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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
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donde iba a entrar sir Thomas; y estaba ya paseándose arriba y abajo de<br />
su cuarto del este en medio de la mayor confusión de sentimientos<br />
encontrados, antes de que sir Thomas hubiera terminado sus cortesías y<br />
excusas, o de que empezara a enterarse de las gratas nuevas que su<br />
visitante venía a comunicarle.<br />
Fanny estaba emocionada, preocupada, temblorosa por todo; agitada,<br />
feliz, angustiada, profundamente agradecida, sumamente irritada. ¡Era<br />
algo increíble! ¡Él se había portado de un modo imperdonable,<br />
incomprensible! Pero eran tales sus hábitos, que no podía hacer nada sin<br />
mezclar un poco de maldad. Previamente la había hecho la más feliz de<br />
las criaturas humanas, y ahora la insultaba... No sabía qué pensar,<br />
cómo enjuiciarlo, cómo considerarlo. Hubiera preferido que no hablase<br />
en serio; y, sin embargo, ¿qué podía excusar la utilización de tales<br />
palabras y ofrecimientos, si era sólo con el propósito de burlarse?<br />
Pero William era teniente. Esto era un hecho sin lugar a dudas, y sin<br />
posible engaño. Fanny se proponía recordar, en adelante, sólo esto y<br />
olvidar todo lo demás. Era de creer que Mr. Crawford no volvería a<br />
hablarle de aquel modo; y en tal caso... ¡cómo le apreciaría por su<br />
bondad con William!<br />
Fanny decidió no alejarse de su cuarto del este hasta más allá de la<br />
meseta de la escalera principal, en tanto no estuviera segura de que Mr.<br />
Crawford había abandonado la casa; pero en cuanto estuvo convencida<br />
de que había salido, bajó con impaciencia para ir al encuentro de su tío y<br />
gozar de la alegría que éste sintiera tanto como de la propia, así como de<br />
sus informes o conjeturas respecto del probable destino de William. Sir<br />
Thomas estaba tan contento como ella pudiera desear, y muy amable y<br />
comunicativo; y sostuvo con él una conversación tan agradable acerca de<br />
su hermano, que llegó a sentirse como si nada hubiera ocurrido ofensivo<br />
para ella, hasta que se enteró, hacia el final, de que Mr. Crawford se<br />
había comprometido a volver para comer con ellos aquel mismo día. Era<br />
esta una noticia sumamente desagradable, pues aunque tal vez él no<br />
pensaría para nada en lo ocurrido, para ella sería muy penoso verle de<br />
nuevo tan pronto.<br />
Procuró resignarse lo mejor que pudo. Al acercarse la hora de la comida<br />
se esforzó mucho en sentir y mostrarse como de costumbre; pero le<br />
resultó totalmente imposible no aparecer más tímida y agobiada cuando<br />
el invitado entró en la habitación. Nunca hubiera supuesto que el mismo<br />
día de tener conocimiento del ascenso de William concurrieran unas<br />
circunstancias capaces de producirle tantas impresiones desagradables.<br />
Mr. Crawford no solamente estaba en la habitación: pronto estuvo<br />
junto a ella. Tenía que entregarle un billetito de parte de su hermana.<br />
Fanny no tuvo el valor de mirarle, pero en su voz no había reticencia<br />
alusiva a su reciente desatino. Ella desdobló el papel, contenta de poder<br />
hacer algo, y con la satisfacción, al ponerse a leer, de notar que el tráfago<br />
de tía Norris, que también comía allí, le servía un poco de pantalla y así<br />
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