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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
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estado suspirando y muriéndose por encamar el personaje de Barón en<br />
Ecclesford. Había envidiado todas las peroratas retumbantes a cargo de<br />
lord Ravenshaw, teniendo que conformarse con recitarlas para sí en la<br />
soledad de su habitación. La furia del barón Wildenheim marcaba el<br />
cénit de su ambición interpretativa; y, con la ventaja de saber ya de<br />
memoria la mitad de las escenas, se ofreció en el acto para encargarse<br />
del papel. Aunque para hacerle justicia deberemos añadir, sin embargo,<br />
que no se decidió; pues, recordando que también Frederick tenía que<br />
declamar a gritos en algunas escenas, sintió igual entusiasmo por este<br />
personaje. Henry Crawford se brindó para cualquiera de los dos. En<br />
cuanto Mr. Yates se decidiese por uno, él aceptaría el otro con mucho<br />
gusto. Ello dio lugar a un breve intercambio de cumplidos. Miss Bertram,<br />
o sea la mayor de las dos hermanas, que tenía puesto todo su interés en<br />
interpretar el papel de Agatha, decidió resolver ella la cuestión; a tal fin,<br />
hizo observar a Mr. Yates que era aquél un caso en que la estatura y la<br />
figura debían tenerse muy en cuenta y que, siendo él el más alto, parecía<br />
lo más adecuado que interpretase el papel de Barón. Todos reconocieron<br />
que tenía mucha razón, y como los papeles fueron aceptados,<br />
respectivamente, por los dos caballeros de acuerdo con su sugerencia,<br />
ella se aseguró al Frederick que le interesaba. Tres de los papeles<br />
estaban ya repartidos, sin contar a Mr. Rushworth, por quien siempre<br />
contestaba María en el sentido de que aceptaría lo que fuese, con mucho<br />
gusto. Pero Julia, que quería para sí, lo mismo que su hermana, el papel<br />
de Agatha, empezó a mostrarse escrupulosa por cuenta de miss<br />
Crawford:<br />
––Esto no es portarse bien con los ausentes ––dijo––. Aquí no hay<br />
bastantes personajes femeninos. Amelia y Agatha no están mal para<br />
María y para mí, pero no queda nada para su hermana, Mr. Crawford.<br />
Mr. Crawford hubiera deseado que nadie pensara en eso. Estaba<br />
completamente seguro de que su hermana no tenía el menor empeño en<br />
hacer función, prestándose con mucho gusto a ello tan sólo si la<br />
precisaban, y sabía que en este caso no permitiría que se preocupasen<br />
por ella. Tom Bertram, en cambio, se pronunció en el sentido de que el<br />
papel de Amelia correspondía por todos conceptos a Mary Crawford.<br />
––Es tan natural como necesario que lo reservemos para ella ––dijo––,<br />
puesto que Agatha encaja a cualquiera de mis hermanas. No puede<br />
haber sacrificio por parte de éstas, pues se trata de un personaje en<br />
extremo cómico.<br />
A esto siguió un corto silencio. Las dos hermanas estaban impacientes.<br />
Cada una de ellas se creía con más derechos sobre la otra para aspirar al<br />
papel de Agatha, y cada una esperaba que los demás dieran el empujón<br />
que inclinase la balanza a su favor. Henry Crawford, que entretanto<br />
había tomado el libro en sus manos y con aparente indiferencia hojeaba<br />
el primer acto, pronto decidió la cuestión:<br />
––Debo rogar a miss Julia Bertram ––dijo–– que no se encargue del<br />
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