11.05.2013 Views

Mansfield Park - Educando

Mansfield Park - Educando

Mansfield Park - Educando

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />

69<br />

impedirme que diga algo ocurrente, porque en mí no existe el menor<br />

ingenio. Soy hombre claro, sólo sé decir las cosas por su nombre y puedo<br />

andar perdido en los ribetes de una agudeza durante media hora<br />

seguida, sin dar con ella.<br />

Se hizo un silencio general. Los tres quedaron pensativos. Fanny fue la<br />

primera en hablar de nuevo:<br />

––No creo que vaya a cansarme mucho con sólo pasear por este<br />

delicioso bosque; pero cuando descubramos otro banco, si no os<br />

desagrada, me gustaría sentarme un poco.<br />

––¡Mi querida Fanny! ––exclamó Edmund, brindándole enseguida el<br />

apoyo de su brazo––. ¡Qué descuido el mío! Espero que no te sientas<br />

demasiado fatigada. Acaso ––añadió, dirigiéndose a Mary–– mi otra<br />

compañera me haga el honor de aceptar también mi brazo.<br />

––Gracias, pero yo no siento el menor cansancio.<br />

Mientras esto decía aceptó, sin embargo, el ofrecimiento.<br />

Y la satisfacción de Edmund, por ello, unida a su emoción al sentir esta<br />

clase de contacto por primera vez, hizo que se olvidara un poco de<br />

Fanny.<br />

––¡Si apenas se apoya usted! ––dijo él––. Así no le presto ningún<br />

servicio. ¡Qué diferente el peso de un brazo femenino comparado con el<br />

de un hombre! En Oxford solía muchas veces pasear con algún<br />

compañero que se apoyaba en mi brazo, y, en comparación, no pesa<br />

usted más que una mosca.<br />

––Le aseguro que no estoy cansada, lo que casi me extraña, pues al<br />

menos hemos andado una milla por este bosque. ¿No le parece?<br />

––Ni media milla ––fue la tajante contestación de Edmund; pues no<br />

estaba aún tan enamorado como para medir las distancias o computar el<br />

tiempo con irresponsabilidad femenina.<br />

––¡Oh!, no tiene en cuenta los muchos rodeos que hemos dado. ¡Si ha<br />

sido un continuo serpenteo! El bosque ya debe de tener la media milla en<br />

línea recta, porque no hemos vuelto a verle el fin todavía, desde que<br />

abandonamos el sendero ancho.<br />

––Pero sin duda recordará que, antes de abandonar el sendero ancho,<br />

veíamos el final a cuatro pasos. Miramos hacia abajo contemplando el<br />

panorama y vimos que quedaba cerrado por una verja de hierro, de la<br />

que no podía separamos más que un octavo de milla.<br />

––Bueno, yo no estoy por discutir esos quebrados; lo que sí sé es que es<br />

un bosque muy extenso... y que no hemos cesado de dar vueltas y<br />

revueltas desde que nos internamos en él; por lo tanto, cuando digo que<br />

hemos recorrida una milla, lo hago prescindiendo de la brújula.<br />

––Llevamos exactamente un cuarto de hora en el bosque ––dijo<br />

Edmund, sacando su reloj––. ¿Cree acaso que andamos a cuatro millas<br />

por hora?<br />

––¡Oh!, no me ponga nerviosa con su reloj. Los relojes siempre se<br />

atrasan o se adelantan. Yo no puedo someterme a las arbitrariedades de<br />

69

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!