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Mansfield Park - Educando

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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />

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servicio. También en el arsenal se habían introducido varias mejoras que<br />

deseaba mostrarle.<br />

No tuvo escrúpulos en añadir que tener a Fanny una temporada en<br />

casa sería una gran ventaja para todos.<br />

––No sé a qué será debido ––prosiguió––, pero en casa parece que hace<br />

falta alguien que tenga el esmero y el orden que tú pones en todas las<br />

cosas. La casa está siempre revuelta. Tú harás que las cosas vayan<br />

mejor, estoy seguro. Le dirás a nuestra madre cómo debería estar todo, y<br />

serás útil a Susana, y enseñarás a Betsey, y harás que los muchachos te<br />

quieran y te obedezcan. ¡Qué bien y qué acogedor quedará todo!<br />

Cuando llegó la contestación de la señora Price, vieron que les<br />

quedaban ya muy pocos días de permanencia en <strong>Mansfield</strong>; y parte de<br />

uno de estos días lo pasaron nuestros jóvenes viajeros llenos de alarma a<br />

propósito del viaje, porque cuando llegó el momento de hablar del modo<br />

de realizarlo, y tía Norris vio que toda su ansiedad por ahorrar el dinero<br />

de su cuñado era en vano y que, a pesar de sus deseos e insinuaciones<br />

en favor de un medio de transporte menos caro por tratarse de Fanny, lo<br />

efectuarían en silla de posta; cuando vio que sir Thomas entregaba, en<br />

efecto, unos billetes de banco a William para tal fin, se le ocurrió la idea<br />

de que en el carruaje habría sitio para una tercera persona, y sintió de<br />

pronto unos fuertes deseos de ir con ellos... de acompañarles y visitar a<br />

su pobre y querida hermana, la señora Price. Dio a conocer sus<br />

pensamientos: «tenía que decir» que estaba más que medio decidida a<br />

partir con sus sobrinos; que seria para ella una gran satisfacción; que no<br />

había visto a su pobre y querida hermana desde hacía más de veinte<br />

años; que seria un descanso para los dos hermanos la compañía de una<br />

persona respetable y de experiencia durante el viaje ; y que no podía<br />

menos de pensar que su pobre y querida hermana la consideraría muy<br />

poco amable si no aprovechaba aquella oportunidad para ir a verla.<br />

William y Fanny quedaron horrorizados ante semejante idea.<br />

Todo el encanto de su encantador viaje quedaba deshecho en un<br />

momento. Se miraron con mutua expresión de pesar. Un par de horas<br />

duró la incertidumbre. Nadie intervino para animarla ni para disuadirla.<br />

Dejaron a tía Norris que resolviera por sí misma. La cosa acabó, para<br />

inmensa satisfacción de sobrino y sobrina, al recordar que no era posible<br />

prescindir de ella en <strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> en aquellos momentos; que era ella<br />

demasiado necesaria a sir Thomas y a lady Bertram para cargar con la<br />

responsabilidad de dejarlos, ni que fuera una sola semana, y por lo tanto<br />

debía sacrificar, desde luego, cualquier otro placer al de serles útil.<br />

En realidad, se le había ocurrido que, aunque nada le costaría el viaje<br />

hasta Portsmouth, difícilmente podría evitarse los gastos de vuelta. De<br />

modo que dejó a su pobre y querida hermana abandonada al desencanto<br />

de ver que ella desaprovechaba semejante oportunidad, y así empezaron,<br />

acaso, otros veinte años de separación.<br />

Los planes de Edmund se vieron alterados por este viaje a Portsmouth,<br />

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