Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
88<br />
tiempo. Tendrían que estar enamorados para hallar diversión en una<br />
chifladura como esta; y lo están, sin duda alguna. Si te fijas, verás que<br />
aquí todas las parejas son de enamorados... todas, menos la de mi amigo<br />
Yates y la señora Grant. Y, entre nosotros, Fanny, me parece que lo que<br />
es ella, pobre mujer, necesita un enamorado tanto como las otras. ¡Triste<br />
y desesperada vida debe ser la suya al lado del doctor Grant! ––y al decir<br />
esto volvió el rostro, con una mueca significativa, del lado de la butaca<br />
que ocupaba el aludido; pero, como descubriera que estaba a su lado, se<br />
vio en la imperiosa necesidad de recurrir a un cambio de expresión y de<br />
tema tan brusco, que Fanny, a pesar de todo, apenas pudo contener la<br />
risa––. ¡Vaya cosas raras ocurren en América, doctor Grant! ¿Cuál es su<br />
opinión? Siempre recurro a usted para saber a qué atenerme en las<br />
cuestiones públicas.<br />
––Mi querido Tom ––díjole su tía, hablando en voz alta, unos momentos<br />
después––, como no bailas, supongo que no tendrás inconveniente en<br />
unirte a nosotros para jugar una partida, ¿verdad?<br />
Dejó su asiento y, aproximándose a él para dar más fuerza persuasiva a<br />
su proposición, añadió en un susurro:<br />
––Conviene formar una mesa para la señora Rushworth, ¿comprendes?<br />
Tu madre lo desea muchísimo, pero casi no dispone de tiempo para jugar<br />
ella, debido al fleco que está confeccionando. Ahora bien, entre tú, yo y el<br />
doctor Grant seremos bastantes; y, aunque nosotros sólo jugamos a<br />
media corona, ten en cuenta que debes hacer las apuestas de media<br />
guinea jugando con él.<br />
––Aceptaría con muchísimo gusto ––replicó él en voz alta, al tiempo que<br />
se ponía en pie con presteza––; seria para mí un gran placer... pero en<br />
este mismo instante me disponía a bailar. Vamos, Fanny ––agregó,<br />
tomando a su prima de la mano––, no pierdas más tiempo, o<br />
empezaremos cuando el baile ya habrá terminado.<br />
Fanny se dejó llevar de muy buena gana, aunque le era imposible<br />
sentirse muy agradecida a su primo o distinguir, como él hizo por cierto,<br />
entre el egoísmo de otra persona y el propio.<br />
––¡Bonita proposición, válgame Dios! ––exclamó él, indignado, mientras<br />
se alejaban––. ¡Intentar coserme a una mesa de cartas por un par de<br />
horas con ella y el doctor Grant, que siempre están peleando, y esa vieja<br />
pesada que entiende tanto de whisi como de álgebra! Seria de desear que<br />
mi tía no fuese tan entrometida. ¡Y además, proponérmelo en esa forma...<br />
sin ninguna ceremonia, delante de todos, para comprometerme! Esto es<br />
lo que me disgusta más que nada. ¡Es lo que más me saca de quicio, esa<br />
ficción de que me consulta, de que me da a elegir, mientras lo hace de un<br />
modo como para obligarle a uno a hacer lo que a ella se le antoja... ¡sea<br />
lo que sea! De no habérseme ocurrido felizmente salir a bailar contigo, no<br />
hubiera podido escabullirme. ¡Vaya mala suerte! Pero cuando a mi tía se<br />
le mete una idea en la cabeza no hay quien la detenga.<br />
88