y sociales no sehallan todavía absolutamente determinadas por su pertenencia al partido, aunque él puedacomprender —a diferencia <strong>del</strong> mero simpatizante— que, en el caso de un conflicto entre suadhesión al partido y su vida privada, se supone que la primera ha de ser la que se imponga. Elmiembro de un grupo militante, por otra parte, se halla totalmente identificado con el movimiento;no tiene profesión ni vida privada independientes. De la misma manera que <strong>los</strong> simpatizantesconstituyen un muro protector en torno a <strong>los</strong> afiliados <strong>del</strong> movimiento y representan ante el<strong>los</strong> almundo exterior, así <strong>los</strong> afiliados corrientes rodean a <strong>los</strong> grupos militantes y representan ante el<strong>los</strong> almundo normal exterior.Una definida ventaja de esta estructura es que reduce el impacto de uno de <strong>los</strong> dogmastotalitarios básicos (que el mundo está dividido en dos gigantescos campos hostiles, uno de <strong>los</strong>cuales es el movimiento, y que el movimiento puede y debe luchar contra todo el mundo);afirmación que prepara el camino para la indiscriminada agresividad de <strong>los</strong> regímenes totalitarios enel poder. A través de una jerarquía militante cuidadosamente graduada, en la que cada escalónconstituye la imagen <strong>del</strong> mundo no totalitario para el escalón superior, porque el inferior es menosmilitante y sus miembros se hallan menos completamente organizados, el shock de la aterradora ymonstruosa dicotomía totalitaria queda invalidado y no es nunca comprendido; este tipo deorganización impide a sus miembros el llegar incluso a enfrentarse con el mundo exterior, cuyahostilidad sigue siendo para el<strong>los</strong> una presunción simplemente ideológica. Están tan bien protegidoscontra la realidad <strong>del</strong> mundo no totalitario, que subestiman constantemente <strong>los</strong> tremendos riesgos <strong>del</strong>a política totalitaria.No hay duda de que <strong>los</strong> movimientos totalitarios atacan al statu quo más radicalmente de lo quelo atacó cualquiera de <strong>los</strong> anteriores partidos revolucionarios. Pueden permitirse este radicalismo,en apariencia tan inconveniente a las organizaciones de masas, porque su organización ofrece unsustitutivo temporal para la vida ordinaria y no política que el <strong>totalitarismo</strong> trata realmente deabolir. Todo el mundo de las relaciones sociales no políticas, <strong>del</strong> que se ha aislado el revolucionarioprofesional o ha tenido que aceptar como es, existe en la forma de grupos menos militantes dentro<strong>del</strong> movimiento; en el seno de este mundo jerárquicamente organizado, <strong>los</strong> combatientes para laconquista <strong>del</strong> mundo y para la revolución mundial jamás se encuentran expuestos al shockinevitablemente generadopor la discrepancia entre las creencias «revolucionarias» y el mundo«normal». La razón por la que <strong>los</strong> movimientos, en esta fase revolucionaria anterior a la conquista<strong>del</strong> poder, pueden atraer a tantos filisteos ordinarios, es que sus miembros viven en un alienadoparaíso de normalidad; <strong>los</strong> miembros <strong>del</strong> partido están rodeados por el mundo normal de <strong>los</strong>simpatizantes, y las formaciones de élite por el mundo normal de <strong>los</strong> miembros ordinarios.Otra ventaja <strong>del</strong> marco totalitario es que puede ser repetido indefinidamente y mantiene a laorganización en un estado de fluidez que permite constantemente insertar nuevas capas y definirnuevos grados de militancia. Toda la historia <strong>del</strong> partido nazi puede ser narrada en términos de lasnuevas formaciones dentro <strong>del</strong> movimiento nazi. Las SA, las unidades de Asalto (fundadas en1922), fueron la primera formación nazi a la que se suponía más militante que el mismo partido 68 ;68 Véase HITLER, capítulo sobre las SA, en op. cit., libro II, cap. IX, segunda parte.