11.05.2013 Views

Mansfield Park - Educando

Mansfield Park - Educando

Mansfield Park - Educando

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />

87<br />

deseo de evitar que se particularice con ella... Fíjese, señora Rushworth,<br />

fijese usted ahora en su rostro. ¡Qué expresión tan distinta de la que<br />

puso durante los dos últimos bailes!<br />

María parecía estar satisfecha, en efecto: en sus ojos había un brillo<br />

ilusionado y hablaba con gran animación, pues Julia y la pareja de ésta,<br />

Mr. Crawford, se encontraban a su mismo lado. Los cuatro formaban un<br />

grupo. En cuanto a la anterior expresión de su rostro, Fanny no pudo<br />

recordarla, pues había estado bailando con Edmund y no se había<br />

ocupado de su prima. Tía Norris prosiguió:<br />

––¡Es verdad delicioso, señora Rushworth, ver a los jóvenes tan<br />

perfectamente felices, tan idealmente emparejados, tan... tal para cual!<br />

No hago más que pensar en la satisfacción de sir Thomas. ¿Y qué me<br />

dice usted, señora Rushworth, de la probabilidad de otro noviazgo? Mr.<br />

Rushworth ha dado un buen ejemplo, y estas cosas se contagian pronto.<br />

La señora Rushworth, que nunca veía más que a su hijo, se mostró<br />

totalmente desorientada.<br />

––La pareja que está junto a ellos, señora mía ––indicó tía Norris––. ¿No<br />

ve usted también algún síntoma por ese lado?<br />

––¡Ah, vaya...! Miss Julia y Mr. Crawford. Sí, desde luego... una pareja<br />

muy linda. ¿Qué fortuna tiene él?<br />

––Cuatro mil al año.<br />

––No está mal. Los que no tienen más deben contentarse con lo que<br />

tienen. Cuatro mil al año ya representa una buena situación, y él parece<br />

un joven muy sano y agradable, de modo que auguro a Julia mucha<br />

felicidad.<br />

––Todavía no es cosa hecha, señora Rushworth. Sólo hablamos de ello<br />

entre los íntimos. Pero casi no tengo la menor duda de que será. Él se<br />

muestra cada vez más significativo en sus atenciones.<br />

Fanny no pudo seguir escuchando y asombrándose, pues Tom Bertram<br />

se presentó de nuevo en el salón; y, aunque se daba cuenta del gran<br />

honor que él le haría sacándola a bailar, sabía que así iba a suceder.<br />

Tom se dirigió al pequeño círculo de Fanny. Pero en vez de requerirla<br />

para el baile corrió una silla a su lado y empezó a contarle el estado en<br />

que se hallaba un caballo enfermo y la opinión del mozo de cuadra, a<br />

quien acababa de dejar. Fanny comprendió que se había equivocado y,<br />

en la modestia de su espíritu, sintió inmediatamente que había sido<br />

grande su insensatez al esperar otra cosa. Cuando él hubo agotado el<br />

tema del caballo tomó un periódico de la mesa y, mirando por encima del<br />

mismo, dijo con lánguida entonación:<br />

––Si deseas bailar, Fanny, estoy dispuesto a acompañarte.<br />

Con más que igual cortesía, ella rehusó el ofrecimiento: que no, que no<br />

sentía deseos de bailar.<br />

––Lo celebro ––dijo él entonces, en un tono mucho más animado, al<br />

tiempo que abandonaba el periódico––, porque estoy rendido de<br />

cansancio. Lo que me admira es que los demás puedan resistir tanto<br />

87

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!