12.07.2015 Views

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 151característica que este caos fue la creencia fundamental en la personalidad como objetivo último ensí mismo. En Alemania, donde jamás se libró en la escena política el conflicto entre la nobleza y laclase media ascendente, la adoración de la personalidad se desarrolló como el único medio deconseguir al menos un tipo de emancipación social. La clase dominante <strong>del</strong> país mostrabaabiertamente su tradicional desprecio por <strong>los</strong> negocios y su desagrado a asociarse con comerciantespese a la creciente riqueza y a la importancia de estos últimos; de esta forma no fue fácil lograralgunos medios de conseguir cierto tipo de autorrespeto. El clásico Bildungsroman alemán WilhelmMeister, en el que el héroe, procedente de la clase media, es educado por nobles y actores porque elburgués de su propia esfera social carece de «personalidad», es prueba evidente de lo desesperadode la situación.Los intelectuales alemanes, aunque apenas promovieron una lucha política en favor de la clasemedia a la que pertenecían, libraron una áspera y, por desgracia, victoriosa batalla, en pro de sustatus social. Incluso quienes habían escrito en defensa de la nobleza sentían que sus propiosintereses estaban en juego cuando se trataba <strong>del</strong> rango social. Y para competir con <strong>los</strong> derechos ylas cualidades de nacimiento formularon el nuevo concepto de la «personalidad innata» que habíade obtener una aprobación general dentro de la sociedad burguesa. Como el título de heredero deuna antigua familia, la «personalidad innata» se obtenía por el nacimiento y no era adquirida porméritos. De la misma manera que la falta de una Historia común para la formación de la naciónhabía sido superada artificialmente por el concepto naturalista <strong>del</strong> desarrollo orgánico, así, en laesfera social, se suponía que la misma Naturaleza había proporcionado un título allí donde lo habíanegado la realidad política. Los escritores liberales pronto alardearon de la «verdadera nobleza» enoposición a <strong>los</strong> gastados títu<strong>los</strong> como el de barón que podían ser otorgados y retirados y, porimplicación, afirmaron que sus privilegios naturales, como «la fuerza o el genio», no podían debersu origen a ningún hecho humano 26 .Este discriminatorio punto <strong>del</strong> nuevo concepto social fue inmediatamente afirmado. Durante ellargo período de simple antisemitismo social, que introdujo y preparó el descubrimiento <strong>del</strong> odio aljudío como arma política, fue la falta de una «personalidad innata», la falta innata de tacto, la faltainnata de productividad, la disposición innata para el comercio, lo que separó el comportamiento <strong>del</strong>hombre de negocios judío <strong>del</strong> de su colega medio. En su febril intento de conseguir algún orgullopropio contra la arrogancia de casta de <strong>los</strong> Junkers, sin atreverse, sin embargo, a pelear por lajefatura política, la burguesía, desde el comienzo, deseaba despreciar no tanto a <strong>los</strong> estratosinferiores propios como a otros pueb<strong>los</strong>. El más significativo de tales intentos fue la pequeña obraliteraria de Clemens Brentano 27 , escrita para ser leída en el club ultranacionalista de quienesodiaban a Napoleón y que se reunieron en 1808 bajo el nombre de Die Christlich-DeutscheTischgesellchaft. En su complejísimo y agudo estilo, Brentano subraya el contraste entre la«personalidad innata», el individuo genial y el «filisteo», al que identifica inmediatamente confranceses y judíos. Posteriormente la burguesía alemana trataría de atribuir a otros pueb<strong>los</strong> todas lascualidades que la nobleza despreciaba como típicamente burguesas —primero a <strong>los</strong> franceses, mástarde a <strong>los</strong> ingleses y siempre a <strong>los</strong> judíos—. Y por lo que se refiere a las misteriosas cualidades querecibía en el momento de nacer una «personalidad innata», cabe decir que eran exactamente lasmismas que se atribuían a sí mismos <strong>los</strong> auténticos Junkers.Aunque las normas de la nobleza contribuyeron de esta forma a la aparición <strong>del</strong> pensamientoracial, <strong>los</strong> mismos junkers apenas hicieron nada por conformar esta mentalidad. El único junker deeste período que desarrolló una teoría política propia, Ludwig von der Marwitz, jamás usó términosraciales. Según él, las naciones se hallaban separadas por el lenguaje —una diferencia espiritual yno física—, y aunque se mostraba violentamente opuesto a la Revolución francesa, hablaba comoRobespierre cuando se refería a la posible agresión de una nación contra otra: «Quien pretendaextender sus fronteras deberá ser considerado un traidor desleal entre toda la República europea de26 Véase el muy interesante folleto contra la nobleza, <strong>del</strong> escritor liberal BUCHOLZ, Untersuchungen ueber denGeburtsa<strong>del</strong>, Berlín, 1807, p. 68: «La verdadera nobleza... no puede ser otorgada o retirada; porque, como el poder y elgenio, se impone por sí misma y existe por sí misma.»27 CLEMENS BRENTANO, Der Philister vor, in und nach der Geschichte, 1811.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!