Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
135<br />
curso de los cinco primeros minutos hacían suponer que era él quien se<br />
hallaba más en su casa, de los dos.<br />
Tom adivinó los pensamientos de su padre y, deseando de corazón que<br />
siguiera siempre tan bien dispuesto a no expresarlos más que en parte,<br />
empezó a ver más claramente de lo que lo había visto hasta entonces que<br />
en todo aquello debía de haber algún fondo de agravio... que debía de<br />
haber alguna razón para que su padre dirigiese aquella mirada al techo y<br />
al estuco de la habitación; y que, al preguntar con moderada gravedad<br />
por el destino de la mesa de billar, procuraba no evidenciar más que una<br />
muy legítima curiosidad. Unos pocos minutos bastaron para que se<br />
acusaran tales sensaciones insatisfactorias por ambas partes; y sir<br />
Thomas, después de haber condescendido hasta el extremo de<br />
pronunciar unas indulgentes palabras de aprobación, en respuesta a<br />
una optimista consulta sobre lo acertado del «arreglo» que se había hecho<br />
en la sala, que formuló Mr. Yates, volvió en compañía de éste y de su hijo<br />
al salón, con un acusado aumento de gravedad que no pasó por todos<br />
inadvertido.<br />
––Vengo de vuestro teatro ––dijo, con calma, al sentarse––. Me encontré<br />
en él de un modo bastante inesperado. Su vecindad con mi habitación...<br />
en fin, por todos los conceptos, me cogió desprevenido, pues no tenía la<br />
más pequeña sospecha de que vuestras actividades teatrales hubieran<br />
adquirido un carácter tan importante. No obstante, parece que se ha<br />
montado un bonito tinglado, por lo que pude juzgar a la luz de las<br />
candelas, que acredita la habilidad del carpintero, mi buen amigo<br />
Cristóbal Jackson.<br />
A continuación, sir Thomas hubiera querido variar de tema y sorber en<br />
paz su café, hablando de cuestiones familiares menos desagradables;<br />
pero Mr. Yates, carente de intuición para discernir el sentido implícito en<br />
las palabras de sir Thomas, o debido a que le faltase un mínimo de<br />
prudencia, o delicadeza, o discreción para permitir que éste dirigiera la<br />
conversación y esforzarse en estorbar lo menos posible, ya que se le<br />
admitía en el grupo, se empeñó en machacar sobre el tópico del teatro,<br />
en atormentarle con preguntas y consideraciones relativas al mismo<br />
tema y, finalmente, en hacerle oír toda la historia de sus esperanzas<br />
defraudadas en Ecclesford. Sir Thomas le escuchó muy cortésmente,<br />
pero vio en ello mucha cosa que ofendía su concepto del decoro y que<br />
vino a confirmar la mala opinión que tenía formada del modo de pensar<br />
de Mr. Yates, desde el comienzo al fin de su relato; y, cuando hubo<br />
terminado, no pudo darle otro testimonio de simpatía que el que puede<br />
derivarse de una ligera inclinación.<br />
––Éste fue, de hecho, el origen de nuestro cuadro escénico ––dijo Tom,<br />
al cabo de unos momentos de reflexión––. Mi amigo Yates nos trajo la<br />
infección de Ecclesford, y se nos contagió... como siempre se contagian<br />
estas cosas, bien lo sabes, papá... prendiendo en nosotros con más<br />
fuerza, acaso, debido a que tú habías fomentado tantas veces en<br />
135