11.05.2013 Views

Mansfield Park - Educando

Mansfield Park - Educando

Mansfield Park - Educando

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />

139<br />

su influencia era insuficiente... que todas sus palabras hubieran sido en<br />

vano. Su único recurso fue soslayar el tema en cuanto pudo y torcer el<br />

curso de ideas de sir Thomas hacia una corriente más satisfactoria. No<br />

era poco lo que ella podía insinuar en propia alabanza, respecto de lo que<br />

había atendido, en general, a los intereses y al bienestar de la familia<br />

Bertram, de los muchos esfuerzos y sacrificios que habían de<br />

reconocérsele, en forma de precipitadas idas y venidas y súbitos<br />

desplazamientos de su hogar, y de las incontables advertencias que<br />

oportunamente había hecho a Lady Bertram y a Edmund para la buena<br />

economía de la casa y sobre la desconfianza que merecían ciertas<br />

personas, lo que en todo caso había reportado un considerable ahorro y<br />

hecho posible que más de un mal sirviente fuera sorprendido. Pero su<br />

principal fuerza residía en Sotherton. Su más firme apoyo y mayor gloria<br />

estaba en haber entablado relación con los Rushworth. Ahí su posición<br />

era inexpugnable. Se atribuía todo el mérito de haber conseguido que la<br />

admiración de Mr. Rushworth por María llegase a tener algún efecto.<br />

––Si yo no me hubiese afanado ––dijo––y empeñado en que me<br />

presentaran a su madre, y no hubiese convencido después a mi hermana<br />

para que hiciera la primera visita, es tan seguro como que ahora me<br />

encuentro aquí sentada que no se hubiera llegado a nada; pues Mr.<br />

Rushworth es el tipo de joven quieto, modesto, que necesita verse muy<br />

alentado, y no había pocas muchachas dispuestas a cazarle si nosotros<br />

nos hubiéramos dormido. Pero yo no dejé piedra por mover. Estaba<br />

dispuesta a remover cielo y tierra para convencer a mi hermana, y al fin<br />

lo conseguí. Ya sabes la distancia que nos separa de Sotherton. Era en<br />

pleno invierno y las carreteras estaban poco menos que intransitables,<br />

pero la convencí.<br />

––Sé cuan grande, cuan grande y justificada es tu influencia sobre mi<br />

esposa y mis hijos, y tanto más he de extrañar que no la ejercieras<br />

para... ––¡Querido Thomas, si hubieras visto el estado de las carreteras<br />

ese día! Creí que íbamos a quedar atascados en ellas para siempre, no<br />

obstante haber enganchado los cuatro caballos, desde luego; y el viejo<br />

cochero, el pobre, no quiso ceder su puesto: extremando su celo y su<br />

amabilidad, se empeñó en atendernos, a pesar de que apenas podía subir<br />

al pescante debido al reumatismo que yo le he estado tratando desde<br />

últimos de septiembre. Al fin logré curarle; pero estuvo muy mal durante<br />

todo el invierno. Y aquel día hacía un tiempo tan pésimo, que no pude<br />

evitar el dirigirme a su habitación momentos antes de partir, para<br />

aconsejarle que no se aventurara. Se estaba poniendo la peluca, y le dije:<br />

«Buen hombre, será mucho mejor que no nos acompañéis... ni vuestra<br />

señora ni yo hemos de correr peligro alguno; ya sabéis lo fuerte que es<br />

Esteban, y Charles ha llevado las riendas tan a menudo últimamente,<br />

que estoy segura de que no hay nada que temer». Pero, no obstante,<br />

pronto comprendí que todo sería inútil. Estaba empeñado en ir, y, como<br />

no me gusta ser pesada y entrometida, no dije más; pero mi corazón<br />

139

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!