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arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 130corresponde a todos <strong>los</strong> ciudadanos, el individuo pierde su lugar adecuado en la sociedad y suconexión natural con sus semejantes. Puede ahora juzgar su vida privada solo comparándola con lade <strong>los</strong> otros y sus relaciones con sus semejantes en el seno de la sociedad adoptan la forma decompetición. Una vez que <strong>los</strong> asuntos públicos son regulados por el Estado bajo la apariencia deuna necesidad, las carreras sociales o públicas de <strong>los</strong> competidores evolucionan según la suerte. Enuna sociedad de individuos equipados todos por la Naturaleza con igual capacidad para el poder eigualmente protegidos de <strong>los</strong> otros por el Estado, sólo la suerte puede decidir quién triunfará 37 .Según las normas burguesas, aquel<strong>los</strong> que son completamente desafortunados y <strong>los</strong> que quedanderrotados son automáticamente eliminados de la competición, que es la vida de la sociedad. Labuena fortuna es identificada con el honor y la mala suerte con la ignominia. Atribuyendo susderechos políticos al Estado, el individuo también <strong>del</strong>ega en éste sus responsabilidades sociales:pide al Estado que le libre de la carga de cuidar de <strong>los</strong> pobres precisamente cuando él solicitaprotección contra <strong>los</strong> <strong>del</strong>incuentes. La diferencia entre un <strong>del</strong>incuente y un pobre desaparece: ambosse hallan fuera de la sociedad. Quienes no hallan éxito están privados de la virtud que la civilizaciónclásica les dejó. Los desafortunados ya no pueden apelar a la caridad cristiana.Hobbes libera a aquel<strong>los</strong> que están excluidos de la sociedad —<strong>los</strong> que no han, tenido éxito, <strong>los</strong>desafortunados, <strong>los</strong> <strong>del</strong>incuentes— de toda obligación hacia la Sociedad y el Estado si el Estado nocuida de el<strong>los</strong>. Pueden dar libre curso a su deseo de poder y se les dice que se aprovechen de sucapacidad para matar, restaurando así esa igualdad natural que la sociedad oculta sólo en suprovecho. Hobbes prevé y justifica la organización de <strong>los</strong> proscritos sociales en grupo de asesinoscomo lógico resultado de la fi<strong>los</strong>ofía moral de la burguesía.Como el poder es esencialmente sólo un medio para un fin, una comunidad basadaexclusivamente en el poder debe de caer en la tranquilidad <strong>del</strong> orden y la estabilidad; su completaseguridad revela que está construida sobre arena. Sólo adquiriendo más poder puede garantizar elstatu quo; solo extendiendo constantemente su autoridad y a través <strong>del</strong> proceso de acumulación depoder puede permanecer estable. La Comunidad de Hobbes es una estructura vacilante y debeconseguir siempre nuevos puntales en el exterior; de otra manera, se derrumbaría súbitamente en elcaos sin propósito ni sentido de <strong>los</strong> intereses privados de <strong>los</strong> que procede. Hobbes encarna lanecesidad de la acumulación de poder en la teoría <strong>del</strong> estado natural, la «condición de guerraperpetua» de todos contra todos, en la que todavía permanecen <strong>los</strong> diferentes Estados tal como sussúbditos se encontraban antes de someterse a la autoridad de una Comunidad 38 . Esta posibilidad deguerra, siempre presente, garantiza a la Comunidad contra una perspectiva de permanencia porquehace posible al Estado aumentar su poder a expensas de <strong>los</strong> demás Estados.Sería erróneo considerar por su valor aparente la obvia inconsecuencia entre el alegato deHobbes en favor de la seguridad <strong>del</strong> individuo y la evidente inestabilidad de su Comunidad. Unavez más trata de persuadir, de apelar a ciertos instintos básicos para la seguridad de <strong>los</strong> que él sabíabastante bien que podían sobrevivir entre <strong>los</strong> súbditos <strong>del</strong> Leviathan sólo en forma de absoluta37 La elevación de la suerte a la posición de árbitro final sobre el conjunto de la vida había de alcanzar su completodesarrollo en el siglo XIX. Con ella surgió un nuevo género literario, la novela y la decadencia <strong>del</strong> drama. Porque eldrama carecía de significado en un mundo sin acción, mientras que la novela podía abordar adecuadamente <strong>los</strong> destinosde <strong>los</strong> seres humanos que, o bien eran víctimas de la necesidad o favoritos de la fortuna. Balzac mostró toda la gama <strong>del</strong>nuevo género e incluso presentó a las pasiones humanas como predestinación <strong>del</strong> hombre, sin vicio ni virtud, sin razónni libre voluntad. Sólo la novela en su plena madurez, habiendo interpretado y re-interpretado toda la escala de <strong>los</strong>asuntos humanos, podía predicar el nuevo evangelio <strong>del</strong> apasionamiento por el propio destino de cada uno que tan granpapel desempeñó entre <strong>los</strong> intelectuales <strong>del</strong> siglo XIX. Mediante semejante apasionamiento el artista y el intelectualtrataron de trazar una línea entre el<strong>los</strong> mismos y <strong>los</strong> filisteos para protegerse contra la inhumanidad de la buena o malafortuna, y desarrollaron todas las cualidades de la moderna sensibilidad —para sufrir, para comprender, paradesempeñar un papel prescrito— tan desesperadamente necesitadas por la dignidad humana que exige de un hombreque al menos, ya que no de otra cosa, sea capaz de mostrarse como víctima propiciatoria.38 La actual noción popular y progresista de un Gobierno mundial se halla basada, como todas las nociones <strong>del</strong> mismotipo acerca <strong>del</strong> poder político, en el mismo concepto de <strong>los</strong> individuos sometidos a una autoridad central que«amedrenta a todos», excepto que en este caso las naciones están ocupando el lugar de <strong>los</strong> individuos. El Gobiernomundial superaría y eliminaría la auténtica política, es decir, el hecho de que pueb<strong>los</strong> diferentes convivan en la plenafuerza de su poder.

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