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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 46dispersas oportunidades en manos de una sola firma, físicamente presente en todas las capitaleseuropeas importantes, en contacto constante con todos <strong>los</strong> sectores <strong>del</strong> pueblo judío y en completaposesión de todas las informaciones pertinentes y de todas las oportunidades para su organización 22 .La posición exclusiva de la casa de <strong>los</strong> Rothschild en el mundo judío sustituyó hasta cierto puntoa <strong>los</strong> antiguos lazos de la tradición religiosa y espiritual cuya relajación gradual bajo el impacto <strong>del</strong>a cultura occidental amenazaba por vez primera la existencia misma <strong>del</strong> pueblo judío. Para elmundo exterior, esta única familia se trocó también en símbolo de la realidad viable <strong>del</strong>internacionalismo judío en un mundo de Naciones-Estados y de pueb<strong>los</strong> organizadosnacionalmente. ¿Dónde, además, hallar mejor prueba <strong>del</strong> fantástico concepto de un Gobiernomundial judío como en esta única familia, de ciudadanos de cinco países diferentes, destacados entodas partes, en íntima cooperación por lo menos con tres Gobiernos distintos (el francés, elaustríaco y el británico), cuyos frecuentes conflictos ni siquiera por un momento conmovieron lasolidaridad de intereses de sus banqueros estatales? Ninguna propaganda podría haber creado unsímbolo más efectivo a fines políticos que la misma realidad.La noción popular según la cual <strong>los</strong> judíos —en contraste con otros pueb<strong>los</strong>— se hallabanligados por víncu<strong>los</strong> supuestamente más estrechos de sangre y de familia fue en gran medidaestimulada por la realidad de esta familia singular que representaba virtualmente toda lasignificación económica y política <strong>del</strong> pueblo judío. Su fatídica consecuencia fue que cuando <strong>los</strong>problemas raciales, por razones que nada tienen que ver con la cuestión judía, se situaron en elprimer plano de la escena política, <strong>los</strong> judíos inmediatamente se ajustaron a todas las ideologías ydoctrinas que definían a un pueblo por sus víncu<strong>los</strong> de sangre y sus características familiares.Otro hecho, menos accidental, contribuyó también a esta imagen <strong>del</strong> pueblo judío. La familiahabía desempeñado en la preservación <strong>del</strong> pueblo judío un papel mucho más grande que encualquier otro cuerpo político o social de Occidente, a excepción de la nobleza. Los lazos familiaresfiguraban entre <strong>los</strong> más poderosos y firmes elementos con <strong>los</strong> que el pueblo judío se resistió a laasimilación y la disolución. De la misma manera que la declinante nobleza europea reforzó susleyes matrimoniales y familiares, la judería occidental llegó a ser el grupo más consciente de laimportancia de la familia durante <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> de su disolución espiritual y religiosa. Sin la antiguaesperanza de la redención mesiánica y sin la firme base de un pensamiento tradicional, la juderíaoccidental se tornó superconsciente <strong>del</strong> hecho de que su supervivencia se había logrado en un medioextraño y a menudo hostil. Comenzaron a considerar al círculo interno familiar como si fuera supostrer fortaleza y a comportarse con <strong>los</strong> miembros de su propio grupo como si fueran miembros deuna gran familia. En otras palabras, la imagen antisemita <strong>del</strong> pueblo judío como una familiacerradamente unida por víncu<strong>los</strong> de sangre tenía algo en común con la propia imagen de <strong>los</strong> mismosjudíos.Esta situación constituyó un factor importante en las primeras fases y en el continuo desarrollo<strong>del</strong> antisemitismo durante el siglo XIX. El hecho de que un grupo de personas se tornara antisemitaen un determinado país y en un determinado momento histórico dependía exclusivamente de lascircunstancias generales que lo disponían a un violento antagonismo contra su Gobierno. Pero lanotable semejanza de argumentos y de imágenes, reproducidos espontáneamente una y otra vez,tienen una relación íntima con la verdad que tergiversan. Descubrimos que <strong>los</strong> judíos eranrepresentados siempre como una organización comercial internacional, como un complejo familiarmundial con intereses idénticos en todas partes, como una secreta fuerza tras el trono que degradabaa todos <strong>los</strong> Gobiernos visibles a la condición de mera fachada o a la de marionetas manipuladasfuera de la vista <strong>del</strong> público. A causa de sus íntimas relaciones con la fuente <strong>del</strong> poder estatal, <strong>los</strong>judíos fueron invariablemente identificados con el poder, y a causa de su distanciamiento de lasociedad y de su concentración en el cerrado círculo familiar, fueron invariablemente consideradossospechosos de conspirar para la destrucción de todas las estructuras sociales.22 Nunca ha sido posible determinar el grado en el que <strong>los</strong> Rothschild utilizaron capital judío en sus propiastransacciones económicas y hasta qué punto llegó el control de <strong>los</strong> banqueros judíos. La familia jamás ha permitido queun investigador trabajara en sus archivos.

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