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Mansfield Park - Educando

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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />

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diez de vuelta, bien lo sabe usted. Debe excusar a mi hermana en esta<br />

ocasión y aceptamos a nuestras queridas niñas y a mí, sin ella.<br />

Sotherton es el único lugar que podría suscitar en ella un deseo de ir tan<br />

lejos, pero no puede ser, desde luego. Ella tendrá la compañía de Fanny<br />

Price, ¿sabe usted?, de modo que todo se combinará perfectamente bien;<br />

y, en cuanto a Edmund, como no está aquí para decirlo personalmente,<br />

yo puedo responder de lo mucho que le encantará unirse a la partida. Él<br />

podrá ir a caballo, ¿sabe usted?<br />

La señora Rushworth, viéndose obligada a admitir que lady Bertram se<br />

quedara en casa, sólo pudo lamentarlo:<br />

––El verme privada en tal ocasión de su honrosa compañía será para mí<br />

un gran pesar, y me hubiera causado una gran satisfacción recibir<br />

también a esta jovencita, miss Price, que nunca ha estado en Sotherton,<br />

y es una lástima que no conozca el lugar.<br />

––Es usted muy amable, toda amabilidad, señora mía ––expresó tía<br />

Norris––; pero, por lo que a Fanny se refiere, ya tendrá infinidad de<br />

ocasiones de conocer Sotherton; tiene mucho tiempo ante––si. Y de que<br />

pudiera ir ahora, ni hablar. A mi hermana le sería totalmente imposible<br />

prescindir de ella.<br />

––¡Oh, no! No puedo pasarme sin Fanny.<br />

La señora Rushworth procedió acto seguido, bajo la convicción de que<br />

todo el mundo tenía que estar ansioso por conocer Sotherton, a incluir a<br />

miss Crawford en la invitación; y la señora Grant, que no se había<br />

tomado la molestia de visitar a la señora Rushworth cuando ésta se<br />

instaló en su finca de la cercanía, rehusó cortésmente por su parte,<br />

satisfecha de asegurar un motivo de placer a su hermana Mary, la cual,<br />

previos los convenientes ruegos e insistencias, no tardó en aceptar la<br />

atención. Mr. Rushworth volvió de la rectoría con resultados positivos de<br />

su visita, y Edmund compareció después, llegando justo a tiempo para<br />

enterarse de lo que se había acordado para el jueves, acompañar a la<br />

señora Rushworth hasta su carruaje y bajar hasta la mitad del parque<br />

con la señora Grant y su hermana.<br />

A su regreso al comedor auxiliar de la casa, encontró a tía Norris<br />

intentando esclarecer en su concepto si la integración de Mary en la<br />

partida sería conveniente o no, o si el birlocho de su hermano no iría lo<br />

bastante completo sin ella. Las hermanas Bertram se rieron de sus<br />

temores, asegurándole que en el birlocho cabrían cuatro personas<br />

perfectamente, sin contar el pescante, donde podría ir una al lado de él.<br />

––Pero, vamos a ver, ¿por qué es necesario emplear el carruaje de<br />

Crawford, o solamente el suyo? ––consideró Edmund––. ¿Por qué no<br />

hemos de hacer uso del calesín de nuestra madre? Ya el otro día, cuando<br />

se habló del proyecto por primera vez, no pude entender por qué una<br />

visita de la familia no ha de hacerse con el carruaje de la familia.<br />

––¡Vaya! ––exclamó Julia––. ¡Ir hasta tres personas encajonadas en un<br />

calesín en este tiempo, pudiendo disponer de asientos en un birlocho!<br />

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