You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
52<br />
Rushworth no se presentó, se hizo más duro el agravio, y ni siquiera tuvo<br />
el consuelo de demostrar el poder que sobre él ejercía; tuvo que<br />
conformarse con mostrar su mal humor ante su madre, su tía y su<br />
prima, y proyectar toda la melancolía posible sobre la comida y los<br />
postres.<br />
Entre diez y once Edmund y Julia entraron en el salón, tonificados por<br />
el aire fresco de la noche, animados y contentos, personificando el<br />
reverso mismo de lo que observaron en las tres damas allí sentadas.<br />
María se molestó apenas en levantar los ojos del libro que estaba<br />
leyendo, lady Bertram se hallaba medio dormida, y hasta la señora<br />
Norris, destemplada por el mal humor de su sobrina, y no habiendo<br />
recibido inmediata respuesta a las dos o tres preguntas que hizo acerca<br />
de la comida, parecía totalmente resuelta a no decir una palabra más.<br />
Durante unos minutos hermano y hermana estuvieron demasiado<br />
entregados al mutuo comentario sobre la magnificencia de la noche y el<br />
intenso brillo de las estrellas, para pensar más que en sí mismos; pero,<br />
al producirse el primer silencio, Edmund, mirando en derredor, dijo:<br />
––¿Dónde está Fanny? ¿Se ha acostado ya?<br />
––No; que yo sepa, no ––contestó la señora Norris––; hace un momento<br />
estaba aquí.<br />
Su dulce voz, al hacerse oír desde el otro extremo de la sala, que era<br />
muy espaciosa, les indicó que estaba en el sofá. Tía Norris empezó a<br />
gruñir:<br />
––Es un truco muy tonto, Fanny, esto de arrinconarse para pasarse la<br />
noche holgazaneando en un sofá. ¿Por qué no te acercas y te sientas<br />
aquí, y te empleas en algo como hacemos nosotras? Si no tienes labor<br />
tuya, yo puedo proporcionártela de la cesta de los pobres. Allí está todo<br />
el percal nuevo, comprado la semana pasada, todavía intacto. Te aseguro<br />
que casi se me quebró el espinazo al cortarlo. Tienes que aprender a<br />
pensar en los demás; y, puedes creerme, es un hábito muy feo en una<br />
persona joven el estar siempre recostada en un sofá.<br />
Antes de que dijera la mitad del discurso, Fanny había vuelto a su sitio<br />
en la mesa y había tomado de nuevo su labor; y Julia, que gozaba aún<br />
del excelente humor que le habían proporcionado las diversiones del día,<br />
quiso hacer justicia a su prima exclamando:<br />
––¡Pero, tía, si Fanny se sienta en el sofá menos que nadie de la casa!<br />
––Fanny ––dijo Edmund, después de observarla con atención––, estoy<br />
seguro de que te ha dado la jaqueca.<br />
Ella no pudo negarlo, pero dijo que no era muy fuerte.<br />
––Me cuesta creerlo ––replicó él––; conozco demasiado bien tu<br />
semblante. ¿Desde cuándo te duele la cabeza?<br />
––Desde un poco antes de la cena. No será más que un poco de<br />
insolación.<br />
––¿Saliste a pasear con el calor de hoy?<br />
––¡Que si ha salido! Claro que salió ––terció tía Norris––; ¿querías que<br />
52