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Mansfield Park - Educando

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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />

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como lo recuerdas actualmente. En extensión es una nadería..., te<br />

sorprendería su insignificancia; y, en cuanto a mejoras, pocas fueron las<br />

que pude introducir... demasiado pocas. Hubiera preferido poderme<br />

ocupar en ello mucho más tiempo.<br />

––¿Es usted aficionado a esas cosas? ––preguntó Julia.<br />

––Excesivamente; pero teniendo en cuenta las ventajas naturales del<br />

terreno, que eran evidentes, incluso a los ojos de un inexperimentado,<br />

muy poco era lo que quedaba por hacer; y, llevando rápidamente a la<br />

práctica mis conclusiones, me faltaban todavía tres meses para alcanzar<br />

la mayoría de edad cuando Everingham quedó totalmente convertido en<br />

lo que es ahora. Mi plan fue proyectado en Westminster, se alteró acaso<br />

un poco en Cambridge, y se ejecutó a mis veintiún años. Me siento<br />

inclinado a envidiar a Mr. Rushworth por tener ante sí, todavía, tanta<br />

felicidad. Yo he sido un devorador de la mía.<br />

––Los que conciben las cosas con rapidez, pueden resolver y actuar<br />

rápidamente ––dijo Julia––. A usted nunca podrá faltarle ocupación. En<br />

vez de envidiar a Mr. Rushworth, debería ayudarle con su opinión.<br />

La señora Grant, atenta a las últimas palabras de este diálogo, las<br />

apoyó calurosamente, persuadida de que ningún juicio igualaría al de su<br />

hermano; y como María Bertram acogió la idea con el mismo entusiasmo,<br />

manifestando que, en su opinión, era infinitamente mejor consultar a los<br />

amigos y consejeros desinteresados que echar el asunto, sin pensarlo<br />

más, en manos de un profesional, Mr. Rushworth se apresuró a requerir<br />

de Henry el favor de su ayuda; y Mr. Crawford, después de rebajar, como<br />

era propio que hiciese, el valor de sus propios méritos y aptitudes, se<br />

puso a su entera disposición para todo aquello en que pudiera serle útil.<br />

Mr. Rushworth empezó entonces por proponer a Mr. Crawford que le<br />

hiciera el honor de trasladarse a Sotherton y aceptar alojamiento en su<br />

finca; pero la señora Norris, como si leyera en la mente de sus sobrinas<br />

la poca aprobación que les merecía un plan que las separaría de Henry,<br />

se interpuso con una enmienda.<br />

––No cabe dudar del mucho gusto que tendría Mr. Crawford en complacerle;<br />

pero, ¿por qué no agregamos algunos más? ¿Por qué no organizar<br />

una pequeña partida? Aquí hay muchos que se interesarían por las<br />

mejoras, amigo Rushworth, y que gustaría de oír la opinión de Mr.<br />

Crawford sobre el terreno, y que tal vez podrían ayudarle, aunque fuera<br />

muy poco, con sus pareceres. Por mi parte, hace tiempo que deseo hacer<br />

otra visita a su madre; sólo la falta de caballos propios ha hecho que<br />

pareciese tan remisa. Pero así podría ir y pasar unas horas en compañía<br />

de la señora Rushworth, mientras los demás paseasen y decidieran lo<br />

que hay que hacer; y después podríamos volver todos para cenar aquí a<br />

última hora, o bien cenaríamos en Sotherton... en fin, ello depende de lo<br />

que pudiera serle más agradable a su madre, y gozaríamos de un<br />

delicioso regreso bajo la luz de la luna. Creo que Mr. Crawford no tendría<br />

inconveniente en llevamos a mis dos sobrinas y a mí en su birlocho;<br />

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