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Mansfield Park - Educando

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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />

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no sucedió, continuaron hablando de Mary Crawford tan sólo, del gran<br />

afecto que le tenía a él, de los encantos que le había prestado la<br />

naturaleza, de lo excelente que hubiera sido de haber caído a tiempo en<br />

buenas manos. Fanny, que ahora tenía libertad para hablar con<br />

franqueza, consideró más que justificado añadir, a fin de que él<br />

conociera el auténtico carácter de Mary, alguna insinuación sobre la<br />

influencia que el estado de salud de Tom podía suponerse que tendría en<br />

ella para que deseara una completa reconciliación. No era ésta una<br />

indirecta agradable. La humana condición se resistió bastante a admitir<br />

tal posibilidad. Hubiera sido mucho más grato suponerla más desinteresada<br />

en su afecto; pero la vanidad de Edmund no era tan recia como<br />

para luchar largo rato contra la razón. Se resignó a creer que la<br />

enfermedad de Tom había influido en ella, reservándose tan sólo el<br />

consolador pensamiento de que, considerando la fuerte oposición<br />

ejercida por unos hábitos contrarios, su afecto por él había sido en<br />

realidad mayor del que podía esperarse, y por él, precisamente, había<br />

estado más cerca de obrar bien. Fanny pensaba exactamente lo mismo; y<br />

ambos estuvieron igualmente de acuerdo en cuanto al perdurable efecto,<br />

la indeleble impresión que semejante desengaño había de producir en el<br />

espíritu de Edmund. Sin duda el tiempo mitigaría un tanto sus<br />

sufrimientos, pero no dejaba de ser un caso del cual nunca llegaría a<br />

consolarse por completo; y en cuanto a encontrar un día otra mujer que<br />

lograra..., era algo que no podía mencionarse, en absoluto, sino con<br />

indignación. La amistad de Fanny era su único refugio.<br />

CAPÍTULO XLVIII<br />

Que se espacien otras plumas en la descripción de infamias y<br />

desventuras. La mía abandona en cuanto puede esos odiosos temas,<br />

impaciente por devolver a todos aquellos que no estén en gran falta un<br />

discreto bienestar, y por terminar con todos los demás.<br />

Mi Fanny, por supuesto, tengo la satisfacción de poder afirmar que por<br />

entonces había de sentirse feliz, a pesar de todo. Tenía que ser una<br />

criatura dichosa a pesar de lo que sufriera, o creyese sufrir, por la<br />

aflicción de los que la rodeaban. Poseía manantiales de gozo que<br />

imponían su curso. Había vuelto a <strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong>, era útil, era querida,<br />

estaba a salvo de Mr. Crawford; y cuando regresó sir Thomas, de él<br />

recibió cuantas pruebas podía darle, dentro del melancólico estado de<br />

ánimo en que se hallaba, de su perfecta aprobación y creciente<br />

consideración; y con lo feliz que todo esto tenía que hacerla, aun sin<br />

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