You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
293<br />
expresiones de afecto, pero no había tenido tiempo de escribirle; de que<br />
él se consideró feliz de poder ver a Mary aunque sólo fuese media hora,<br />
habiendo permanecido escasamente veinticuatro en Londres, a su<br />
regreso de Norfolk y antes de partir de nuevo; de que Edmund se hallaba<br />
en la capital, donde permanecería unos días, según tenía entendido; de<br />
que no le había saludado personalmente, pero sabía que estaba bien y<br />
que había dejado bien a todos en <strong>Mansfield</strong>; se enteró, en fin, de que<br />
Edmund almorzaría, lo mismo que el día anterior, con los Fraser.<br />
Fanny escuchó, impasible, hasta el último detalle mencionado; es más,<br />
le pareció un alivio para su fatigado espíritu llegar a una certeza; y las<br />
palabras: «así, a estas horas, estará ya todo arreglado» las dijo para sus<br />
adentros, sin traslucir más signo de emoción que un ligero rubor.<br />
Después de hablar otro poco de <strong>Mansfield</strong>, tema por el cual el interés<br />
de Fanny era bien manifiesto, Crawford empezó a insinuar lo oportuno<br />
de un inmediato paseo matinal.<br />
––La mañana es deliciosa ––dijo–– y en esta estación del año las<br />
mañanas radiantes se convierten tan a menudo en desapacibles, que lo<br />
más prudente sería aprovecharla sin demora.<br />
Pero, como esas insinuaciones no consiguieron nada, acto seguido<br />
procedió a recomendar sin ambages ni rodeos a la señora Price y a sus<br />
hijas que dieran un paseo sin pérdida de tiempo. Entonces llegaron a un<br />
acuerdo. Resultó que la señora Price casi nunca se asomaba siquiera a la<br />
calle, excepto los domingos; manifestó que raramente podía, con tanta<br />
familia, disponer de un momento para salir a pasear.<br />
––En tal caso ––sugirió Henry––, ¿no podría usted convencer a sus hijas<br />
para que aprovecharan este tiempo tan espléndido, y concederme el<br />
placer de acompañarlas?<br />
La señora Price se mostró muy agradecida y condescendiente. Dijo que<br />
sus hijas vivían muy recluidas, que Portsmouth era una ciudad muy<br />
aburrida y casi nunca salían, y que le constaba que debían hacer<br />
algunas compras y les gustaría mucho tener ocasión para ello.<br />
La consecuencia fue que Fanny, por extraño que le pareciera... extraño,<br />
molesto y pesaroso, se encontró a los diez minutos caminando en<br />
dirección a High Street, acompañada de Susan y de Henry Crawford.<br />
Pronto vino a sumarse una nueva angustia a su angustia, una nueva<br />
confusión a su confusión; pues, apenas habían alcanzado High Street, se<br />
tropezaron con su padre, cuyo aspecto no era mejor por ser sábado aquel<br />
día. El hombre se detuvo; y, a pesar de su facha poco distinguida, Fanny<br />
se vio obligada a presentarlo a Mr. Crawford. No podía ella dudar de la<br />
clase de impresión que recibiría Henry; seguro que sentiría vergüenza y<br />
disgusto a la vez. Pronto se alejaría de ella, y dejaría de sentir la menor<br />
inclinación por semejante boda. Y no obstante, a pesar de lo mucho que<br />
había deseado un remedio para aquel mal, era éste una especie de<br />
remedio que resultaba casi peor que la enfermedad; y creo yo que apenas<br />
se encontraría a una niña casadera en todo el Reino Unido que no<br />
293