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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
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para que vayas a comer invitada fuera de casa, y que es algo que no<br />
debes esperar que vaya a repetirse nunca. Ni tampoco debes hacerte la<br />
ilusión de que esta invitación signifique ninguna fineza particular hacia<br />
ti; la fineza va dirigida a tu tío, tía y a mí. La señora Grant considera que<br />
nos debe la cortesía de hacerte algún caso, ya que de lo contrario nunca<br />
le hubiera pasado por la cabeza semejante idea, y puedes estar<br />
completamente segura de que si tu prima Julia estuviera aquí, no te<br />
habrían invitado para nada.<br />
Tía Norris había desvirtuado con tanto ingenio toda la parte del favor<br />
atribuible a la señora Grant, que Fanny, viendo que se esperaba que<br />
dijera algo, pudo sólo expresar que estaba muy agradecida a su tía<br />
Beitiam por avenirse a prescindir de ella, y que procuraría dejar la labor<br />
de la tarde para su tía dispuesta de modo que no hubiera lugar a echarla<br />
de menos.<br />
––¡Oh, no lo dudes! Tu tía puede pasar muy bien sin ti, de lo contrario<br />
no te hubiera dejado ir. Yo estaré aquí, de modo que puedes estar<br />
completamente tranquila por tu tía. Y espero que pases un día muy<br />
agradable y lo encuentres todo extraordinariamente delicioso. Pero he de<br />
observar que cinco personas es el número de comensales más desastroso<br />
que soñarse pueda para sentarse en tomo a una mesa; y forzosamente<br />
ha de sorprenderme que una dama tan elegante como la señora Grant no<br />
lo haya combinado mejor. ¡Y alrededor de esa enorme mesa que tienen<br />
ellos, nada menos, tan ancha, que llena el comedor tan horriblemente! Si<br />
el doctor Grant se hubiera conformado con la mesa que yo dejé al<br />
abandonar la rectoría, como hubiera hecho cualquier persona en sus<br />
cabales, en vez de poner esa otra suya tan absurda, que es más grande,<br />
positivamente mayor, que la del comedor de aquí, cuánto mejor,<br />
infinitamente mejor, hubiera hecho, y cuánto, cuánto más se le<br />
respetaría. Porque a la gente nunca se la respeta cuando se sale de su<br />
esfera. No olvides esto, Fanny. ¡Y pensar que cinco, nada más que cinco,<br />
van a sentarse en tomo a aquella mesa! No obstante, yo diría que van a<br />
servir comida para diez.<br />
La señora Norris tomó aliento y prosiguió así:<br />
––La necedad y pretensión de la gente que se sale de su esfera para<br />
aparentar más de lo que es, me hace pensar en la oportunidad de<br />
insinuarte algo a propósito, ahora que vas a alternar en sociedad; he de<br />
rogarte y suplicarte que no hagas nada por destacar, y que no hables ni<br />
expreses tu opinión como si fueras una de tus primas... como si fueras<br />
mi querida María, o Julia. Esto no quedaría nada bien, créeme.<br />
Recuérdalo: dondequiera que estés, debes ser tú la más modesta y la<br />
última; y aunque Mary Crawford está como en su casa en la rectoría, tú<br />
no estás en el caso de ella. Y en cuanto al regreso por la noche, debes<br />
aguardar hasta el momento que Edmund considere oportuno. Deja que<br />
sea él quien decida sobre este punto.<br />
––Sí, señora; nunca se me hubiera ocurrido otra cosa.<br />
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