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Mansfield Park - Educando

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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />

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contrapuesta a todos los nobles afectos. Veía la prueba de ello en miss<br />

Crawford, tanto como en sus primas. El afecto de Mary por Edmund<br />

había sido noble, el aspecto más noble de sus sentimientos; en su<br />

amistad hacia la misma Fanny no hubo, cuando menos, nada<br />

censurable. ¿Dónde quedaba ahora uno y otro sentimiento? Llevaba<br />

Fanny tanto tiempo sin recibir carta de ella, que tenía algún motivo para<br />

no hacer gran caso de una amistad que daba tan pocas señales de vida.<br />

Llevaba varias semanas sin tener noticias de miss Crawford ni de sus<br />

demás conocidos residentes en la capital, excepto las que recibía a través<br />

de <strong>Mansfield</strong>, y empezaba a sospechar que nunca llegaría a saber si Mr.<br />

Crawford había marchado de nuevo a Norfolk, mientras no se<br />

encontrasen, y que nada más sabría de Mary aquella primavera, cuando<br />

vino la siguiente carta a resucitar viejas sensaciones y crear algunas<br />

nuevas:<br />

«Perdóneme, querida Fanny, tan pronto como pueda, por mi largo silencio,<br />

y muéstrese como si pudiera perdonarme en el acto. Esta es mi<br />

humilde petición y mi esperanza, pues es usted tan buena que estoy<br />

segura de recibir mejor trato del que merezco, y le escribo ahora para<br />

suplicarle una inmediata contestación. Necesito saber cuál es el estado<br />

de cosas en <strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong>; y usted, sin duda alguna, está en perfectas<br />

condiciones de contármelo. Bruto tendría que ser quien no se condoliera<br />

por la pena que les aflige; y por lo que me han dicho, es muy poco<br />

probable que el pobre Tom Bertram llegue a restablecerse por completo.<br />

Al principio, poco caso hice de su enfermedad. Le consideraba una de<br />

esas personas que se inquietan e inquietan a los demás por cualquier<br />

indisposición sin importancia; y me preocupé más que nada por los que<br />

debían cuidarle; pero ahora me han asegurado confidencialmente que se<br />

trata en realidad de algo grave, que los síntomas son de lo más<br />

alarmante y que parte de la familia, por lo menos, está en el caso. De ser<br />

así, es seguro que usted está incluida en esa parte de la familia, la de las<br />

personas con discernimiento, y por lo tanto le ruego que me diga hasta<br />

qué punto he sido bien informada. No hace falta que le diga cuánto me<br />

alegraría si resultara que ha habido algún error, pero la noticia me<br />

impresionó tanto que, lo confieso, todavía ahora me estremezco sin<br />

poderlo evitar. Ver segada la vida de un joven tan magnífico, en la flor de<br />

la juventud, es algo tristísimo. El pobre sir Thomas lo sentirá<br />

tremendamente. Yo misma siento una gran inquietud ante el caso.<br />

¡Fanny, Fanny: ya veo que se sonríe maliciosamente! Pero, por mi honor,<br />

jamás he sobornado a un médico, en mi vida. ¡Pobre muchacho! Si es<br />

que ha de morir, habrá dos "pobres muchachos" menos en el mundo; y<br />

con el rostro muy alto, y sin temblor en la voz, diría ante quien fuese que<br />

ni la riqueza ni la dignidad podían caer en manos que más lo merecieran<br />

que las de Edmund. Fue una loca precipitación la de las pasadas<br />

Navidades, pero el mal de unos pocos días puede borrarse en parte. El<br />

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