Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
221<br />
Pero esto Henry no pudo permitirlo. La ocasión era demasiado propicia,<br />
y sus ansias demasiado impacientes. Fue tras ella inmediatamente. «No<br />
debía irse, tenía que concederle cinco minutos más.» Y la tomó de la<br />
mano, y la condujo de nuevo a su asiento, y ya estaba a la mitad de la<br />
subsiguiente explicación cuando ella se dio cuenta de por qué la había<br />
retenido, sin que hasta aquel momento lo hubieraa sospechado siquiera.<br />
No obstante, al comprenderlo y ver que Henry pretendía hacerle creer<br />
que ella había despertado en su corazón unas sensaciones que hasta<br />
entonces no había conocido, y que cuanto había hecho por William había<br />
que relacionarlo con su enorme e incomparable devoción por ella, se<br />
sintió en extremo disgustada y, por unos instantes, incapaz de hablar. Lo<br />
consideró todo como tontería, como simple frivolidad y galanteo, con el<br />
único propósito de hallar un pasatiempo temporal; no pudo menos de<br />
sentirse incorrecta e indignamente tratada, de un modo que no merecía;<br />
pero él y esta forma de proceder venían a ser una misma cosa, formando<br />
una sola pieza con lo que antes había tenido ella ocasión de ver; y ahora<br />
se abstendría de mostrarle ni la mitad del disgusto que sentía, porque<br />
por otra parte le debía una gratitud que ninguna falta de delicadeza<br />
podía convertir en bagatela. Mientras el corazón le saltaba aún de alegría<br />
y reconocimiento por lo de William, no podía acusar un grave<br />
resentimiento por nada que tan sólo a ella la injuriase; y después de<br />
haber retirado por dos veces la mano, y por dos veces intentado en vano<br />
apartarse de él, púsose en pie y dijo, con gran agitación:<br />
––No siga, Mr. Crawford, por favor. Le ruego que no continúe. Este<br />
modo<br />
de hablarme es muy desagradable para mí. Debo irme. No puedo<br />
soportarlo.<br />
Pero él seguía hablando, describiendo su afecto, solicitando una correspondencia<br />
y, finalmente, con palabras tan claras que no podían tener<br />
más que un significado hasta para ella, le ofreció su persona, su nombre,<br />
su fortuna... todo, en fin; y aunque seguía sin poder suponer que hablara<br />
en serio, apenas podía resistirlo. Él le exigía una contestación.<br />
––¡No, no, no! ––exclamó ella, ocultando el rostro––. Todo esto es<br />
absurdo. No me torture. No puedo escucharle más. Su amabilidad en el<br />
caso de William me obliga con usted más de lo que cabe expresar con<br />
palabras; pero no quiero, no puedo soportar, no debo escuchar esas...<br />
No, no; no piense en mí. Aunque ya sé que no piensa en mí en realidad.<br />
Sé muy bien que no hay nada de esto.<br />
Acababa de soltarse de él y, en aquel preciso instante, se oyó la voz de<br />
sir Thomas hablando a un criado camino de la habitación donde se<br />
encontraban. No había tiempo para más argumentos o más súplicas,<br />
aunque fuese una cruel necesidad separarse de ella en el momento en<br />
que, para el espíritu confiado y presuntuoso de Henry, parecía ser tan<br />
sólo la modestia lo que se oponía en el camino de la felicidad perseguida.<br />
Fanny salió precipitadamente por una puerta opuesta a aquella por<br />
221