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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
197<br />
Mientras subía lentamente la escalera pensaba en el día anterior:<br />
alrededor de aquella misma hora había vuelto de la rectoría y hallado a<br />
Edmund en el cuarto del este. «¡Si hoy le encontrase también allí!»,<br />
díjose, cediendo con gusto a la ilusión.<br />
––Fanny ––dijo en aquel momento una voz a su lado.<br />
Dio un respingo y, al levantar los ojos, vio en el corredor que acababa<br />
de alcanzar al mismísimo Edmund, al pie de otro tramo de escalera. Se<br />
dirigió hacia ella.<br />
––Tienes aspecto de cansada, Fanny. Habrás dado un paseo demasiado<br />
largo.<br />
––No, ni siquiera he salido.<br />
––Entonces te has fatigado dentro de casa, lo que es peor. Hubieras<br />
hecho mejor en salir.<br />
Fanny, que no gustaba de quejarse, halló más fácil no contestar; y<br />
aunque él la miraba con su habitual ternura, ella creyó que pronto había<br />
cesado de pensar en su cansancio. No parecía estar muy animado; algo<br />
que no tenía relación con Fanny debía marchar mal. Ambos siguieron<br />
escalera arriba, pues sus habitaciones estaban en el mismo piso<br />
superior.<br />
––Vengo de casa del doctor Grant ––dijo Edmund entonces––. Puede<br />
adivinar lo que me trae aquí, Fanny ––parecía tan convencido, que Fanny<br />
sólo pudo pensar en algo que la ponía demasiado enferma para que<br />
pudiera hablar de ello––. Deseaba comprometer a Mary Crawford para los<br />
dos primeros bailes ––fue la explicación que siguió y que devolvió la vida<br />
a Fanny, capacitándola para, al ver que él esperaba que hablase,<br />
articular algo parecido a una pregunta sobre el resultado.<br />
––Sí ––contestó él––, se ha comprometido a bailarlos conmigo; pero ––<br />
añadió, con una sonrisa un tanto forzada––, dice que será la última vez<br />
que bailemos juntos. No lo dice en serio. Creo... espero... estoy seguro de<br />
que no hablaba en serio; pero hubiera preferido no escucharlo. Dice que<br />
nunca ha bailado con un clérigo, y que nunca lo hará. Lo que es por mí,<br />
hubiera deseado que no hubiese baile, justamente cuando... quiero decir,<br />
no esta semana, precisamente hoy... mañana voy a partir.<br />
Fanny hizo un esfuerzo por hablar, y dijo:<br />
––Siento mucho que haya ocurrido algo que te aflija. Hoy debería ser un<br />
día alegre. Así lo deseaba tu padre.<br />
––¡Ah, sí, sí! Y lo será. Todo acabará bien. Mi contrariedad será<br />
pasajera. En realidad, no es que considere el baile inoportuno. ¿Qué<br />
tiene que ver? Pero, Fanny ––aquí la detuvo cogiendo su mano, para<br />
hablarle más bajo y con mucha gravedad––, tú sabes lo que esto<br />
significa. Tú lo ves, y podrías decirme, acaso mejor que yo a ti, cómo y<br />
por qué estoy contrariado. Deja que te hable un poco. Tú eres una oyente<br />
bondadosa, y más que bondadosa. Me han afligido sus modales de esta<br />
mañana, y no puedo considerarlos bajo un prisma más favorable.<br />
Conozco sus condiciones para ser tan dulce e intachable como tú misma,<br />
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