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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
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esa felicidad y conveniencia no son incompatibles con las de él. Corre<br />
con su propio riesgo. Tú pisas terreno seguro. He accedido a que te vea<br />
siempre que nos visite, lo mismo que si nada de eso hubiera ocurrido. Le<br />
verás, estando rodeada de todos nosotros, como antes, y procurando<br />
desechar todo recuerdo desagradable. Por otra parte, va a marcharse tan<br />
pronto de Northamptonshire, que ni siquiera este pequeño sacrificio se te<br />
pedirá muchas veces. El futuro puede ser muy incierto. Y ahora, querida<br />
Fanny, este asunto ha terminado entre nosotros.<br />
La promesa de que él partía, fue lo único en que pudo pensar Fanny<br />
con gran satisfacción. Sin embargo, fue también sensible a las amables<br />
expresiones de su tío y a su tono condescendiente; y al considerar cuán<br />
lejos estaba él de conocer toda la verdad, reconoció que no tenía derecho<br />
a asombrarse de la línea de conducta que había adoptado. De él, que<br />
había casado una hija con Mr. Rushworth... ciertamente no cabía<br />
esperar románticas delicadezas. Ella tenía que cumplir con su deber, y<br />
confiar que el tiempo haría su deber más llevadero.<br />
Aunque sólo contaba dieciocho años, no podía suponer que el afecto de<br />
Mr. Crawford fuese a durar para siempre; no podía menos de imaginar<br />
que una resuelta y constante indiferencia por su parte tendría que<br />
acabar a la larga con las ilusiones del galán. Cuanto tiempo concedía<br />
ella, en su fantasía, al predominio de las mismas, es ya otra cuestión. No<br />
sería correcto averiguar en una damisela la exacta estimación de sus<br />
propias gracias.<br />
A despecho de su proyectado silencio, sir Thomas viote obligado a mencionar<br />
una vez más el asunto a su sobrina, a fin de prepararla<br />
brevemente sobre la notificación del mismo a sus tías; medida que él<br />
hubiera querido evitar todavía, pero que se hizo necesaria ante la total<br />
oposición de Mr. Crawford a todo procedimiento secreto. No tenía él el<br />
menor propósito de ocultarlo a nadie. Era totalmente conocido en la<br />
rectoría, donde gustaba de hablar sobre el futuro con sus dos hermanas,<br />
y sería muy grato para él tener testigos de excepción atentos al progreso<br />
de su conquista. Al enterarse de esto sir Thomas, comprendió la<br />
necesidad de hacer partícipes del caso a su esposa y a su cuñada, sin<br />
dilación; aunque, por cuenta de Fanny, casi temía tanto como ella el<br />
efecto que la comunicación produciría a tía Norris. Consideraba fuera de<br />
lugar su erróneo aunque bien intencionado celo. Sir Thomas, en<br />
realidad, no estaba por entonces muy lejos de clasificar a tía Norris como<br />
una de esas personas bien intencionadas que están siempre cometiendo<br />
desaciertos y cosas muy desagradables.<br />
Tía Norris, sin embargo, le quitó un peso de encima. Él hizo presión<br />
para que observara la indulgencia y el silencio más estrictos hacia su<br />
sobrina; y ella no sólo lo prometió, sino que cumplió su promesa. Lo<br />
único que hizo fue mostrar su creciente malquerencia. Estaba indignada,<br />
amargamente indignada; pero era mayor su indignación por haber<br />
recibido Fanny semejante ofrecimiento, que porque lo hubiera rechazado.<br />
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