You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
280<br />
sólo algún que otro ruido innecesario y unos pocos intentos absurdos<br />
para que sus hermanitos guardaran mejor orden del que ella podía<br />
imponer, desempeñó muy bien su cometido. El espíritu de Fanny quedó<br />
tan confortado como su cuerpo; su cabeza y su corazón pronto se<br />
sintieron aliviados con aquella oportuna amabilidad. Susan tenía un aire<br />
franco y sensible; era como William, y Fanny tuvo la esperanza de que se<br />
mostraría, lo mismo que él, bien dispuesta y con buena voluntad hacia<br />
ella.<br />
A este punto más plácido había llegado el estado de cosas, cuando<br />
reapareció William seguido de cerca por su madre y Betsey. Él, con su<br />
completo uniforme de teniente, que daba realce a su estatura, seguridad<br />
y prestancia a sus movimientos, y con la más feliz de las sonrisas,<br />
adelantó directamente hacia Fanny, que abandonó su asiento, quedó<br />
mirándole por un momento con muda admiración y después le echó los<br />
brazos al cuello para desahogar, sollozando, sus encontradas emociones<br />
de alegría y pesar.<br />
Ansiosa porque no fueran a creer que estaba triste, pronto consiguió<br />
dominarse; y secándose las lágrimas, pudo observar con detenimiento y<br />
admirar una por una las llamativas prendas que constituían el uniforme,<br />
mientras se renovaba su ánimo al escuchar a su hermano, que con júbilo<br />
expresaba sus esperanzas de que todos los días tendría ocasión de pasar<br />
unas horas en tierra, antes de hacerse a la mar, y hasta de llevarla a<br />
Spithead para que viera la corbeta.<br />
La siguiente barahúnda se produjo a la llegada de Mr. Campbell,<br />
médico del «Thrush», joven muy atento, que venía en busca de su amigo<br />
y para el cual se encontró una silla con dificultad, y una taza y un plato<br />
mediante un rápido lavado a cargo de Susan. Después de otro cuarto de<br />
hora de charla formal entre los caballeros, de ruido en ruido y de<br />
alboroto en alboroto, hasta verse al fin hombres y niños en revuelto<br />
movimiento, llegó el momento de la partida. Todo estaba dispuesto.<br />
William se despidió... y todos ellos salieron; porque los tres muchachos,<br />
a despecho de los ruegos de su madre, decidieron acompañar a su<br />
hermano y a Mr. Campbell hasta la salida, y Mr. Price fue al mismo<br />
tiempo a devolver el periódico a su vecino.<br />
Algo parecido a la tranquilidad podía esperarse entonces; y en efecto,<br />
en cuanto Rebecca se dejó convencer para que se llevara el servicio de té,<br />
y la señora Price hubo dado unas vueltas en torno a la habitación<br />
buscando una manga de camisa, que Betsey sacó al fin de un cajón de la<br />
cocina, la pequeña reunión compuesta por elementos del sexo femenino<br />
quedó bastante apaciguada; y la madre, después de lamentar una vez<br />
más que fuera imposible tener lo de Sam preparado a tiempo, quedó libre<br />
de otra ocupación para poder pensar en su hija mayor y en los amigos<br />
que acababa de dejar. Empezó a hacerle algunas preguntas, siendo una<br />
de las primeras:<br />
––¿Cómo se arregla con el servicio mi hermana Bertram? ¿Tiene tan<br />
280