11.05.2013 Views

Mansfield Park - Educando

Mansfield Park - Educando

Mansfield Park - Educando

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />

145<br />

Grant, ya que son precisamente la clase de personas que a él le gusta. A<br />

veces falta un poco de animación en casa: a mis hermanas parece que se<br />

les acabó el humor, y es evidente que Tom no se encuentra nada a gusto<br />

entre nosotros. El doctor Grant y su esposa nos traerian un poco de<br />

alegría y harían nuestras veladas más agradables, hasta para mi padre.<br />

––¿Lo crees así? ––dijo Fanny––. En mi opinión, a tu padre no le hace<br />

falta nadie más. Me parece que le encanta esa misma tranquilidad de<br />

que has hablado, que ese ambiente apacible en su círculo familiar es lo<br />

que más le agrada. Y no creo que estemos más serios de lo que solíamos<br />

estar antes... antes de que él se fuera, quiero decir. Por lo que puedo<br />

recordar, siempre fue más o menos igual. Nunca hubo muchas risas en<br />

su presencia. Y si alguna diferencia existe, no es mayor, creo yo, de la<br />

que una tan prolongada ausencia tiende a producir al principio. Es<br />

natural que se observe una cierta cortedad. Pero yo no recuerdo que<br />

antes fueran nunca alegres nuestras veladas, excepto cuando tu padre<br />

estaba en Londres. Supongo que, para la gente joven, nunca son alegres<br />

las veladas cuando las personas respetables están en casa<br />

––Creo que tienes razón, Fanny ––contestó él, al cabo de una breve reflexión––.<br />

Creo que nuestras veladas, más que haber adquirido un nuevo<br />

carácter, vuelven a ser lo que antes fueron. La novedad estuvo en que se<br />

animaran. ¡Hay que ver la impresión que puede dejar en nosotros el<br />

transcurso de unas pocas semanas! Ya me estaba pareciendo que, antes,<br />

nuestra vida nunca había sido así.<br />

––Sin duda yo soy más seria que otras personas ––dijo Fanny––. A mí<br />

las veladas no me resultan largas. Me gusta escuchar a mi tío cuando<br />

habla de las Antillas. No me cansaría de oírle, aunque desarrollara el<br />

mismo tema durante una hora seguida. Para mí es un entretenimiento<br />

mucho mejor que el que he hallado en otras cosas; pero eso será que yo<br />

no soy como los demás.<br />

––¿Por qué dices esto? ––inquirió él, sonriendo––. ¿Quieres que te digan<br />

que tan sólo te diferencias de los demás por lo juiciosa y discreta? Pero<br />

¿cuándo, ni tú ni nadie, ha obtenido de mí una galantería, Fanny? Ve en<br />

busca de mi padre, si quieres que te regalen los oídos. Él te complacerá.<br />

Pregúntale a tu tío lo que opina, y no escucharás pocas lisonjas; y<br />

aunque éstas se refieran principalmente a tu persona, tendrás que<br />

resignarte a ello y confiar en que, al mismo tiempo, él considera tu alma<br />

igualmente hermosa.<br />

Semejante lenguaje era tan nuevo para Fanny, que la dejó totalmente<br />

confundida.<br />

––Tu tío te encuentra muy bonita, querida Fanny, y éste es el quid de la<br />

cosa. Nadie, excepto yo, le hubiera dado a esto mayor importancia, y<br />

cualquiera, menos tú, se ofendería de que antes no la considerasen muy<br />

bonita; pero lo cierto es que hasta ahora nunca te había admirado tu tío,<br />

y ahora sí. Ha mejorado tanto tu aspecto, ha ganado tanto tu rostro, y tu<br />

figura... que no, Fanny, no pretendas cambiar de conversación; se trata<br />

145

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!