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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 2123. PARTIDO Y MOVIMIENTOLa sorprendente y funesta diferencia entre el imperialismo continental y el ultramarino fue quesus éxitos y fracasos iniciales estuvieron en exacta oposición. Mientras que el imperialismocontinental, incluso en sus comienzos, triunfó en el logro de una hostilidad imperialista hacia laNación-Estado, organizando a amplios estratos de la población fuera <strong>del</strong> sistema de partidos, ysiempre fracasó en el logro de resultados tangibles en lo que se refiere a la expansión, elimperialismo ultramarino, en su loco y victorioso anhelo de anexionarse más y más lejanosterritorios, nunca tuvo mucho éxito cuando trató de cambiar las estructuras políticas de <strong>los</strong> paísesmetropolitanos. La ruina <strong>del</strong> sistema de la Nación-Estado, preparada por su propio imperialismoultramarino, fue eventualmente realizada por aquel<strong>los</strong> movimientos que se habían originado fuerade su propio territorio. Y cuando llegó a suceder que <strong>los</strong> movimientos comenzaron a competir conéxito con el sistema de partidos de la Nación-Estado, pudo advertirse también que esosmovimientos sólo podían minar a <strong>los</strong> países con sistemas multipartidistas, que la simple atracciónimperialista no bastaba para otorgarles la atracción de las masas y que la Gran Bretaña, el paísclásico <strong>del</strong> régimen bipartidista, no produjo un movimiento de orientación fascista o comunista deconsecuencia alguna fuera de su sistema de partidos.El slogan «por encima de <strong>los</strong> partidos», la apelación a <strong>los</strong> «hombres de todos <strong>los</strong> partidos» y laafirmación de «permanecer lejos de las luchas partidistas y de representar exclusivamente un interésnacional» fue igualmente característica de todos <strong>los</strong> grupos imperialistas 74 , en <strong>los</strong> que apareciócomo consecuencia natural de su interés exclusivo por la política exterior, en la que se suponía quela nación actuaba como un todo en cualquier acontecimiento, con independencia de las clases y de<strong>los</strong> partidos 75 . Como, además, en <strong>los</strong> sistemas continentales esta representación de la nación enconjunto había sido el «monopolio» <strong>del</strong> Estado 76 , pudo parecer que <strong>los</strong> imperialistas colocaron <strong>los</strong>intereses <strong>del</strong> Estado por encima de todo lo demás, o que el interés de la nación en conjunto habíahallado en el<strong>los</strong> el apoyo popular largo tiempo buscado. Sin embargo, pese a tales reivindicacionesde la verdadera popularidad, <strong>los</strong> «partidos por encima de <strong>los</strong> partidos» siguieron siendo pequeñassociedades de intelectuales y de personas acomodadas que, como la Liga Pangermanista, sólo entiempos de una emergencia nacional podían esperar hallar una más amplia capacidad de atracción 77 .Por eso, la invención decisiva de <strong>los</strong> pan-movimientos no fue el que proclamaran hallarse almargen y por encima <strong>del</strong> sistema de partidos, sino el que se denominaran el<strong>los</strong> mismos74 Como dijo en 1884 el presidente de la «Kolonialverein» alemana. Véase Origin of Modern German Colonialism:1871-1885, de MARY E. TOWNSEND, Nueva York, 1921. La Liga pangermanista siempre insistió en que se hallaba«por encima de <strong>los</strong> partidos»; «ésta fue y es una condición vital de la Liga» (OTTO BONHARD, op. cit.). El primerpartido auténtico que proclamó ser más que un partido, es decir, un «partido imperial», fue el partido nacional liberal deAlemania, bajo la dirección de Ernst Bassermann (FRIMANN, op. cit.).En Rusia <strong>los</strong> paneslavistas sólo necesitaban afirmar que no eran nada más que un apoyo popular al Gobierno parasustraerse a toda competencia con <strong>los</strong> partidos, porque el Gobierno, «como poder supremo en acción..., no puede sercomprendido en relación con <strong>los</strong> partidos». Así afirmaba M. N. Katkov, íntimo colaborador periodístico dePobyedonostzev. Véase OLGIN, op. cit., p. 57.75 Este era claramente todavía el objetivo de <strong>los</strong> primeros grupos «más allá de <strong>los</strong> partidos», entre <strong>los</strong> que tenía quecontarse hasta 1918 la Liga Pangermanista. «Hallándonos al margen de todos <strong>los</strong> partidos políticos organizadospodemos seguir un camino puramente nacional. Nosotros no preguntamos: ¿Es usted conservador? ¿Es usted liberal?...La nación alemana es el punto de reunión en el que todos <strong>los</strong> partidos pueden hacer causa común.» LEHR, Zwecke undZiele des alldeutschen Verbandes. «Flugschriften», núm. 14; cita de WERTHEIMER, op. cit., p. 110.76 CARL SCHMITT, Staat, Bewegung, Volk (1934), habla <strong>del</strong> «monopolio de la po lítica que adquirió el Estado durante<strong>los</strong> sig<strong>los</strong> XVii y XVIII».77 WERTHEIMER, op. cit., describe la situación muy correctamente cuando afirma: «Es enteramente absurdo que antesde la guerra existiera algún neXo vital entre la Liga Pangermanista y el Gobierno imperial.» Por otra parte, esperfectamente cierto que la política alemana durante la primera guerra mundial estuvo decisivamente influida por <strong>los</strong>pangermanistas, porque pangermanistas eran <strong>los</strong> altos jefes militares. Véase Ludendorffs Selbstportrait, de HANSDELBRÜCK, Berlín, 1922. Véase también un anterior artículo sobre el tema, «Die Alldeutschen», en Preussischejahrbücher, 154, diciembre de 1913.

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